Fue emblema del punk en Argentina. La cuenta oficial de Pilsen, su última banda, informó que el músico falleció de un paro cardiorrespiratorio. Conmoción en el ambiente musical.
Pil Trafa, histórico cantante de Los Violadores y uno de los máximos exponentes del punk en Argentina y Latinoamérica, murió el viernes 13 de agosto a los 62 años. Enrique Chalar, tal su nombre real, falleció en su casa de la ciudad de Lima, Perú, producto de un paro cardiorrespiratorio. La noticia la dio a conocer las redes sociales de Pilsen, su última banda, con la que semanas atrás había obtenido el Premio Gardel por su trabajo Carne, tierras y sangre en la categoría álbum pesado/punk.
Las cuentas lo despidieron
Con una foto del cantante en el escenario y un crespón de luto en sus fotos de perfil, las cuentas de Pilsen despidieron al músico con un mensaje sentido: “Con profundo dolor lamentamos comunicar el fallecimiento de nuestro querido líder, Enrique Chalar. Pil nos dejó físicamente esta tarde de manera repentina en su casa de Lima, Perú, a raíz de un paro cardiorrespiratorio, a los 62 años”, informaron desde Pilsen Oficial, y dejaron una pequeña semblanza del artista: “Nos deja un guerrero, un pionero del punk y underground latinoamericano, letrista iluminado, portavoz de toda una generación, peleador e incansable capitán de mil batallas. No hay palabras que alcancen para expresar nuestro pesar. Acompañamos especialmente a su mujer y a su hijo en este momento y abrazamos a todos sus seguidores que tanto significaron siempre para Pil. Pil Chalar 1959 – 2021 a la eternidad.
Con Los Violadores, grupo pionero del punk formado en 1981, editó nueve trabajos de estudio. El primero y homónimo, publicado en 1983, es un álbum clave para el desarrollo del género en nuestro país y en Latinoamérica. En poco más de una década, el combo que lideró con el guitarrista Stuka firmó himnos como “Represión”, “Uno, dos, ultraviolento”, “Mercado Indio”, “Más allá del bien y del mal”, o “Ellos son”, que marcaron la era de una juventud harta del orden establecido.
Rebelde y reflexivo
En 1992, el grupo se separó por primera vez y Pil formó Pilsen. Con ambos proyectos fue y vino una y otra vez, siempre con la rebeldía y la reflexión como bandera de sus letras que también abrazó en sus diferentes mutaciones como solista. Con Pilsen, además del mencionado Calles, tierra y sangre, publicó entre otros Bestiario y Radio Olmos, grabado en vivo en la cárcel con colegas como Hermética, Attaque 77 y Massacre. Además, editó un trabajo en solitario -El monopolio de las palabras-, Ultimo hombre con el proyecto Pil y Los violadores de la ley y Stuk@Pil con su histórico compadre de las seis cuerdas.
Pero la banda con la que dejó su sello para siempre en la música del continente fue Los Violadores. Objeto de las censuras y de las razzas policiales en los últimos años de la dictadura militar, Pil daba cuenta de todo eso desde su rol de vocalista: “Represión a la vuelta de tu casa/ Represión en el quiosco de la esquina/Represión en la panadería/Represión 24 horas al día”, dice el estribillo del tema con el que salieron a la fama, escrito junto al baterista Sergio Gramática.
El otro gran himno de Los Violadores es “1, 2, Ultraviolento”. Firmado por Stuka y con citas a la película La Naranja Mecánica, el tema tuvo una intensa difusión en radio y televisión. A partir de allí, Latinoamérica no fue una empresa imposible para la formación clásica del cuarteto, que completaba el “Polaco” Robert Zelazek en bajo -luego Sergio Vall remplazó a Gramática en batería. En 1990, cerraron la década a lo grande, registrando en el Estadio Obras el disco En vivo y ruidoso.
Dejó su sello
Pero la banda con la que dejó su sello para siempre en la música del continente fue Los Violadores. Objeto de las censuras y de las razzas policiales en los últimos años de la dictadura militar, Pil daba cuenta de todo eso desde su rol de vocalista: “Represión a la vuelta de tu casa/ Represión en el quiosco de la esquina/Represión en la panadería/Represión 24 horas al día”, dice el estribillo del tema con el que salieron a la fama, escrito junto al baterista Sergio Gramática.
El otro gran himno de Los Violadores es “1, 2, Ultraviolento”. Firmado por Stuka y con citas a la película La Naranja Mecánica, el tema tuvo una intensa difusión en radio y televisión. A partir de allí, Latinoamérica no fue una empresa imposible para la formación clásica del cuarteto, que completaba el “Polaco” Robert Zelazek en bajo -luego Sergio Vall remplazó a Gramática en batería. En 1990, cerraron la década a lo grande, registrando en el Estadio Obras el disco En vivo y ruidoso.
Hijo único de una modista y un operario de una fábrica de vidrio, Pil repartió las últimas décadas de su vida entre Lima y Buenos Aires. En 1997 conoció a la peruana Claudia Huerta, productora de espectáculos y madre de su único hijo Ian, y trazó un puente con el país incaico. Cronista agudo de la realidad, observador de su tiempo y de su género musical, junto al periodista Juan Carlos Kreimer, otro pionero en el tema, escribió el libro Más allá del bien y del punk, con el subtítulo Ideas provocadoras. Toda una definición de su arte, que hizo mucho ruido y que también hizo pensar durante cuatro décadas, y que se apagó de golpe y demasiado pronto.
fuente: infobae