El candidato presidencial quiere saber cómo decantan las reuniones de esa coalición para avanzar con algunos sectores. Las negociaciones con los radicales. El rol de Emilio Monzó. El contundente rechazo de Macri.
El “gobierno de unidad nacional” al que Sergio Massa pretende convocar si es presidente a partir del próximo 10 de diciembre deberá esperar para su instrumentación al menos hasta que las diferentes tribus de Juntos por el Cambio terminen de sentar posición de cara al balotaje entre el ministro de Economía y el candidato de La Libertad Avanza.
En las próximas horas, tanto en la cúpula del PRO como en el nuevo ámbito fundado por los gobernadores electos y vigentes de la fracturada coalición opositora, que tienen previsto reunirse en estos días, empezarán a definir qué postura adoptar de cara a la segunda vuelta entre el candidato de Unión por la Patria y Javier Milei: con esas definiciones sobre la mesa, Massa empezará a negociar con más fluidez con sus contactos en la oposición para saber si la convocatoria que lanzó oficialmente este domingo tras su batacazo electoral puede materializarse o si, por el contrario, queda perdida como un recuerdo de campaña.
“Hay que esperar que se aclare el panorama de la oposición, que tiene su propia dinámica”, aseguraron anoche colaboradores del ministro-candidato después de un extenso raid que empezó el domingo y que solo se interrumpió durante la madrugada para conciliar algunas horas de sueño.
Massa sabe que en la cúpula del PRO, la palabra de Mauricio Macri tiene un peso decisivo, y que la relación entre ambos, que se quebró sin retorno sobre el último tramo del gobierno de Cambiemos, es una barrera infranqueable de cara a la convocatoria que el ministro busca impulsar para ampliar su base electoral. “Mauricio tiene una carga emotiva extra por la figura de Sergio”, explicó un dirigente que ayer participó del encuentro que el ex jefe de Estado encabezó en sus oficinas bonaerenses sobre la avenida Libertador, en medio de una seria sangría en la coalición de JxC, y consciente de los reproches internos hacia su figura tras la debacle opositora de este domingo.
No estuvo Patricia Bullrich, que en estas horas asumía de nuevo la presidencia del PRO, y que, como Macri, no hace falta que aclare su aversión por el ministro.
Para el ministro de Economía, operar en ese sector del PRO es una pérdida de tiempo, a pesar de la relación histórica que mantiene con dirigentes que orbitan en torno a Macri, como Cristian Ritondo, al que Massa suele mencionar amistosamente y en público como “cabezón”. Ritondo es de los que cree, como la mayoría de sus colegas, que el PRO y JxC deben mantenerse prescindentes de cara al balotaje.
Es más: son cada vez más los que piensan que para la supervivencia de ese espacio político es conveniente presentarse por ahora lejos de Massa, al menos públicamente. Como contraoferta de un proyecto que, en los papeles, se presenta como la antítesis de JxC. En ese plano hipotético, aseguran que un eventual gobierno de Milei, de fracasar, inclinaría nuevamente la cancha para el peronismo.
En ese sentido, buena parte de las miradas apuntaron este lunes a Horacio Rodríguez Larreta, uno de los dirigentes de mayor vínculo con el ex intendente de Tigre, una relación que se enfrió por la campaña pero que sobrevivió con creces a las tensiones políticas. En una entrevista que brindó este lunes, el jefe de Gobierno porteño descartó un acuerdo con Massa. “No le daría la mano al kirchnerismo y Massa es el kirchnerismo”, subrayó, y agregó: “Lamentablemente”. ¿Lo traicionó el inconsciente?
En el equipo del candidato de UP destacaron sin embargo que el ex precandidato presidencial fue aún mucho más vehemente en su crítica con el economista libertario: “Una persona que basa su carrera en la agresión no es lo que la Argentina necesita, todos los Milei que han habido en el mundo fracasan porque las posiciones extremas no sacan el país adelante”, abundó.
Bien cerca del jefe de Gobierno y desde el entorno de Massa remarcaron que no hubo en las últimas horas una comunicación entre ambos, cómo si existió después de las PASO, cuando el jefe del Palacio de Hacienda telefoneó al alcalde porteño para apoyarlo tras la derrota en manos de Bullrich.
“Horacio por ahora se va a mantener neutral, enfrente de Milei, pero no con Sergio”, explicaron colaboradores de Rodríguez Larreta. La misma hoja de ruta que lanzaron desde el despacho de otro encumbrado diputado, que fue, sin éxito, candidato bonaerense: “La posición más cómoda es la neutralidad, es imposible acompañar a Sergio por una cuestión de base electoral y tampoco es compatible acompañar a Milei si no sabes si puede volar en seis meses”.
Es la línea general de aquella dirigencia con presencia territorial o votos propios. Es la misma postura que en la tarde del lunes oficializó la Coalición Cívica de Elisa Carrió: “Ni Massa ni Milei”.
En el massismo están convencidos sin embargo de que en las próximas semanas sí podrían llegar a confirmarse algunas adhesiones, en particular desde el radicalismo, el otro sector de la todavía coalición opositora en el cual sí hay dirigentes dispuestos a sellar una suerte de acuerdo programático con el candidato presidencial. El domingo, en su muy cuidada puesta en escena triunfal, el ministro de Economía se refirió directamente a los “radicales”.
Este lunes, por caso, hubo conversaciones entre Gerardo Morales -tenía previsto regresar a Jujuy en las próximas horas- y Emiliano Yacobitti, dos de las figuras del radicalismo moderado que tienen un rasgo en común: no toleran el liderazgo de Macri. Es el espacio en el que además se aglutinan referentes como Martín Lousteau, Rodrigo de Loredo o el gobernador electo de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, que en la interna partidaria de JxC jugaron a fondo detrás de la postulación de Rodríguez Larreta.
“Todavía no hay negociaciones, pero sí hay conversaciones”, dejaron trascender desde ese campamento, una información abonada desde el massismo. Massa, Morales y Yacobitti tienen un vínculo fluidísimo. En las mesas de Juntos por el Cambio, de hecho, circuló este lunes la versión de que ya existían algunas charlas presuntamente avanzadas para la eventual conformación de un gabinete en caso de que el ministro gane el balotaje. Se habla, por ejemplo, de la cartera de Educación. Pero es solo un caso.
En ese plano, la cumbre que, como anticipó este medio, tendrá lugar este miércoles en la Casa de la provincia de Corrientes en la Ciudad, sobre la calle Maipú, con los gobernadores electos y vigentes de la coalición, podría tener un papel decisivo en la posición que tome ese sector de la UCR porque, además de Pullaro, darán el presente Alfredo Cornejo, Carlos Sadir, Leandro Zdero y el anfitrión, Gustavo Valdés.
¿Puede consensuarse una posición colegiada de esos jefes provinciales de la UCR? Por ahora, suena difícil. Para este mismo miércoles, Morales también convocó a la plana mayor de la UCR a la sede del comité nacional.
Es que, desde su fundación en el 2015, no hay en JxC precedente de una derrota de esta magnitud ni de una crisis interna tan sonora. Las charlas cruzadas en este lunes se habían intensificado durante todo el día.
Pero hay otro sector de la oposición con el que Massa también especula con especial interés: se trata del grupo que responde a Emilio Monzó, un dirigente que le fascina al círculo rojo, que tiene buena llegada al establishment y que trabó desde hace muchos años un vínculo muy aceitado con el ministro.
Según confirmaron desde Economía y cerca del ex presidente de la Cámara baja, ambos hablaron al cierre de la semana pasada. En las últimas circuló de manera insistente una versión que dio cuenta de que el candidato del peronismo le habría ofrecido la Jefatura de Gabinete en caso de llegar a la Casa Rosada, pero la información fue desmentida de manera tajante por voceros de Monzó: dicen que el dirigente de Carlos Tejedor no hará “nada” de manera individual, y que cualquier decisión que tome será en el marco de un proceso “colectivo”.
“El cuerpo todavía está caliente”, comentaron. Este lunes, el ex titular de Diputados almorzó con su equipo, como cada inicio de semana: la sobremesa se extendió más de la cuenta por el resultado de ayer.
Agregaron, en tanto, de que se propuso puertas adentro escribir un documento para sentar posición con aquellos actores parlamentarios y provinciales “de centro” que estén dispuestos a plantear una serie de políticas públicas a consensuar con el sistema, incluido Massa. “Vamos a concentrar nuestro laburo en el Congreso representando a los gobernadores e intendentes, que es a través de quienes continuará JxC”, explicó una fuente parlamentaria. Buscan desconocer el liderazgo de Macri, que en estos tiempos coqueteó, directa e indirectamente, con La Libertad Avanza y la figura de Milei.
En estas horas, a pesar de su creciente rivalidad con Massa -había apostado un escenario de balotaje entre el libertario y Bullrich-, cerca de Macri habían puesto en duda la posibilidad de sentar su apoyo público hacia el economista de LLA. No por falta de ganas, si no por supervivencia: “No lo veo entregando así al PRO”, esbozaron. Había sin embargo presiones de algunos sectores de poder y de amigos cercanos al ex presidente para expresarse en favor de Milei.
Como Massa, el candidato libertario ya trató de tender puentes, y movió sus primeras fichas: mencionó al propio Macri y a Bullrich como una potencial colaboradora en “materia de seguridad”.
Puertas adentro de la coalición sobrevuela una sensación amarga. Dicen que es la prueba más difícil a sortear desde que JxC dejó el poder en el 2019 en torno a la unidad. Ya hay apuestas sobre el resultado: hay un sector que cree que hay posibilidad de superar el obstáculo, y otro grupo mayoritario que está convencido de que el divorcio es inminente y que, para colmo, será en los peores términos, como en esos matrimonios que se disuelven y dejan todo en manos de los abogados.
Mientras ultima su estrategia frente al balotaje, Massa espera por esa resolución para operar en consecuencia. Hasta ahora, su trabajo de división de la oposición, como alguna vez trascendió que le prometió a Cristina Kirchner, le dio resultados.
fuente: infobae