Nadie anotó con la camiseta de los Pumas tantos puntos como él. Nadie anotó en los mundiales tantos puntos como él. Jugó 102 partidos en el seleccionado. Pasó 14 años entre equipos de la Unión Argentina de Rugby y clubes y franquicias del exterior.
De esa magnitud es la figura que se reincorpora al rugby local. A Tucumán Lawn Tennis, específicamente. Y no es otro que un hijo pródigo de esa institución: Nicolás Sánchez.
Su “Cachorro” es el chico que empezó en esto a los 8 años, cuando su papá, Fabián, lo llevó a este deporte. Era un niño que gustaba del fútbol y que simpatizaba con Atlético Tucumán, el Decano. Y recibiría aquel apodo porque su hermano un año mayor, Benjamín, era “Perro”. Los dos brillarían en la primera del club. Pero Nicolás llegaría lejos, altísimo. Se volvería una estrella en el rugby internacional. Y desde ese pedestal retornará pronto a su hogar deportivo.
Como declaró en su momento a Scrum.com, la idea de regresar rondaba su mente por lo menos desde 2018. Quizás, desde que se fue, en 2010, a Pampas XV, antes de saltar al rugby europeo. A esa altura, Sánchez todavía no tenía del todo definida su función en la cancha (fue medio-scrum, fue centro), no se había instalado en el puesto que lo consagraría fronteras afuera.
Consagrado fronteras dentro ya estaba. No lo amedrentó una fractura de mandíbula sufrida en 2005 como para seguir en un deporte rudo sin ser corpulento. Con menos de 1,80 metros de estatura, sólo un constante entrenamiento en el profesionalismo lo volvería físicamente considerable.
Pero habilidad le sobraba. En 2006 fue campeón argentino de menores de 18 años, y al año siguiente dio un salto importante: se estrenó en la primera de Tucumán LT, fue convocado a un seleccionado (para un Sudamericano M-19) y contribuyó al octavo lugar de los Pumitas en el Mundial M-19 de Belfast, Irlanda del Norte. En 2008 intervino en el Mundial de menores de 20 años en Gales, y a su club le dio algo deportivamente valiosísimo: con 10 tantos (try, gol, penal) en los últimos 5 minutos de la final frente a Universitario, consagró a Tucumán Lawn Tennis como campeón del Torneo Regional del NOA al cabo de 26 años. Y la conquista se repitió a la temporada siguiente.
Dos mil diez fue otro año de gran progreso: Nicolás fue componente del seleccionado tucumano, La Naranja Mecánica, que resultó campeón del Argentino; se integró a Pampas XV, una suerte de segundo equipo de la Unión Argentina de Rugby; formó parte de Jaguares por la Nations Cup y el Americas Rugby Championship, y por primera vez fue citado a un seleccionado argentino absoluto, para afrontar el Sudamericano de Santiago. En Chile protagonizó dos partidos, como centro (7 puntos en el segundo); serían los únicos en que no actuó como apertura en los Pumas.
Y hubo más crecimiento al año siguiente: conquistó la Copa Vodacom en Sudáfrica como pieza de Pampas XV; disputó por primera vez la Copa del Mundo, con una breve intervención en Nueva Zelanda 2011, y se marchó a al rugby europeo, en el que lo incorporó Bordeaux Bègles, recién ascendido al francés Top 14, la liga nacional más grande del continente. En 2012 comenzó a participar en el Rugby Championship, que aumentaría enormemente su protagonismo en la selección y lo haría sumar una enorme cantidad de caps.
Y en 2014 pasó a Toulon, entonces bicampeón de Europa, y uno de los más exitosos de Francia, que le dio una oportunidad estupenda: tener como entrenador de patadas al gran Jonny Wilkinson, héroe de la coronación inglesa en Australia 2003.
Dos mil quince fue un año de hitos. En el Mundial de Inglaterra resultó el máximo goleador (97 tantos) y disfrutó la capitanía en el enfrentamiento por el tercer puesto (derrota a manos de Sudáfrica), y obtuvo el Olimpia de Plata en rugby. En 2016 se incorporó a Jaguares, la franquicia que fue una apuesta de UAR por ganar espacio en el hemisferio Sur. No llegó a actuar en la final de 2019 del Súper Rugby perdida a manos de Crusaders en Christchurch, porque ya se había mudado a Stade Français.
A partir de entonces hubo tiempos difíciles para el número 10. Un flojo rendimiento en Japón 2019 marcó un quiebre en su protagonismo en los Pumas. Al año siguiente Nicolás perdió a su hermana Pilar, de forma trágica. Y si bien el tucumano siguió participando en la selección, fue perdiendo incidencia. De todos modos, le quedó una gran satisfacción gracias al Mundial Francia 2023, su cuarto torneo mayor. En el encuentro de septiembre con Chile estableció el mojón de 100 presencias en el equipo nacional (había alcanzado el hito solamente Agustín Creevy, en agosto), y al cabo del certamen quedó como el goleador más prolífico del historial de la Copa del Mundo, con 156 puntos en sus cuatro participaciones.
También ese año pasó a Brive, conjunto francés de menor envergadura. Y al tiempo se convirtió en jugador de Suntory Sungoliath, de Japón. Desde allí viene Nico Sánchez. A prestigiar el rugby local a sus 35 años, luego de 14 en el extranjero. A poner al servicio de una muy buena competencia doméstica su foja de 902 tantos en 104 actuaciones en el seleccionado argentino (promedio de 8,6) con 15 tries, 130 goles, 173 penales y 12 drops, y su premio Konex 2018. Su paso por los mundiales parece cerrado, pero no necesariamente su trayectoria en los Pumas: aunque no fue llamado por Felipe Contepomi para la ventana de julio (dos cruces con Francia y uno con Uruguay), el histórico 10 puede llegar a ser elegido para el Championship. La puerta está entreabierta.
Pero el Cachorro tucumano viene, sobre todo, a cumplir con el club que lo formó y con la gente que lo quiere. La que lo quiere en las canchas, y la que lo quiere fuera de ellas.
fuente: lanacion