El Presidente viajó a Canadá como invitado a la cumbre del G7. Recibió el apoyo de los líderes de los países centrales por el préstamo de US$ 50.000 millones. Consideró “histórico” el acuerdo y admitió que se demorará el crecimiento.
Mauricio Macri se sienta en una mesa redonda en el jardín de un lujoso resort enclavado en las montañas canadienses, junto al río San Lorenzo. Es una tarde de sol y al presidente se lo ve contento, aunque algo cansado, en medio de un ajetreo de reuniones con líderes del mundo que le dieron respaldo al reciente acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional. Macri llegó hasta La Malbaie, a 150 kilómetros de Quebec, para asistir a la cumbre del G7, el grupo de las economías occidentales más poderosas, a la que ha sido invitado porque Argentina ocupa la presidencia del G20. En una entrevista con Clarín y La Nación, el presidente habló de su encuentro con Christine Lagarde, la titular del FMI, de los desafíos que se vienen con la oposición y señaló que, si se reduce el déficit rápido, “vamos a tener que usar menos” de los 50.000 millones de dólares que ofreció prestar el Fondo.
-¿Como le fue en su reunión con Christine Lagarde?
-Muy bien. Ambos llegamos temprano. Aprovechamos y nos fuimos aparte y hablamos un rato largo sobre la negociación, sobre cómo seguimos. Ella estaba muy entusiasmada. Me dijo que ahora viene la aprobación definitiva del Directorio, que no habrá problemas, que todos los accionistas se habían manifestado públicamente en favor de apoyar a la Argentina. Que estaba fascinada con la calidad del equipo de Argentina, tanto de Hacienda como del Banco Central. Yo le dije lo mismo: que se habían llevado muy bien con todos, que se había construido la confianza durante todo el mes, un mes muy intenso. Le dije también que, si vos vas con la verdad, vas creando confianza. Así que les propusimos este proceso de aceleramiento que ellos aceptaron y de ahí salió esta propuesta que sorprendió al mundo entero y a los argentinos que opinaban escépticamente sobre cuál iba a ser el nivel de apoyo. Fue un apoyo único en la historia no sólo de la Argentina sino del Fondo.
Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, junto con su esposa, Sophie Gregoire Trudeau caminan con el presidente Mauricio Macri y su esposa Juliana Awada Macri en la cumbre del G7 en La Malbaie, Quebec, Canadá. Reuters
-Ahora hay que cumplir con las metas ¿Dónde se va a recortar, cuál va a ser la estrategia?
-Esto que se ha logrado, que es algo inédito en nuestra historia en términos de apoyo mundial, en cantidad de dinero y en la flexibilidad y el acompañamiento del plan por parte de los argentinos es una oportunidad para que la Argentina consolide un camino de crecimiento y desarrollo. Nadie discute que Argentina es una potencia futura si hace las cosas que tiene que hacer. De ahí en adelante lo que se requiere para cumplir el plan que hemos propuesto es responsabilidad. Responsabilidad de toda la dirigencia argentina, en la que el estado no puede gastar más de los ingresos. Es una discusión que se tiene que dar en los próximos meses entre todos los dirigentes de la política, el empresariado, las universidades, los gremios. Todos tenemos que tener una sensatez que no hemos tenido en 70 años porque está en juego el futuro de los argentinos.
El presidente Mauricio Macri con la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, durante la cumbre del G7 en Charlevoix (Canadá).
-¿Cuál es la sensatez que le pide a la oposición en este momento? ¿Qué tiene que hacer para acompañar este plan?
-Que discutamos con la verdad sobre la mesa. Que no querramos seguir engañando a la gente diciendo que hay soluciones mágicas. Hay un crecimiento que se viene dando en la Argentina -que con la sequía, el aumento del petróleo y con la corrida cambiaria que tuvimos hace un mes va a ser menor-, pero la Argentina va a crecer. Si queremos acelerar ese crecimiento, tenemos que tener una política con la que se pueda vivir con lo que tenemos. Además, necesitamos bajar los impuestos, porque los argentinos están pagando impuestos por demás, y eso hace que crezcamos menos.
-Pero hay temas concretos como el Presupuesto o la ley de reforma del Banco Central y el Gobierno viene de un revés parlamentario con el tema de las tarifas ¿Cómo van a hacer estas cuestiones?
-Todo el mundo tiene que entender que los argentinos decidimos un cambio, que los argentinos no vamos a volver atrás. Tiene que quedar claro quiénes están a favor del cambio y quiénes quieren impedir el cambio y eso va a ordenar muchísimo estas discusiones que se vienen ahora. Porque el futuro pasa por acá. No hay ninguna duda. No hay otro camino hacia el progreso que el que estamos recorriendo, que es integrar a la Argentina al mundo, tener un gobierno que combata la corrupción, el narcotráfico, que apoye la libertad de expresión, que apoye el acceso a la información para que la ciudadanía pueda saber qué se hace con sus recursos. Ese es el camino.
-¿Pero qué pasa si el peronismo se niega a acompañar, como con las tarifas?
-No hay espacio para eso. El peronismo ya se ha dado cuenta de que ha hecho mucho daño en el último gobierno y no hay más lugar para la locura, para la demagogia, la mentira. Hay que sentarse y hacer algo razonable pensando en el futuro de la gente.
-¿Qué esfuerzo tendrá que hacer la gente, en su vida cotidiana? ¿Cómo va a impactar este acuerdo?
-El ejemplo que tenemos que seguir es el de la gente común, que se levanta a las 6 de la mañana, que se toma el transporte público, que no falta nunca, que trabaja todos los días, que se esfuerza para hacer las cosas mejor. Necesitamos que todos hagan eso. En el presupuesto público no puede haber más privilegios de gente que no trabaja, que se jubila mucho antes, que cobra por cosas que no existen. La gente común nos pide que tengamos una sociedad donde domine la cultura del trabajo, la superación personal, que no va mas ese que encuentra un atajo, el que se acomoda con un político y se salva. No: se salva el que trabaja más y mejor. Estamos pidiendo una Argentina más justa, que premie esos valores.
-¿Usted no perdió la confianza en los gobernadores después de lo que pasó con el tarifazo?
-Los conozco ya hace mucho. Vamos a apostar a que cada uno ponga lo mejor de sí.
-¿El recorte del gasto puede llegar a ser recesivo en el futuro? ¿Puede impactar en el crecimiento el año que viene?
-No, al revés. Esa es otra mentira que se le ha dicho a la gente. El despilfarro y la corrupción jamás pueden ayudar a crecer a un país. Estamos buscando que se acabe el despilfarro, la corrupción y los privilegios mal habidos. Eso va a potenciar el crecimiento. La Argentina de la equidad macroeconómica es imparable. La Argentina es el país en donde hay que estar porque va a ser el país que más va a crecer en los próximos 20 años.
-¿Pero no hay alguna autocrítica de los últimos dos años en los que usted gobernó?
-Yo puedo hablar de autocrítica 20 años y de todas las cosas malas que todavía tenemos como país. Yo lo que diría es: miremos el vaso medio lleno. Evitamos estar en la situación de Venezuela, que ya no tienen ni agua, nosotros íbamos rumbo a eso. Lejos de ese lugar, hoy la Argentina está creciendo. Ha sido recibida por el mundo con los brazos abiertos. Lo que nos está dando como posibilidad el mundo no existe, No existió nunca antes. Ahora depende de nosotros, si nosotros hacemos los deberes y terminamos con problemas que llevan décadas. Vamos a crecer, tener trabajo, oportunidades de progreso, la clase media se va a desarrollar, la pobreza va a disminuir, pero tenemos que comprometernos en serio.
-¿Cuánto impactó la turbulencia de mayo en las pautas de crecimiento?
-Impactó muchísimo la sequía. Eso fue un golpe tremendo, fue la mayor en 50 años. Después está el aumento del petróleo, el combustible subió un 30%. También aumentó la tasa de interés en Estados Unidos, que ha sido también otro golpe tremendo para un país que necesita financiar su déficit. Tuvimos tres cosas exógenas seguidas que nos pegaron fuerte. Reaccionamos rápido, agarramos este instrumento para tener previsibilidad, para poder llevar este camino adelante en estos tres años.
-¿La plata del Fondo es para usarla o para tenerla como garantía?
-Preferentemente, lo ideal, es no tener que usarla. En la medida que bajemos el déficit más rápido, vamos a tener que usarla menos. Esto es mucho mejor porque si no seguimos acumulando deuda para nuestros hijos y nietos de cosas que hoy no podemos pagar y no queremos seguir haciendo.
-Marcos Peña dijo en Nueva York que el acuerdo no iba a influir en las elecciones del año que viene. ¿Cree que las nuevas metas que tendrán algún impacto?
-Impacto positivo. Positivo, mucho. Lo que estamos haciendo es construir una historia nueva para la Argentina. A medida que más argentinos se sumen, que crean, que no especulen y pongan su granito de arena más rápido va a suceder.
-No hubo campañas electorales con planes de austeridad. No se llevaron bien como discurso.
-En Boca me pusieron como sobrenombre “el cartonero Báez” e hice una reforma para poder irme porque si no te podías quedar de por vida. Yo no creo en las reelecciones indefinidas. La austeridad también es un valor, pero lo más importante es crecer. Son dos cosas compatibles.
-¿Usted se imaginaba que iba a ser el primer presidente en tantos años que vuelve a pedir dinero al fondo?
-Desde que soy presidente todas las semanas me dicen, por lo menos una docena de veces, que esta es la primera vez que un presidente hace tal cosa. Será otra cosa más.