La idea es muy simple y hasta ahora nadie podía resolverla del todo, aseguran los jóvenes emprendedores que están detrás de Motortale, un sistema online al que definen como “el Veraz de los autos usados”.
“Buscamos terminar con la tremenda asimetría de información que hay entre el vendedor de un usado y el potencial comprador. Hasta ahora el cliente no sabía nada de ese vehículo, de su historia. Como mucho lo podía mirar un poco, o llevarlo a un mecánico amigo, nada más. El resto era creerle todo al dueño”, dice el entrerriano Tomás Galuccio (23), CBO, o Chief Business Officer, de Motortale, la plataforma que funciona desde marzo de este año usando y consolidando información pública, entre otras herramientas.
Galuccio, que es sobrino del ex presidente de YPF y accionista de Vista OIL & Gas (aunque éste no es inversor en la empresa), tiene dos socios a los que conoció estudiando economía en la Universidad Di Tella: Tomás Venturo (23), y Lucas Abriata (22), quien además es influencer y tiene un canal en Youtube dedicado al mundo automotor con 45.000 seguidores.
“Con mi familia tuvimos un accidente en el que la camioneta en la que íbamos quedó muy mal, destrucción total. El seguro pagó, se vendió y al tiempo la vimos parada cerca de mi casa. Estaba arreglada, pero lo que nos preguntábamos era si el dueño se había enterado por lo que había pasado. Esa fue la génesis de la idea, que luego maduró con los chicos cuando nos conocimos estudiando”, afirmó Galuccio, quien cuenta que también se inspiraron en servicios similares que hay en EEUU, como Autocheck y Carfax.
¿Cómo lo hacen?
Los usuarios ingresan al sitio de Motortale e introducen la patente del auto que desean investigar. El sitio informa cuántos datos tiene de ese dominio y si el cliente quiere el detalle paga online $949 para recibir un informe muy descriptivo y gráfico.
“En la sección ‘problemas frecuentes’ se puede encontrar, por ejemplo, descripciones tales como ‘este vehículo ha sido sujeto a revisión por fallas en los airbags'” o que presenta “bajo costo de mantenimiento y alta confiabilidad general”. También información sobre si el vehículo participó de eventos “en autódromos u otras competencias”, si tiene o tuvo GNC, o si fue taxi. Puede haber detalles sobre si registra deudas de patentes, si cumplió las VTV (con el kilometraje reportado) o si tuvo siniestros reportados, algo que se indica con bandera roja en el informe en PDF. Finalmente, hay conclusiones: que el GNC puede indicar severo desgaste mecánico o, que la multas, aunque pocas, es igual a un uso más exigido.
“Hoy cubrimos al menos un evento para el 70% de lo que se conoce como ‘parque vivo automotor’, o sea los vehículos en funcionamiento con menos de 20 años de vida. Hay unos 10,3 millones de esas unidades en todo el país“, aseguró Galuccio.
¿Pero de dónde sacan los datos de los autos? ¿No es información privada? ¿Es legal? Esas son algunas de las preguntas que surgen de entrada cuando describen el proyecto, aseguran los emprendedores que invirtieron USD 5.000 para arrancar. Y parte de esos fondos, cuentan, se destinaron para contratar a un importante estudio de abogados que investigara todas esas aristas. “Todo es legal. Y se habla de personas, sino de patentes de autos: no hay nombres propios en nuestros informes. La información está, sólo que hay buscarla, consolidarla y ponerla en un formato simple”, resume Galuccio.
En el primer año de operación, Motortale estima facturar unos $5 millones.
Los datos surgen de bases públicas y semipúblicas disponibles en muchas jurisdicciones por leyes e iniciativas como Gobierno Abierto y Acceso público a la información. También hay detalle online de la VTV (Verificación Técnica Vehicular) y de la Revisión Técnica Obligatoria nacional, y muchos municipios guardan registro digital de sus multas.
“Vamos guardando el historial de muchas de esas bases y en algunos casos, como en CABA, hicimos convenios para que nos dejen actualizar mensualmente la data, que es pública, pero que no suele estar tan a mano para el usuario final. Hacemos ese trabajo de simplificación y recopilación por ellos. Y lo ponemos en un formato simple, con gráficos y semáforos que ayudan a interpretarlos“, detalla el CBM de Motortale.
Otra fuente de información para el proyecto es una solución de crowdsourcing, o colaboración: le pagan a la gente para que envíe fotos de autos siniestrados en la vía pública. Suertes de “cazadores de accidentes” Ya tienen 500 usuarios registrados que mandaron más de 45.000 imágenes. Pagan hasta $2 por cada foto en la que tiene que verse la patente. “Si las fotos son en la vía pública no hay problema. Eso nos da un plus que sumamos a los informes”, dicen desde la empresa.
Por estos días, Motortale está realizando convenios con aseguradoras para sumar información y buscan inversores para desarrollar el negocio b2b, vendiéndole a los concesionarios de usados, por ejemplo. Sueñan que con tener un informe Motortale en formato de código QR en los parabrisas de cada auto usado que se venda en el país.
“Recuerdo cuando con un informe logramos evitar que un cliente compre un auto que claramente estaba siniestrado. Era un Audi A3 que había tenido un vuelco en 2017 sobre una acequia que no sólo lo había destruido si no que el interior se había llenado de barro e inundado. En 2019, ese A3 se estaba vendiendo en ‘excelente estado'”, dice Abriata.
Galuccio suma otro ejemplo: un Honda Civic que en 2016 ya tenía 170.000 kilómetros. “El comprador no paró de agradecernos, se lo querían vender como si tuviera tan sólo 90.000”, asegura.