La escritora Nancy Olivera.
Letras de Fuego / Entrevista / Por Manuel Ernesto Rivas*. A escasos días antes de la presentación en la Feria del Libro de Jujuy de su trabajo sobre la obra poética de Carlos Artayer, “Para leer con diccionario”, entrevistamos a la escritora Nancy Olivera.

Una presentación y una ausencia presente

El próximo domingo 18 de agosto, desde las 16, en el patio de la Sociedad Española de San Salvador de Jujuy, lugar en donde se desarrolla la Feria del Libro de Jujuy, en su edición número 20, será presentado el trabajo “Para leer con diccionario”.

Su autora, Nancy Olivera, quiso realizar un homenaje en vida al poeta santiagueño Carlos Artayer, quien se mostró complacido por tan inmensa tarea pero que, por esas cosas del destino, no vivió para estar en la presentación.

Es por ello que la significación de esta presentación toma dimensiones infinitas, como la magistral capacidad de Artayer de construir con palabras un universo literario inigualable. Una razón más que valedera para entrevistar a la escritora.

A continuación compartimos el diálogo que mantuvo con Diario Cuarto Poder:

—¿Por qué eligió las obras de Carlos Artayer para reseñarlas en un libro?

—Antes quiero decir que mi trabajo todavía no se ha convertido en libro. Pero, tal vez en un futuro, no muy lejano, lo sea. Es un proyecto de libro, por el momento. Ojalá, pronto tenga en mis manos los libros del profesor Artayer que aún no he podido conseguir. Su esposa Susana Lares me prometió facilitármelos. Elegí sus libros, en principio, por la admiración, el respeto y el cariño inmenso que siempre despertó en mí. En segundo lugar, porque siento que sus poemas son dignos de perdurar por siempre en la historia de la literatura argentina. Su estilo es digno de ser valorado del mismo modo que, los lectores amantes de la buena literatura, valoramos a Borges, Storni, Cortázar, Quiroga, Hernández. Artayer es un grande que, por estar en el interior del país, no tuvo la posibilidad de llegar a más lectores. Es responsabilidad de quienes lo conocimos, leímos y disfrutamos sus poemas, sus cuentos, sus recitados, su voz insuperable, difundir su obra, darla a conocer en cada rincón del país y el mundo. Yo trataré de hacerlo desde mi pequeño rincón del interior de Jujuy. Se lo dije en una oportunidad y él se emocionó por lo que consideró “una quijotada”.

—¿Cómo fue construyendo el libro y qué reacción tuvo Artayer con el resultado?

—La construcción de mi trabajo se fue gestando desde que me regalaron el primero de sus libros. Luego, el tiempo y el destino hizo que después de muchos años sin saber de él, nos reencontráramos con ese profesor del secundario que me había impactado desde los trece años y que nunca había podido olvidar. Nuestro reencuentro se produjo cuando, con mis compañeros de promoción cumplimos cuarenta años de egresados. La noche de esa cena fue mágica. El profesor Carlos me dijo que conservaba entre sus papeles un manuscrito mío de cuando era su alumna en segundo año y que lo había guardado porque le había gustado mi manera de escribir. Me paralicé de emoción y sentí una gratitud inefable. No supe qué responder. Fue en ese momento en que me propuse dar a conocer su obra, que, por cierto, es insuperable. Le regalé mis libros y él me envió los ejemplares de los suyos, que disponía porque, según me dijo, las tiradas de ediciones de autor que había logrado publicar no eran tan numerosas y le quedaban unos pocos libros disponibles. Cuando le expresé mi intención de difundir sus trabajos en Jujuy me dijo textualmente:

“Espero que tu esfuerzo por ponerme en la palestra sea valorado en tu medio ya que para mí es una valoración que aquí no se da. Me enorgulleces y quedo en deuda contigo”.

También me expresó que estaba muy complacido y planeaba venir a Jujuy cuando presentara mi trabajo. Gran pena me invade cuando pienso en lo hermoso que hubiese sido que él mismo recitara sus sonetos, luego de que los presentara. Así, habíamos acordado hacer la exposición. El destino no lo permitió.

—¿Por qué Artayer es denominado el “Señor de la Palabra”?

—Creo que es porque siempre dominó la palabra a su antojo, para el bien y el deleite de quienes tuvimos la felicidad de escucharlo, leerlo, disfrutarlo y aprender con él. En uno de sus libros dice dirigiéndose a sus presuntos lectores:

Y es que somos “palabra” desde mucho antes que nos dieran -o impusieran-una que serviría convencionalmente para identificarnos […]

Cuando elegimos del paradigma de la lengua estas palabras, las otras permanecen latentes en la memoria, subyacen al hecho presente del habla, pero -como sostiene Todorov- todos los que nos precedieron en su uso dejaron en ellas su marca personal, sus luces y desgastes, y es por eso posible presentir suspiros y quejas, ausencias y esperanzas, melodías y silencios, vergeles y desiertos… rumores, en fin de la vida y la muerte, que jalonan desde siempre la existencia humana y la sobreviven en las palabras.

Carlos Artayer junto a su colega santiagueña Stella Bernasconi en el homenaje a Betty Alba.

Él se declara en busca permanente de las palabras y es evidente que nunca le costó esfuerzo encontrar las palabras justas para sus sentires más íntimos e intensos de manera incomparablemente bella.

—¿Tiene alguna anécdota con él de sus tiempos de estudiante?

—Sí, claro. Muchas que me hacen reír a pesar de los años transcurridos. Me acuerdo ésta. Yo usé anteojos desde el primario, en el secundario me habían comprado unos armazones que me cubrían casi toda la cara. Cuando yo estaba en primer año, él entraba al curso (era muy buen mozo) y como todas las chicas yo me quedaba extasiada mirándolo, pero él me veía y me decía: Piedra libre por Nancy que está detrás de los anteojos. Y yo me iba poniendo verde, amarilla, anaranjada hasta quedar tan roja como corazón de sandía madura.

Nancy Olivera recibe su diploma de egresada del secundario de manos del profesor Carlos Artayer.

Otra anécdota que recuerdo y que tiene mucho que ver con el título de mi trabajo, se lo puse a propósito de esto, para hacerlo reír con el recuerdo, es que siempre, en sus clases, cuando le preguntábamos por el significado de alguna palabra, él no nos facilitaba diciendo lo que le preguntábamos, sino que sólo respondía con mirada acusadora: ¡DIC-CIO-NA-RIO! Era fan del diccionario, no nos dejaba estar en sus clases sin que tengamos a mano un diccionario. Ahora, me doy cuenta de lo importante que fue tener siempre cerca al “mataburros”.
Hay otras, muchas anécdotas, que ya están guardadas en el corazón.

—¿Cuál es el libro y el poema que más la impactó?

—Me gustaron todos los que leí porque son muy atrapantes y provocan un deleite inaudito desde el momento de iniciar y hasta llegar al final. La última página es un sitio al que nunca se desea llegar. Pero, puedo decir que sus sonetos me gustaron al punto de releerlo una y otra y otra vez. Hay una secuencia narrativa construida con cuatro sonetos que es lo mejor que leí en todos mis años de carrera de letras, de docente y de lectora asidua.
En mi trabajo, expreso, en relación a esos sonetos, lo siguiente:

Destaco una serie de sonetos, cuatro en total, escritos bajo el título de Cifra ceremonial identificados con números. En ellos, el poeta logra presentar al lector la secuencia temporal de un ruego amoroso o de una necesidad de amar a un alguien que nunca llega a pesar de la búsqueda desesperada Quiero que vengas, amor, quiero que vengas…” El poema es el recorrido vital, azaroso, incierto, ardoroso, pero persistente en donde el deseo y el fracaso son sólo un instante sugestivo de esperanza de amar Y cuando vengas, amor, cuando vengas,/y se ahoguen tus ausencias en mi almohada… aunque la incertidumbre esté profundizada por tiempo y distancia el amor continua latente: Y quién impide, amor, que ahora vengas/ a levantar las anclas de mi almohada,/ quién asorda el diapasón de la respuesta/ y desnuda el resplandor de las espadas… Al final, el logro del amor físico no es lo esencial, lo valioso es haber amado porque sólo a través del amor el ciclo vital del hombre logra su razón de ser:

Y aunque no vengas, amor, aunque no vengas,
distraigo los mastines de mi almohada
domestico la pregunta y su respuesta
cuando blande la memoria sus espadas.

Para todos los caminos de la tierra
hay un tiempo que gastar en las sandalias,
y otro tiempo transversal es el que espera
en la indócil dimensión de las distancias.

Y te convoco en las diarias ceremonias
y en los nombres infinitos de la sangre
como una cifra de ciencia poderosa,

y aunque no vengas y todo sea tarde,
hallo tu rostro sonriéndome en mis cosas
mientras mi nombre hasta sus lutos cae…

—¿Considera que falta conocer más a autores como él en las escuelas de la región?

—Es importante que en las escuelas se trabaje con textos de escritores de cada provincia de cada ciudad. Considero que es esencial el contacto del lector con el escritor, si éste está con vida. La distancia entre ambas partes del proceso comunicativo (emisor/receptor), que implica la lectura de un texto, se acorta y con ese acercamiento se beneficia no sólo el diálogo del lector con los textos elegidos sino con el escritor, quien puede develar los secretos de su escritura y darse a entender no sólo con la palabra escrita sino también con la palabra hablada. No sé porque hace mucho que no vivo en Santiago del Estero, si se acostumbra en las escuelas de mi provincia natal invitar a los escritores a dialogar con los estudiantes. En Libertador Gral. San Martín, durante este año ya he visitado siete escuelas de diferentes niveles. En lo personal, el contacto con niños y adolescentes me renueva y me estimula a seguir escribiendo. Autores como Carlos Artayer debieran estar incorporados oficialmente a la currícula escolar. El aprendizaje, que proporcionan los textos de este profesor, trasciende lo puramente literario, es aprendizaje vital.

—¿Desde su rol de poeta siente que recibió alguna influencia de Artayer?

—Sí, claro que él fue un modelo a seguir y me brindó la posibilidad de su mirada a mis primeros textos. Recuerdo que, en La Banda, vivíamos muy cerca, a una cuadra de distancia. Yo con trece años, me atreví un día a golpear la puerta de su casa para darle mis primeros poemas y que él los corrigiera. Sigo muy agradecida por sus consejos, por sus enseñanzas, por sus correcciones, todo ello, brindado con mucho cariño. Él me marcó el norte literario sin que yo me diera cuenta. Los años me demostraron que aprendí mucho de él en las aulas del secundario, del profesorado de Castellano, Literatura y Latín y, también, en el cariño de su amistad.

—¿Le preocupa algo de la presentación en la Feria del Libro de Jujuy?

—No, no me preocupa nada. Trataré de que todo salga bien, me esforzaré para que ello suceda. Sólo me duele profundamente que no me acompañe como lo habíamos soñado desde el año pasado. Seguramente, su espíritu rondará por San Salvador de Jujuy el próximo domingo y se materializará en su poesía.

—¿Qué le diría a las nuevas generaciones sobre el legado de Artayer?

— A las nuevas y a las viejas generaciones y a las generaciones por venir les diría que no pierdan la oportunidad de leer la poesía de uno de los más grandes escritores argentinos.

—¿Qué habría que hacer con la gran cantidad de obras que dejó sin publicar?

—Si yo fuera parte de su familia ya estaría editándolas y publicándolas de manera póstuma. El mundo no debe perder de leer ni una sola línea escrita por este gran poeta.

*Fundador y director de Diario Cuarto Poder. Periodista, profesor de Letras e Historia y escritor.

Datos biográficos de la autora

Nancy Olivera nació en Santiago del Estero en 1961. En 1983, se radicó en Libertador General San Martín, Ledesma. Jujuy. Docente jubilada.

La-escritora-Nancy-Olivera.

Ha publicado cuatro libros, dos de poesía, Etapas (2008) y Cuestión de vida (2013) y, dos de cuentos: Tuka (2015) y Cuentos de Selva urbana (2022).

Sus textos aparecen en varias antologías, entre otras: Vivencias, Nuevas Vivencias y Vivencias II de GRADA; Poesía contemporánea del Río de la Plata (2016); Las joyas del encuentro (2017) y Nos mester (2019) de la SADE Jujuy; Con letra de mujer: Ellas y nosotras (2019); El Cuento en Jujuy, narradores de principios del siglo XXI (2021). Voces de Jujuy, antología poética (2021), Colaboradora en Pobladores, saberes e historias Jujuy. Cuaderno 1: El oriente jujeño – CONICET, UNJu, UE-CISOR (2020).

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