Se trata de papeles que usa el BCRA para absorber el exceso de pesos y cumplir con su objetivo de base monetaria.
En dos días el Banco Central renovó vencimientos de Letras de Liquidez (Leliq) por unos 120.000 millones de pesos. Por esa deuda, emitida a 7 días de plazo, pagará una tasa anual cercana al 70%. El stock de Leliq ronda los 400.000 millones de pesos y ya es mayor al de las Letras del Banco Central (Lebac) que hoy está en 340.000 millones. Las Lebac rinden cerca del 45% en promedio, y se extinguirán a fin de año.
A simple vista, pareciera que para desarmar la bola de nieve de las Lebacs el Central está armando otra por la que hoy, además, paga una tasa de interés mayor.
Pero detrás de ese dato objetivo hay matices. Las Lebac se convirtieron en un problema porque podían comprarlas desde el más sofisticado fondo de inversión internacional hasta un asalariado con cuenta sueldo en un banco local.
Un caso muy particular con los pequeños inversores
En palabras de las actuales autoridades del Banco Central, “no ocurre en ningún lugar del mundo que un pequeño inversor acceda a la mejor tasa del mercado por deuda emitida por el deudor de menor riesgo del mercado”.
Otro problema: el drama de los llamados “supermartes” de cada mes y la renovación de vencimientos, cuando un inversor internacional quería salir de las Lebac, pasarse a dólares y abandonar el mercado argentino. De hecho es lo que pasó en abril y desde allí, cada super martes.
Leliq, solo pueden ser compradas por los bancos
Ahora, las Leliq solo pueden ser compradas por los bancos, es decir, las entidades reguladas por el Banco Central. Supone que las renovaciones no deberían ser tan problemáticas. El poder de presión del regulador sobre el regulado es mucho mayor que sobre un inversor particular.
Esto quiere decir, simplemente, que el Central no debería tener problemas en absorber los pesos que necesita absorber, colocándoles todas las Leliq que necesite a los bancos. Eso sí, la tasa de cada colocación la ponen los bancos. El Central puede complementar esta relación con los bancos tocando los encajes -remunerados o no- para que la absorción, más allá de la tasa que es indudablemente alta- sea lo menos traumática posible.
El ex director del Banco Central, Julio Piekarz, calcula que el Central tendrá que absorber a razón de 90.000 millones de pesos por mes hasta junio de 2019. Y a estas tasas, el costo -déficit cuasifiscal- alcanzará los 400.000 millones de pesos, aunque podría reducirse a 300.000 millones si -como avisó el BCRA- expande la base monetaria, por cuestiones estacionales, en diciembre de 2018 y junio de 2019.