Por Manuel Rivas | Director Diario Cuarto Poder. La reincidencia del actual presidente Mauricio Macri, en prometer un estado de bienestar que nunca llega, no sólo genera una gran desconfianza en el electorado sino también rechazo por parte de un importante sector que no está fanatizado y que apuesta al “voto castigo”, pese a las marchas del “Sí se puede”.

Pinocho Macri

Como dice la vieja canción infantil, este renovado personaje argento de los cuentos va directo al Hospital de los Muñecos, pero no por heridas provocadas por “un cruel espantapájaros bandido”, sino por la credibilidad lesionada a fuerza de promesas electorales incumplidas.

Al presidente Mauricio Macri le ha crecido la nariz sistemáticamente a lo largo de estos casi cuatro años de gestión, porque no escatimó en prometer compulsivamente con tal de alcanzar el objetivo mayor: sentarse en el “Sillón de Rivadavia”.

Nada se cumplió

Cuando lo logró, la tensión del debate con su contrincante de entonces –Daniel Scioli– se disipó y el relajamiento duró un gran porcentaje del período en el que debería haber estado imbuido en la solución de los grandes problemas de la Argentina, como la inflación; la contención del dólar; la reactivación de la economía, el consumo y el empleo; la baja en los índices de pobreza y de hambre y el fomento de las pequeñas y medianas empresas.

Nada de eso pasó. Los argentinos esperaron en vano la llamada “lluvia de inversiones” para el segundo semestre. Nadie se interesó en invertir en un país que tenía una política tan errática que lo hacía imprevisible.

Gobernar con los mercados

El error fundamental que se le achaca a Macri es haberle dado la espalda a la clase media, que fue la que en definitiva lo llevó a la Presidencia, y gobernar para mantener contentos a los mercados.

Allí comenzó la emisión de títulos, tan apetecible para los denominados “fondos buitres”; el incremento del dólar con el pretexto de hacer más competitivo el mercado y el endeudamiento internacional, uno de los sellos inconfundibles de los gobiernos liberales a lo largo de la historia.

Recuérdese en este punto la deuda externa generada por el llamado primer presidente, Bernardino Rivadavia, quien en nombre del Estado argentino contrató un crédito en 1826 con la Baring Brothers por un millón de libras esterlinas, de las cuales llegó al país poco menos de la mitad.

¿Quién se benefició con el endeudamiento?

Lo que quedó en el camino fueron comisiones e intereses cobrados anticipadamente por nuestros acreedores ingleses, los mismos que después de las fallidas invasiones inglesas de 1806 y 1807 consideraron que era mejor acercarse como comerciantes y dominarnos de ese modo.

Este recuerdo histórico de una deuda que recién se pudo terminar de pagar en 1905, nos puede hacer preguntar: ¿a quién se le pagaron las comisiones en el endeudamiento por 100 años generado por la gestión de Macri?

Quizás la historia nos dé la respuesta cuando los protagonistas no estén en este mundo, como en el caso de Rivadavia.

Otra vez al Fondo Monetario Internacional

No contento con eso y sin poder domar la inflación, Macri acudió al Fondo Monetario Internacional (FMI) en la búsqueda de oxígeno financiero. Otro endeudamiento que costará sangre, sudor y lágrimas al pueblo argentino.

Pero hasta los organismos financieros internacionales le dieron la espalda luego de los catastróficos resultados de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).

Los resultados dejaron de cama a Macri y su gabinete -¿el mejor de los últimos 50 años?- quienes vieron que ni siquiera arañaban la posibilidad de llegar a segunda vuelta contra el binomio conformado por Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

El renacer de las ansias de promesas ilimitadas

Esas PASO son las que despertaron nuevamente esas ansias de prometer y prometer al pueblo argentino para, en teoría, dar vuelta la historia en las elecciones presidenciales de octubre.

Ello parece que no ocurrirá, a pesar de la profusa campaña publicitaria de las marchas del “Sí, se puede”, en las que Macri repite hasta el cansancio que ha llegado la hora del alivio, de la reactivación y del salario. ¿Será?

Lo cierto es que hay muchos argentinos que no comen vidrio o que se encuentran tan decepcionados que no volverán a firmarle un cheque en blanco al Presidente.

Al parecer, Pinocho Macri, tendrá que confomarse con una retirada en la que hasta sus propias críticas se le vuelven en contra cuando usó el avión presidencial en una actividad propia de su campaña electoral.

La desesperación se patentiza cuando es capaz de besarle el pie a una señora que lo único que buscaba era que le cantara el cumpleaños feliz. Quizás Macri no quiso desafinar como cuando buscaba imitar la voz de Fredy Mercury y prefirió una mentirilla más de Pinocho para convencer a la gilada.

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