El periodista Ignacio Zuleta este lunes analizó la silenciosa competencia política que se viene percibiendo entre Sergio Massa y Juan Manzur: La pulseada más trabada en el vértice del poder es la que disputan, callados, Juan Manzur y Sergio Massa por el control del Gobierno en los próximos dos años. Ante estas divergencias de fondo, los franeleos por los actos del 17 de octubre son pequeñeces, dirigidas a asegurar posiciones después del 14 de noviembre. Para aferrar su espacio, Manzur y Massa huyen de la puja electoral. No se los ve ni se los va a ver mucho en actos de campaña.
El jefe de Gabinete volvió de Estados Unidos con un balance alentador en el frente externo, que pone el acento en lo político más que en lo financiero. La confluencia de la agenda política del Gobierno con la de Joe Biden, parece abrirle un camino saludable para el apoyo de la Casa Blanca al acuerdo con el FMI. Los objetivos son paralelos: generación de empleo, recetas expansivas para permitir el crecimiento y alineamiento detrás de Washington en las relaciones con el resto del mundo. Eso quiere decir China.
La Argentina es un país que exporta manufacturas y en esto se aparta de la conexión china y se acerca más a EE.UU. La tarea pendiente es que el Gobierno convenza a EE.UU. de que puede armar un programa coherente y cumplible, sin fantasías, que traduzca el lema “Más Almagro -OEA- y menos grupo de Puebla”. El funcionario que concentra hoy la responsabilidad es el embajador Jorge Argüello. Este eje es el que reforzó Manzur en su viaje relámpago a los Estados Unidos.
Massa arrinconado
Massa, por su parte, emplea todo su arsenal para montar el proyecto de un gran acuerdo entre las tribus del peronismo y la oposición. Replican las campanas que le responden en los medios, pero es una melodía sin letra. A ese proyecto responde el debate en la oposición sobre si pelear la presidencia de la Cámara de Diputados, en caso de convertirse en la primera melodía.
Quienes apoyan la idea de desplazarlo a Massa piensan más en que es un buen blanco de campaña por el bajo prestigio que ha alcanzado en las encuestas: algunas lo señalan con menos prestigio que la propia Cristina, que ya es mucho. “Sacarlo a Massa de la Cámara” es una bandera de campaña inspirada por los “focus groups” de Cambiemos.
(…) El fracaso en lograr el quórum en la última convocatoria de Diputados hirió hacia adentro y hacia afuera. Hacia adentro exhibió las diferencias entre Sergio Massa y Maxi Kirchner. Ya no juegan juntos. El jefe de la Cámara lo dejó solo al jefe del bloque: le hicieron creer a Maxi que podía alcanzar el número, sugirió. Integran una sociedad de conveniencia y es comprensible que ante un escenario de derrota se despachen las diferencias.
También lo aterra a Sergio la posibilidad de que un triunfo opositor lo desplace del cargo que tiene, con la jefatura de Gabinete en manos de Manzur, un peso pesado. Hoy no tiene solución a ese escenario y la tensión que proyecta crea una marejada incontrolable.
fuente: clarin