Falleció en el Hospital Fernández tras ser herido por el oficial en la pierna y en el abdomen. Su cuerpo será trasladado a la Morgue Judicial. Tenía 51 años y vivía cerca del lugar del hecho.
Rodrigo Facundo Roza, el hombre de 51 años que mató a puñaladas al policía de la Federal, Juan Pablo Roldán en Palermo, finalmente murió esta madrugada en el Hospital Fernández donde estaba internado tras recibir disparos por parte del oficial en la pierna y el hígado. Según confirmaron fuentes policiales, el asesino falleció a la 3:30 de la madrugada y su cuerpo será llevado a la Morgue Judicial para la autopsia.
Murió a causa de dos disparos
De acuerdo con lo que pudo saber este medio, Roza murió a causa de las heridas recibidas por parte del agente en la pierna y en el abdomen. Según las fuentes, los tiros le comprometieron el hígado, el vaso y el tracto intestinal.
Todo ocurrió ayer por la tarde sobre la Avenida Figueroa Alcorta al 3300, a pocos metros del Malba y de la clínica Mater Dei. Sucedió a plena luz del día y a la vista de un grupo de gente que tomaba algo en la vereda de un bar. La violenta secuencia quedó registrada por varias cámaras de seguridad ubicadas en la esquina donde pasó todo. En las imágenes se observa cómo el asesino primero se para al lado de dos clientes de un bar y empieza a gritar frases incoherentes, lo que obligó a la intervención de dos efectivos de la Policía Federal. Uno de ellos, el inspector Roldán.
Con un cuchillo en la mano
En un primer momento los uniformados trataron de dialogar con el hombre, pero no hubo caso. De repente roza sacó el cuchillo que cargaba en su mochila y comenzó a atacar a los policías. Roldán quedó en la mira de las agresiones de Roza y pese a eso, no quiso disparar de entrada para repeler el ataque. Sin embargo, después efectuó algunos tiros al ver que el hombre no cesaba en su intento de herirlo. Según lo que se observa, el inspector disparó hacia el piso y las piernas el atacante para tratar de evitar causarle un daño mayor a él y al resto de personas que observaban la escena. Fue en el medio de toda esa secuencia que Roza llegó a asestarle cuatro puñaladas: una en el corazón.
La víctima fallecería al poco tiempo en el sanatorio Mater Dei mientras que el agresor sería llevado hasta el Fernández, donde pasó varias horas en la zona de terapia intensiva hasta que perdió la vida esta madrugada.
Lo que tenía en la mochila
Dentro de la mochila, Roza llevaba una serie de elementos que llamaron la atención, además de la hoja afilada suelta envuelta en papel rojo con la que mató al efectivo. Con su sangre todavía en el pavimento, los efectivos que acudieron a la escena después de que todo había terminado, se encontraron entre sus pertenencias con lo que parecía ser un arma de fuego con la forma de un pistolón del siglo XVII, varias cruces, estampas de distintos santos, un teléfono de línea, revistas religiosas y un atrapasueños, además de una vieja revista de decoración.
Roza vivía a pocas cuadras del lugar donde cometió el crimen, en un edificio de la calle Salguero junto a su madre, que se niega a responder el timbre. Su padre falleció en 2018, dedicado en los papeles al negocio de los taxis y el transporte, con una sucesión a cargo del Juzgado Civil N°22. Tiene dos hermanos, uno de ellos abogado. Este medio se comunicó con él. Se negó a hacer declaraciones. Dijo estar “preocupado por la familia del policía que murió”.
Un hombre “particular”
“Siempre fue un hombre particular”, describió un vecino. Una mujer, también del barrio, reveló que ya había atravesado algunos episodios violentos en otras oportunidades. Uno de esos episodios tuvo lugar en el edificio donde vivía. De acuerdo con lo que pudo saber, Roza había intentado entrar al departamento de una vecina por error. Estaba convencido de que era su casa y comenzó a romper la puerta porque no podía abrirla. La vecina que vivía ahí llamó a la Policía desesperada y no pasó a mayores.
Otro de los inquilinos relató que “en una oportunidad, el hombre comenzó a gritar desesperadamente”. “Gritaba tanto que no sabías qué hacer”, agregó otro vecino al recordar la historia. En cuanto a Roldán, se supo que era padre de una nena de 4 años, vecino de la Capital Federal y con domicilio en Parque Leloir, quien antes de ir tras él, se disponía a iniciar su servicio como oficial de guardia en la sede del Cuerpo en la calle Cavia. Era inspector de la Policía Montada de la PFA. Tras su violenta muerte, el Gobierno decretó duelo nacional. “Resulta un deber honrar su memoria”, dice el decreto oficial.
fuente: infobae