Con la pelota sin rodar desde marzo en Argentina, los violentos vieron desplomarse sus ingresos y “negocios” cn los pobres hinchas. En consecuencia, se reconvirtieron, participando de otros ilícitos que les abrieron la puerta durante la pandemia.

Es sabido que los barrabravas en la Argentina son una pandemia en sí mismos. Y que han venido a infectar desde hace mucho tiempo al fútbol generando un raid de sangre, muerte y negocios ilegales al amparo de la Policía y de la dirigencia política, deportiva y sindical. Pero así como el coronavirus les pegó de lleno a muchas empresas y trabajadores, a los barras les pasó lo mismo. Sin fútbol desde mediados de marzo y con el posible regreso de los hinchas a los estadios recién en 2021, sus ingresos han menguado casi en su totalidad.

No se iban a quedar quietos

El merchandising ilegal, la reventa de entradas, la recaudación millonaria de los trapitos y los puestos de comida y bebida en los alrededores del estadio han desaparecido. Cierto, los capos de estas asociaciones ilícitas que gobiernan el fútbol siguen recibiendo su mensualidad. Pero el verdadero botín quedó de lado. Y entonces se han reciclado. Ahora sus huellas pueden rastrearse directamente en cuatro ámbitos que están en pleno auge: el narcotráfico, las ursurpaciones de terrenos para posterior loteo, la mafia china y el clientelismo.

Tomas de tierras

Según denunció la Cámara Inmobiliaria de la Provincia de Buenos Aires hubo dos tomas en La Plata lideradas por los violentos triperos: una en un terreno entre las calles 44 y 170 y otra en las calles 138 y 432. “Las lotean y las venden a incautos que están desesperados por un pedazo de tierra”, afirman. Las localidades más golpeadas por esta modalidad son Abasto, Los Hornos y Melchor Romero.

Algo similar ocurrió en Altos de San Lorenzo, aunque ahí se adjudica el intento de toma a la barra de Estudiantes. Cabe recordar que la barra tripera ya estuvo involucrada en una toma muy importante de varias de las 260 unidades construidas en Tolosa en el marco del Programa Federal de Construcción de Viviendas. En aquel momento se le había adjudicado la acción a los Papupa, la familia Córdoba, quienes fueron referentes históricos de la tribuna de Gimnasia.

Beneficiados con la pandemia

Las ursurpaciones han sido durante este lapso un botín muy fructífero para los barras. La de Los Andes ha actuado en terrenos en Turdera y Lavallol, la de Temperley no se quedó atrás y en Florencio Varela fue denunciado por ursurpador Meloncito Saavedra, dos meses después de haber sido beneficiado con la prisión domiciliaria por la pandemia del coronavirus. Meloncito fue uno de los partícipes de la sangrienta interna de la barra de Defensa y Justicia entre las facciones Mataderos, a la que él lidera, y Zeballos, nombradas así por los barrios a los que representan.

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