El Gobierno girará $ 162 millones en todo el país y repartirá otros $ 95 millones para la impresión de boletas.
La Casa Rosada destinará $ 162 millones para financiar la campaña de los candidatos que en todo el país competirán en las elecciones generales del 22 de octubre. En paralelo, estableció los valores de referencia de la impresión de boletas en cada provincia, que también corren por cuenta del Estado y que significarán alrededor de $ 95 millones más.
Con la firma de Christian Álvarez Flores, la Dirección de Financiamiento Partidario del Ministerio del Interior dispuso ayer que el Estado aporte $ 54 millones a los partidos que superaron las PASO y participarán de la campaña para el Senado en ocho provincias; y otros $ 108 millones para financiar la campaña de los candidatos a diputados nacionales en los 24 distritos del país.
La contienda en la provincia de Buenos Aires será, de lejos, la más costosa y absorberá casi la mitad de esos fondos. Según se publicó ayer en el Boletín Oficial, el Ministerio del Interior destinará a los partidos bonaerenses $ 42,4 millones para financiar la campaña de senadores y otros $ 39,9 millones para la de diputados.
Esos $ 82,3 millones se repartirán entre los cinco frentes que superaron el piso del 1,5% de los votos en las PASO: Unidad Ciudadana, Cambiemos, 1 País, el Frente Justicialista Cumplir y el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT). El 50% de los fondos se repartirán de manera igualitaria entre las cinco fuerzas ($ 8,2 millones para cada una). El otro 50% se distribuirá a partir de los votos que consiguieron en las PASO, con lo cual el oficialismo y el kirchnerismo se quedarán con el grueso de la diferencia.
Aparte de los gastos de campaña, el Estado también deriva fondos a los partidos para imprimir sus boletas. Para las PASO, el Estado nacional le pagó a cada partido el equivalente a un padrón de boletas (una boleta por votante). Para las elecciones generales, cada fuerza recibirá fondos para imprimir un padrón y medio.
La segunda disposición publicada ayer en el Boletín Oficial establece el valor de referencia de esa impresión para cada distrito. Con sus 12 millones de electores, la provincia de Buenos Aires vuelve a ser el distrito más caro.
Cada frente bonaerense recibirá $ 4.223.734,26 para imprimir 18 millones de boletas de los candidatos a senadores y otro tanto para diputados. Son $ 8.447.468,52 para cada partido. Con cinco fuerzas en carrera hacia octubre, el Estado pagará un total de $ 42,2 millones para las boletas bonaerenses.
Si se agregan los gastos de financiamiento de campaña a los de impresión de boletas, los cinco partidos bonaerenses que competirán en octubre recibirán del Estado unos $ 24,6 millones.
La segunda provincia más “cara” es Santa Fe, donde cada padrón y medio de boletas le demandará al Estado $ 936.000, pero hay diez partidos en carrera hacia octubre: consumirán fondos por $ 9,3 millones. Le sigue Córdoba, que tiene un padrón más caro, de $ 995.000, pero siete partidos en carrera: $ 6,9 millones. Cierra el lote la Capital Federal, donde seis fuerzas cobrarán $ 881.000 para imprimir boletas: un total de $ 5,2 millones.
En el otro extremo se ubica Tierra del Fuego, que tiene el padrón y medio de boletas más barato ($ 45.000) del país y nueve fuerzas en carrera hacia octubre: $ 412.000.
LA NACION tomó el valor de referencia de todas las jurisdicciones y lo combinó con la cantidad de fuerzas que en cada provincia superaron el piso de las PASO: la suma total, que será informada en los próximos días por el Gobierno, ronda los $ 95 millones. Si se le agregan los $ 162 millones para los gastos de campaña, el Estado destinará casi $ 260 millones para los candidatos que competirán en octubre.
Para las PASO, el Estado nacional había pagado $ 144 millones para impresión de boletas en todo el país, además de $ 81 millones para gastos de campaña de los partidos. Las agrupaciones recibieron otros $ 80 millones extras, que surgieron de fondos recuperados de comicios anteriores.
Al mismo tiempo, la Casa Rosada se ahorró en las PASO unos $ 88 millones, al decidir que sólo iba a pagar la impresión de un padrón de boletas por partido y no un padrón por cada lista presentada por cada partido. Fue luego de comprobar que muchas fuerzas políticas de escasa o nula relevancia presentaban múltiples listas: una intentó que se le aprobaran 26 boletas distintas de candidatos.
Fuente: La Nación