Por Manuel Rivas* Director Diario Cuarto Poder | Elegir la profesión del periodismo es habitar un mundo que puede sorprender a cada instante. La sociedad necesita de información y allá van esos profesionales en su búsqueda, no importan los obstáculos y las dificultades.
El periodista es un bicho que se vive preguntando y contestando cosas, pero no está loco –al menos en la gran mayoría-. Se trata de un ejercicio previo que tiene que hacer antes de entregar su producción al público.
No es un artista, aunque algunos parezcan estrellas inalcanzables. Es un ser humano como cualquiera, expuesto a los mismos peligros que cualquiera, como en la presente pandemia que afecta al mundo entero.
Es por ello que, en vísperas al Día del Periodista, una jornada que será distinta a todas las que se celebraron en los años anteriores, incluso desde la creación de La Gazeta de Buenos Aires, por Mariano Moreno, quería reflexionar sobre aquellos colegas que no están.
Me tocó compartir redacción con grandes periodistas. Aprendí mucho de ellos. Tuve la suerte de compartir charlas y enseñanzas de don Julio Aldonate, quien solía decir que yo no dejaba de ser profesor cuando escribía mis columnas. Era un periodista de raza, que supo escribir durante tres décadas el panorama tucumano de La Gaceta, privilegio y marca inigualable.
También me viene a la mente mi compañero de Redacción en Diario El Tribuno, Martín Nieva. Hombre que cubría los sucesos del interior y a quien aprendí a conocer en una dimensión humana. Compartió conmigo su pasión por el folclore y me dejó muchas anécdotas en nuestra labor.
Hace unos días, se nos fue Luis Fernando Ledesma, otro compañero de Redacción de El Tribuno de Tucumán, con quien compartimos la tarea periodística y también las penas que a veces la vida nos pone por delante. Recuerdo una madrugada en que mi celular –al que nunca apagaba- sonó y del otro lado escuché la voz entrecortada por el llanto de Fernando, avisándome que su hija Virginia había fallecido.
Fue un momento en el que no supe qué decirle, yo que trabajaba todos los días con las palabras. Desde entonces ya no dejé encendido mi celular por las noches. ¿Y a qué viene este recuerdo tan doloroso? Justamente a pensar en estos tiempos difíciles en la cuestión humana. No somos eternos. No tenemos garantía si nos rompemos el cuerpo o el alma.
Fernando nunca pudo reponerse de ese golpe tan doloroso que le dio el destino, pero trató de seguir, averiado, con la profesión que había elegido. En la foto que ilustra esta nota se toca el corazón, ese que quedó destrozado con la pérdida de su hija.
Hoy, junto a estos compañeros de Redacción, también recuerdo a un gran amigo, Héctor Durand, que decidió marcharse de este mundo el día de mi cumpleaños.
Es por ello que, en vísperas a este día tan importante para aquellos que abrazamos esta profesión, quiero abrazar a mis colegas, dejar las rencillas cotidianas de lado, las peleas y las grietas que también se generan en esta actividad, y desearles un Feliz Día del Periodista. El abrazo lo dejamos pendiente para cuando acabe esta pandemia.
*Periodista, escritor, profesor de Letras e Historia