La noche del sábado 16 de febrero siete de sus amigos lo invitaron a salir para divertirse, tal como acostumbraban a hacerlo. Lo citaron en una gomería, que es propiedad de uno de ellos, y comenzaron a tomar. Todo transcurría normalmente hasta que de un momento a otro, las cosas se tornaron pesadas. Entre todos lo obligaron a tomar sin pausa una serie interminable de tragos de fernet puro y en minutos hicieron que prácticamente perdiera el conocimiento.
Segundos después ocurrió lo peor: uno ató sus manos y tres de ellos lo violaron. Un quinto integrante filmó toda la secuencia mientras que los otros dos, a los gritos, festejaban el abuso. Como si fuera un logro. Desvanecido, lo subieron a su bicicleta para que se fuera pero perdió el control, se cayó y sufrió más heridas de las que le habían ocasionado. Finalmente, en una camioneta, lo llevaron a hasta su casa y le dijeron a la familia que su estado deplorable era simplemente por el accidente en la bici.
Ese fue el horror que tuvo que soportar el joven de 25 años de la localidad cordobesa de Sebastián Elcano que fue violado por sus compañeros, por sus amigos de toda la vida. Pero el drama no terminó ahí. Casi un mes después se enteró de que el video del abuso había sido compartido por Whatsapp y casi todo el pueblo vio el sometimiento que vivió por parte de la violenta “manada”. Luego de estar recluido en su casa, deprimido, su familia lo convenció de hacer la denuncia ante a Justicia.
Fue entonces que, en compañía de su padre, se dirigió hasta los tribunales de Dean Funes y ante la fiscal de Instrucción, Fabiana Pochettino, contó todo. Además de buscar justicia, el joven se animó a exponer semejante humillación para evitar de alguna manera que el video de la violación continuara siendo viralizado. Sebastián Elcano es una pequeña localidad de unas 2.500 personas y a esta altura son muy pocos los que no saben lo que ocurrió.
“Lo violaron, lo filmaron, se burlaron, distribuyeron el video y gozaron. Son depredadores que se aprovecharon de una persona completamente vulnerable y que, peor aún, conocían”, dijo Carlos Nayi, abogado de la familia de la víctima, quien contó los detalles de lo ocurrido aquel sábado y de las dramáticas secuelas que sufre hoy la víctima.
El joven es padre de una nena de cinco años, trabaja en la municipalidad y es el único sostén de la familia. De hecho, contó el letrado a este medio, uno de los violadores es compañero suyo en el trabajo. De ahí que trascendió que los acusados estarían teniendo algún tipo de protección por parte de las altas esferas de la localidad para evitar que el escándalos los salpique. “Esperemos que no sea así. Confío en que la fiscal va a actuar de manera correcta y vamos a lograr justicia“, expresó el Nayi.
La fiscal ordenó el secuestro de los teléfonos celulares de los sospechosos para que sean peritados por técnicos de la Policía Judicial. Además, analiza el video que fue grabado con un celular para determinar el grado de participación de cada uno de los miembros de la “manada” en la violación para saber qué calificación les corresponde. Por eso, con los elementos que hay hasta el momento, imputó a los siete del delito de abuso sexual con acceso carnal, aunque no los detuvo porque consideró que no había riesgo de entorpecer la investigación ni de fuga.
“Vamos a pedir que se suba la calificación abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante porque los que cometieron este acto de barbarie eran conocidos de este joven. Pero no sólo eso. Son personas que van a necesitar ayuda psicológica porque a quién se le ocurre aprovecharse de una persona con las limitaciones que tiene la víctima“, adelantó el Nayi, quien además va a pedir que los acusados sean detenidos porque “son personas que representan un riesgo social y dueñas de un sentimiento perverso, propenso a cualquier maldad”.
Las limitaciones a las que hace referencia el abogado no son solo las que le produjo la brutal ingesta de fernet de ese día. La víctima es una persona con cierto nivel de retraso madurativo y con capacidades limitadas para comunicar. De ahí que, en parte, haya tardado tanto tiempo en animarse a contar lo que le pasó. “Cuando algo así le pasa a una mujer es terrible. Y le cuesta mucho poder contarlo. Pero cuando es un hombre la víctima puede llegar a ser más difícil aún poder contarlo por el tipo de sociedad machista en la que vivimos. Mi representado fue humillado, destruido”.
El dolor no termina. La pequeña hija sufrió burlas en el colegio después de que se viralizaran las imágenes. Le costó contarle a su mamá porque se trata de una mujer que está enferma. Por el momento, las identidades de los acusados no trascendieron por pedido de la propia fiscal y del abogado de la víctima, ya que se trata de un delito de índole personal.