Aprovechan que los ómnibus se desvían hacia la villa 31 y tienen que reducir la velocidad. Barretean los depósitos de equipajes y se llevan lo que pueden.

Todo pasa en calle 3 y Carlos Perette. Por ahí se entra a la Terminal de Ómnibus de Retiro y también a la Villa 31. Para los choferes son los diez metros más difíciles del viaje: tienen que doblar 90 grados entre el tránsito, ir despacio, esquivar pozos imposibles y hasta subir medio colectivo a la vereda. Hay una mujer policía que organiza el tránsito, pero no siempre está. Es temporada alta, los micros llenos de turistas salen a cada rato y los “barreteros” o “robavalijas” están al acecho para saquear sus bodegas.

Este es el lugar exacto donde las vacaciones pueden empezar o terminar mal, justo en una de las entradas principales a la Ciudad. Y eso fue lo que le pasó a la sobrina del actor Juan Gil Navarro. La chica fue víctima del robo de su valija, que iba adentro de la baulera de un colectivo de la empresa Plusmar, justo cuando el micro llegaba a la Terminal. El actor twitteó el episodio y el tema se viralizó.

“Ayer (por el domingo), volviendo de Miramar en micro de PlusmarOk (Empresa Condor/Estrella) asaltaron a mi sobrina. Frenaron el micro en Villa 31 lo sacudieron hasta abrir puertas y saquearlo”, twitteó Gil Navarro. A la chica, que es fotógrafa, le sacaron la valija con su cámara profesional. “Hizo denuncia y nadie responde”, dijo el actor.

Diego Parrilla, uno de los pasajeros que iba a bordo de ese micro, relató el episodio: “Estábamos arriba del micro, veníamos de Miramar. Tenía que llegar 21.15 y llegamos a las 22.30. Dio unas vueltas largas por este tema de los cortes y las obras. Nos quedaban unos 200 metros antes de bajar y noté un movimiento extraño del ómnibus. Vi gente corriendo, escuché una discusión. Alguien gritaba ‘no lo puedo creer’. Nos estaban robando las valijas de la bodega”, contó.

“Desde arriba se veía que se las llevaron adentro de Villa 31 y las estaban abriendo, parecían buitres”, agregó Parrilla.

La historia no es nueva. Así lo dicen pasajeros, choferes y los vecinos de la 31. “Esto pasa todos los días. El puesto de Policía está en la entrada y entonces los chorros se paran enfrente. Cuando el micro frena para doblar y entrar, empiezan a probar si abre la bodega. El mismo micro los tapa y desde la garita no los ven”, señaló a Clarín una vecina, Idelina.

La mujer afirmó que los asaltantes son “siempre las mismas 4 o 5 personas”, que por lo general atacan desde las cinco de la tarde hasta la madrugada. “Ayer fue de locos”, señaló la mujer y relató que durante toda la tarde abrieron bauleras.

Según explicaron los propios conductores, los ladrones usan barretas para forzar las tapas de las bodegas de los colectivos, donde va el equipaje. “Las unidades más nuevas cuentan con un sistema de bloqueo hidráulico, que si funciona bien es imposible de abrir. Pero algunos están rotos y otros coches no lo tienen”, explicó Lorenzo Calastre, conductor de Crucero del Norte.

fuente: clarín

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