simpatizantes de Lula frente al sindicato. (AFP)

Una barrera humana frente al Sindicato de Metalúrgicos busca frenar la orden de detención. La policía considera peligroso cualquier acción en el lugar.

Vencido el plazo para que Inácio Lula da Silva se entregue a la Justicia, una barrera humana formada frente al Sindicato de Metalúrgicos del ABC, donde se encuentra atrincherado el ex presidente brasileño, podría impedir que se concrete este viernes la detención del dirigente del PT. El plan fue puesto en práctica por la Articulación de Izquierda, una de las corrientes petistas.

Se esperaba que Lula hablara cerca de la hora límite de las 17, pero por el momento mantiene el silencio sin fijar su posición.

Lo concreto es que, políticamente atrincherado en la sede de ese gremio en San Bernardo del Campo, en el conurbano paulista, el ex mandatario siembra dudas en la Policía Federal.

Este organismo de seguridad que depende del gobierno federal –y no de la Justicia– teme cumplir la orden de prisión determinada por el juez Sergio Moro para después de las 17.

Foto: AFP

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Hasta esa hora, Lula tendría oportunidad de presentarse por sus propios medios ante los carceleros. Pero el líder del Partido de los Trabajadores desistió de la idea por entender que el magistrado “solo pretendió humillarme”.

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El miedo de la Federal es que el intento de buscar a Lula, que representaría además contar con una orden de allanamiento de la casa sindical, implicaría un uso de la fuerza que llevaría a la confrontación con la militancia.

Según dijeron portavoces de la institución, la intención es que todo ocurra en calma y sin violencia, “de manera diplomática”. Así lo describió el diario Folha de Sao Paulo.

Afirmó, también, que deberán evaluar el momento en que podría realizarse el procedimiento. De cualquier manera, ya están acuartelados equipos del Grupo de Pronta Intervención (GPI) y del Comando de Operaciones Tácticas (COT) con sede en Brasilia.

El ex jefe de Estado se encuentra acompañado de la dirección de la Central Unica de Trabajadores, del ex canciller Celso Amorim y de la ex presidenta Dilma Rousseff. Desde Lisboa, el juez de la Corte Suprema Gilmar Mendes que había votado a favor de amparar a Lula, definió su encarcelamiento “como absurdo” y producto del “despotismo judicial”.

Según el magistrado, Brasil “está viviendo una Prokuratura”, en relación a la Procuración y los regímenes totalitarios. El ex gobernador de Paraná y actual senador Roberto Requiao sostuvo que “Moro cometió ilegalidad y está al servicio del exterior”. El parlamentario es del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), el mismo del presidente Michel Temer.

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