Producto de la caída de las tasas de interés en términos reales y la hiper liquidez, las colocaciones del sector privado en pesos retrocedieron 10% en un mes, unos $150.000 millones. Medidas del BCRA para revertir esa tendencia.
La última semana el Banco Central tomó nota de la abrupta caída de los depósitos a plazo fijo y del traspaso de estos fondos a caja de ahorro. Éste es el paso previo a una eventual dolarización, como se observó en el rampante ascenso de las cotizaciones alternativas del dólar, aquellas que no quedan alcanzadas por el control de cambios en el mercado oficial, ya en el rango récord de los 100 pesos.
Este movimiento no es casual: obedece a la abrupta caída de las tasas para ahorristas, ya debajo del 20% anual y menos que la mitad de la inflación esperada para los próximos doce meses, y también a la híper liquidez imperante en en la plaza financiera, por la inyección de pesos encarada por el Banco Central, para que el Estado nacional pueda cubrir todos los flancos de la asistencia social y económica para la población y rubros productivos, en el marco de la emergencia por el coronavirus COVID-19.
En ese sentido, el BCRA dispuso que los plazos fijos menores a $1 millón remunerarán a los ahorristas con una tasa de interés mayor, equivalente al 70% de la tasa de Leliq que el Central les paga a los bancos, hoy en el 38% anual.
Al 13 de abril, las tasas de interés por depósitos a 30 días de plazo en entidades financieras promediaba el 18,66% anual. Esta tasa mínima estipulada para el ahorro a plazo en el sistema bancario será ahora del 26,6% anual, unos ocho puntos extra da la que venían ofreciendo las entidades financieras.
Esta medida se considera oportuna desde el punto de vista de los inversores, por cuanto ese rendimiento frente a una tasa de inflación que se mantiene en el rango de 50% al año, podría llegar a derivarse al circuito del dólares a través de las operaciones bursátiles o directamente del mercado informal.
fuente: infobae