“Las enfermedades no lo ayudaban a seguir. Horacio trataba de recuperarse, de ponerse bien -contó más tarde López, en diálogo con Radio Mitre-. El cuerpo quería otra cosa y su cabeza iba por otro lado. Así es la vida. Pero no le tenía miedo a la muerte. Siempre decía que la muerte justifica la vida”. Además, explicó que en principio no habrá una ceremonia especial para su despedida, sino “algo íntimo” organizado por la familia de Guarany.
En enero de 2016, Horacio debió ser internado en un centro médico de la ciudad de Buenos Aires, debido a un problema de próstata. Mientras que en septiembre de 2015 permaneció por varias semanas en la terapia intensiva de la Fundación Favaloro, debido a una insuficiencia cardíaca.
Guarany tenía 91 años, y había construido una importante carrera artística, siendo uno de los grandes referentes del folclore argentino. Nacido en Las Garzas, Santa Fe, el 15 de mayo de 1925, su verdadero nombre era Heráclito Catalín Rodríguez. Dio sus primeros pasos en el mundo de la música con la Orquesta de Herminio Giménez, cantando música paraguaya. Grabó 57 discos solistas lanzados a lo largo de una prolífica trayectoria que se inició en 1957, con un disco homónimo. En 1985, lo entregaron el premio Konex de Platino, por considerarlo el cantante más importante del folclore nacional.
Sucede que el folclore puede empezar a definirse a través de los clásicos de Guarany, como “Si se calla el cantor” -su canción emblemática-, “Guitarra de medianoche”, “Milonga para mi perro” y “Regalito”, entre muchas más. También incursionó en el cine, con Argentinísima, de 1972, Si se calla el cantor, un año más tarde, y La vuelta de Martín Fierro, en 1974. Casi cuatro décadas más tarde volvió a la pantalla grande con El grito en la sangre, basado en una novela suya, Sapucay.
Guarany nunca chupó. Guarany toma. Me pueden ver entonado, pero borracho, jamás
Hombre de una potente voz sobre el escenario (¡pero lo han acusado de ser desafinado!), y de una gran verborragia bajo las tablas, Guarany solía acercar declaraciones muy particulares en cada uno de sus reportajes. “Me provoca mucha vergüenza -dijo, sobre una distinción que le habían propuesto-. El único homenaje que vale es el que me hace el pueblo, llenando plazas, clubes, teatros, durante más de 60 años. Rechazo los homenajes“.
Pero no sólo de música vivió este hombre que gustaba del buen vino, tanto en calidad como en cantidad. “Yo coj… todos los días. No tengo problemas”, aseguraba don Horacio, ya entrado en los 80. Y se explayaba, adentrándose en la polémica: “La necesidad fisiológica del coito es más importante que la del estómago. Cuando el hombre siente el llamado del acto sexual y no tiene cómo ejercitarlo, se vuelve una fiera. Así están todos los días violando muchachas, viejas. Un jubilado, un viudo, un viejo, ¿cómo consigue una mujer?”.
Guarany decía que su aporte a la música era nulo. Y sin embargo, la Argentina despide hoy a uno de sus músicos más trascendentes.
¡Hasta siempre, Horacio!