“Dos pares de zapatillas Nike a 500 pesos cada uno, un celular Samsung J1 Ace 4G a 1.900 pesos, una tostadora a 200 pesos, más un par de remeras deportivas de marca por menos de 300 pesos cada una”. Eso es lo que declaró Oscar Pandolfi (65) que trajo de Chile luego de un viaje de apenas 36 horas de estadía en el país vecino para presenciar un torneo de fútbol. Todos los turistas que cruzan la cordillera por el Paso Libertadores vienen cargados de regalos y hasta las compras del supermercado. El motivo: muchos productos se consiguen, en promedio, un 60 por ciento más barato de lo que cuestan en la Argentina.
“Ya no hay meses de temporada alta y bajas. Las colas de varios kilómetros y hasta diez horas de espera se repiten todo el año”, afirma el gobernador de Mendoza, el radical Alfredo Cornejo, que reclama más recursos, más personal y una mejor infraestructura para un paso que está colapsado.
El aluvión de este fin de semana largo de octubre no dejó margen de duda: 26 mil familias cruzaron a Chile desde Mendoza en apenas tres días. El sábado la fila de autos alcanzó los 15 kilómetros, en plena ruta zigzagueante de la cordillera de los Andes.
El promedio de espera en la Aduana fue de ocho horas. Los visitantes no sólo provenían de Mendoza, sino también de otras provincias como San Luis, San Juan, Córdoba y La Pampa. Y hasta hubo turistas-compradores que viajaron desde Buenos Aires. La vuelta fue más tranquila, con un retorno escalonado porque muchos fueron sólo a comprar y volvían; y otros aprovecharon para quedarse y tomarse unas minivacaciones. La espera de ayer, según datos de la tarde de Gendarmería Nacional, se redujo a entre una y dos horas. “Se ha convocado el doble de personal de Migraciones y de Aduana en el edificio de Horcones y se agregaron cabinas para atender en el exterior del complejo”, contó el comandante de Gendarmería Néstor Galeano.
En el ranking de lo que compran los argentinos en Chile, el primer puesto lo tiene la indumentaria, en especial zapatillas. En segundo lugar, la tecnología, con los smartphones y los televisores a la cabeza. Y tercero, los pequeños electrodomésticos, como procesadoras, licuadoras y pavas eléctricas, que del otro lado de la cordillera se ofrecen en combos de productos.
Adriana Aguirre eligió viajar a Chile el pasado fin de semana. Como la gran mayoría de los argentinos, optó por la capital, Santiago, con un objetivo claro: turismo de compras. Fueron tres días rastreando precios convenientes y ofertas. El principal resultado de la búsqueda fue un televisor curvo de 65 pulgadas con definición ultra HD y 4K. “Era el último que quedaba y me lo bonificaron casi a mitad de precio”, celebró la mendocina. “Veníamos por uno chiquito pero no había diferencia, así que aprovechamos nos mandamos”, agregó entre risas. El mismo televisor que en Mendoza cuesta cerca de 50.000 pesos, Adriana lo compró por menos de la mitad.
Al llegar a la Aduana de Horcones, le pidieron el comprobante de pago del televisor y revisaron que en el interior de la caja no hubiera otros productos, aprovechando la cobertura del envase. Pudo ingresar con su TV del última generación, pero muchos viajeros no conocen bien lo que está permitido y lo que no. No se pueden traer cubiertas y llantas; estéreos ni repuestos de autos. En los artículos de la línea blanca están prohibidos los lavarropas, heladeras, cocinas, microondas y secadoras; y también los muebles y colchones. Para evitar inconvenientes es importante declarar todos los objetos electrónicos antes de salir del país.
Fuente: Clarín