La gobernadora bonaerense critica con dureza el proyecto de rebaja del impuesto que votó la oposición en Diputados. A un año de su debut en el cargo, dice que Cambiemos “llegó para quedarse” y rescata la reactivación de la obra pública.
Los piquetes vuelven intransitable el microcentro. La noche anterior, el gobierno de Mauricio Macri sufrió un revés duro, impensado pocas semanas atrás. La Cámara de Diputados acaba de darle media sanción al proyecto de Ganancias que impulsaron juntos el Frente Renovador de Sergio Massa y el kirchnerismo. El fantasma de la unidad del peronismo merodea. La tensión no se percibe en el despacho de la gobernadora María Eugenia Vidal en el piso 19 del edificio del Banco Provincia. La mandataria del distrito más grande del país mantiene la calma y toma té mientras repasa la coyuntura y hace un balance de su primer año de gestión. Durante los sesenta minutos de entrevista con Clarín, solo se muestra frágil cuando se le pregunta por su preocupación por la seguridad de sus hijos, que viven con ella en la base aérea de Morón, tras las amenazas que recibió. “Siempre digo que valiente no es el que no tiene miedo, sino el que se sobrepone. La verdad es que yo tengo una responsabilidad muy grande y me hago cargo de la responsabilidad que supone. Pero yo no soy una víctima, yo elegí este lugar, con todos los riesgos y complicaciones que eso implica. Tomé todas las medidas precauciones que pienso que mi familia necesita y doy la pelea”, afirma.
Es una de las dirigentes de Cambiemos que más habla con Massa, sin embargo, no duda en calificar el proyecto opositor como “irresponsable”.
-¿Qué pasaría si el proyecto opositor se convirtiera en ley?
-Fue un retroceso a un trabajo que, tanto el presidente como nosotros en la Provincia, hicimos para tener diálogo. Lo que me preocupa como gobernadora de una provincia que sigue quebrada es cuánto nos va a costar este proyecto. Va a costar miles de millones, que por un lado recibe un sector de los trabajadores, pero que a la vez se dejan de invertir en infraestructura, en escuelas y hospitales. No es una suma menor, con la primera rebaja de Ganancias a principios de año, ya hicimos un esfuerzo, que a la Provincia le costó 3400 millones de pesos, casi lo mismo que se gasta en un año en medicamentos e insumos para todos los hospitales. Esto sumaría otro tanto adicional. Es una preocupación y espero que en el Senado la trasladen también otros gobernadores.
-¿Por qué es inviable el proyecto opositor?
-Es un retroceso, me parece poco responsable y poco serio resolver en doce meses una inequidad que no se resolvió en muchos años. El Gobierno ha mostrado vocación para resolverla, pero así como los costos para salir la situación en la que encontramos el país y la Provincia pretenden ser graduales, también la recuperación en estas áreas deben ser graduales, porque si no no están los recursos que hacen falta para el tercio de argentinos que están fuera del mercado laboral formal. La Argentina y las provincias tienen que definir prioridades. Y para mí la prioridad la tienen los que menos tienen, los que están fuera del mercado de trabajo, los que están desocupados, los que están contemplados por la ley de emergencia social.
-¿Habló con Massa al respecto?
-Hablé y tenemos posturas distintas. Es un proyecto que hoy ni la Provincia ni la Nación pueden absorber. Los números no son consistentes. Faltan recursos, por eso no me parece ni responsable ni serio el proyecto que se votó.
-¿Tampoco se pueden pagar con los nuevos impuestos, como el del juego?
-Los impuestos al juego son potestad de las provincias, no son potestad del Gobierno nacional y creo que puede haber una discusión en ese tema.
-¿El presidente Macri debe vetar la ley, si se sanciona?
-Es una decisión que tiene que tomar el Presidente. Espero que en el Senado haya una discusión honesta y seria. Y que todos podamos cumplir.
-¿Les deja alguna lección haber prometido que los trabajadores no pagarían Ganancias durante la campaña y ahora hacer otra cosa?
-El Gobierno empezó a cumplir ese compromiso a principio de año. Todavía falta, pero se han desactivado problemas que hace mas de un año era imposible pensar que se podían resolver: el levantamiento del cepo, el pago a los holdouts, la desconfianza del mundo hacia la Argentina, un Congreso que funciona donde no hay mayoría y todo se tiene que consensuar.
-¿La unidad del peronismo contra Cambiemos anticipa un frente común opositor en 2017?
-Lo que vamos a discutir en los próximos años es quiénes trabajamos por una Argentina del futuro, seria donde los compromisos se puedan cumplir y se diga la verdad, sabiendo que no hay atajos, que será necesario mucho esfuerzo, pero que que cuando logremos estar mejor será sostenible; y quiénes prefieren atajos o políticas que no se pueden sostener en el tiempo. Cada uno en la política decidirá dónde pararse en ese camino. Nosotros ya sabemos dónde estamos parados y cómo queremos gobernar.
-¿Qué mensaje enviarán a los votantes en 2017? ¿Cambiemos pedirá un apoyo para garantizar la gobernabilidad o para asentar “el cambio”?
-En el caso de la Provincia empezamos un camino de cambio, que fue coherente con lo que votó la gente, un camino que queremos profundizar. Gobernar es estar y hacer. Eso se pone en juego en la próxima elección: qué forma de hacer política y de gestionar queremos en la Provincia. Eso tiene que ser lo que se discuta. La agenda la define la gente, no los gobernantes.
-¿El apoyo de la gente está supeditado al rumbo de la economía?
-La gente todavía tiene esperanza. Me dicen que claramente que ha sido un año difícil, pero que tienen esperanza de que va a funcionar muy bien. Me lo dicen en el barrio más pobres del conurbano y en otros lugares no tan pobres. Era muy difícil que no fuera un año complicado como estaba la Argentina el 10 de diciembre. Y el trabajo del Presidente fue evitar una crisis mucho mayor. Se transitó un camino muy difícil. Se tiene que ser gradual en los costos y también en los beneficios. No podemos ir a velocidades distintas.
-Ustedes dicen que la gente tiene esperanza en el Gobierno ¿Cuánto puede durar?
-Esto que pasa, que la esperanza se sostenga, no es un acto de fe: tiene que ver con que cada uno ve el esfuerzo del Gobierno nacional y el de la Provincia, aunque todavía no hayamos podido cumplir con sus expectativas. Respecto a la seguridad, que sé que es la principal preocupación de los vecinos, empezamos una pelea que no se dio nunca. Pero en cada área que tomemos, podría decirte lo mismo: ¿Está resuelto el problema? No. ¿Empezamos un camino? Definitivamente.
-Usted ha incorporado peronistas, pero el Gobierno nacional parece estar cerrado a sumar figuras del PJ.
-No lo pondría en términos de peronismo o antiperonismo. Nuestro Gobierno en la Provincia está integrado por gente del PRO, por radicales, por personas que nunca tuvieron militancia, y por dirigentes del peronismo. Yo lo que priorizo es que sean personas valiosas para el equipo. La diversidad ayuda. Pero el Presidente, como cada gobernador, tiene derecho a armar el equipo que mejor le parezca.
-¿Cambiemos puede seguir siendo un proyecto con ambición de continuidad si pierde el año que viene en la Provincia?
-Apuesto a que nos van a seguir dando un voto de confianza. De todas formas, Cambiemos no ha hecho otra cosa que consolidarse. Como idea, llegó para quedarse. Hay muchos argentinos que se sienten representados con eso. Yo apuesto a que se fortalezca y crezca el año que viene.
-¿Qué balance hace a un año de su gestión? ¿Qué la enorgullece y qué cosas se podrían haber hecho de otra manera?
-Para alguien tan autocrítica como yo, siempre es difícil reconocer un mérito. Pero el hecho de que volviera la obra pública y que invirtiéramos este año cuatro veces más que el año pasado es un balance positivo y siento que eso va a seguir creciendo. También para mí es muy importante que aquellos que menos tienen en la Provincia sepan que son nuestra prioridad, aún cuando sé que tuvieron un año muy difícil. No los dejamos solos. Y el tercer punto que destaco es haber podido sentar una posición clara de dónde estamos con las mafias que convivieron históricamente en la Provincia. Y decir que no íbamos a ser parte de eso. Creo que estamos en deuda con el proyecto del SAME Metropolitano, sólo lo pudimos empezar en tres municipios: Lanús, Morón y Tres de Febrero. Yo quiero un sistema de ambulancias como el que tiene la Ciudad. Pero tuvimos algunos problemas y el proyecto se demoró. Y también, la seguridad. Me reúno todas las semanas con familiares de víctimas de la inseguridad. Lo hago ante cada hecho grave. Es la parte más difícil de mi trabajo. Mientras tenga esas reuniones yo me voy a sentir en deuda con este tema.
-Usted impulsó la eliminación del tope del Fondo del Conurbano y no prosperó.
-(Interrumpe) No prosperó en el Congreso, pero sí en la Justicia. Somos el primer gobierno de la Provincia que lleva este tema, no sólo al Congreso, donde sabíamos que íbamos a tener dificultades, en especial en el Senado; sino a la Corte Suprema, que aceptó la competencia. Lo hicimos apoyados por el Presidente, que está de acuerdo con que se institucionalice la ayuda. Si en el Congreso, que es donde se tiene que cambiar la ley no están los votos, la provincia no sólo tiene el derecho sino la obligación de judicializarlo.
-¿Qué lectura hace de los focos de inseguridad que se mantienen, pese al refuerzo de Gendarmería? ¿Es parte de la mafia o de la situación social delicada?
-Es un problema que viene de muchos años. De algo estoy convencida: con la misma receta y las mismas prácticas que se usaron hasta el 10 de diciembre del año pasado, no sólo la situación no va a mejorar sino que va a empeorar. Creo que hay que darle pelea desde otro lugar, por eso hicimos todo lo que hicimos.
-¿Carrió sería una buena candidata a senadora? Ella de a ratos tiene ganas…
-No es un buen momento para definir candidatos. Se lo digo a todos los que forman parte de Cambiemos y al resto. Hoy la sociedad no quiere que nosotros hagamos eso, sino que pensemos en el fin de año, en las necesidades de cada familia. Por ahora, nuestra energía no está puesta en lo electoral.
-Carrió acusó de corrupción a Jorge Macri, que es presidente del Grupo Bapro y también quiere ser senador.
-Con Lilita tenemos una relación de respeto, de confianza y de valoración mutua que hace que podamos tener diferencia. A ella la escucho, la valoro y me reúno periódicamente con ella a intercambiar información, a discutir temas de gestión, a escuchar lo que piensa, porque creo que es una dirigente valiosa. Pero podemos disentir. Y una cosa no es incompatible con la otra. Parte de lo sano que tenemos y conseguimos fue salir de la lógica del oficialismo en el que todos piensan igual.
-Es diferente estar en desacuerdo con un proyecto legislativo a si se siembran dudas respecto a si un dirigente es o no corrupto.
-Jorge es parte de mi equipo, lo integré como jefe de campaña después de haber tenido una interna con él y tiene una muy buena gestión. Yo no tendría nadie en mi equipo del que tuviera certezas o elementos para pensar que está involucrado en un hecho de corrupción. Y se lo dije a todo mi equipo y a la sociedad: no importa de quién se trate, no voy a dudar ni un segundo.
Fuente: Clarín