Cuando “Alex” se reencontró con su padre después haber sido secuestrado, en una mano tenía aferrada una espada de plástico y con la otra sostenía una bolsa con golosinas. Nadie se imaginó que ese elemento serviría para esclarecer un nuevo secuestro extorsivo en la provincia, el tercero en menos de cuatro meses. En un allanamiento, los investigadores encontraron el mismo juguete. Ahí se confirmó que el menor estuvo en esa casa.
La Policía detuvo a una mujer y a dos hombres por el hecho, pero la investigación que dirige el fiscal federal Carlos Brito no se detiene. Existen sospechas de que alguien del entorno familiar del niño de 5 años podría haber tenido algún tipo de participación. El caso, que conmocionó a los tucumanos en la madrugada del martes, tuvo varias secuencias.
Hace al menos dos semanas, la familia del niño recibió la visita de un tío de Salta. En ese encuentro, donde habría abundado el consumo de carne asada en una parrilla y de bebidas alcohólicas, el pariente que llegó de “La Linda” había comentado que estaba por cobrar unos $3 millones de un seguro. También adelantó que su intención era hacer una operación inmobiliaria para capitalizarse.
De esa reunión, según confirmaron fuentes judiciales, participó al menos la mujer detenida por haber secuestrado al pequeño. Creen que desde ese momento se comenzó a planear el secuestro para quedarse con el dinero del pariente.
La familia del pequeño vive en barrio Victoria. Su padre se gana la vida haciendo trabajos de herrería y albañilería y su madre es ama de casa. “Alex” es el menor de tres hermanos y asiste al jardín de infantes de una escuela de la zona. La humilde realidad del entorno del pequeño despertó sospechas entre los investigados.
¿Por qué se animarían a secuestrar a un miembro de una familia que no cuenta con $2 millones para pagar un rescate?
“Somos gente trabajadora; no pueden habernos elegido como víctimas a nosotros. No sé de dónde pensaron que sacaríamos tanta plata para pagar ese secuestro”, señaló un tío de “Alex”, que viralizó en las redes sociales la desaparición del niño.
La sospechosa detenida, como lo hacía varias veces a la semana, se presentó en la casa de la familia del niño. Estuvo varias horas con la madre del pequeño.
Pasadas las 21, una vecina llamó al servicio 911 para denunciar que una mujer se había llevado al niño caminando y de la mano. Los policías se presentaron en el domicilio y, al confirmar la versión, comenzaron a buscarlo.
Por teléfono un hombre le exigía el pago de una suma de dinero. Antes de llamar a la Policía se habría comunicado con su pariente de Salta para que le facilitara esa suma de dinero. El familiar, siempre según fuentes judiciales, decidió viajar a nuestra provincia, pero sin el efectivo. Después de realizar ese pedido, se presentó en la seccional 13° para denunciar el hecho.
“Deténganla a ella, es la culpable de todo esto”, les gritaron los vecinos a los policías cuando arribaron a la vivienda del niño. El clima era muy tenso y los uniformados tuvieron que hacer todo un operativo para tranquilizar a los más exaltados.
“La mujer que se lo llevó estuvo consumiendo cerveza con la madre. No sé lo que estaba haciendo el padre, pero todo nos pareció muy extraño”, señaló Luisa Rodríguez.
El caso activó el protocolo que tiene la Policía para actuar en este tipo de casos. Después de haber mantenido una reunión, decidieron allanar la vivienda de la mujer que habría estado con la madre de “Alex” y que los vecinos la señalaron que se lo había llevado.
En el domicilio encontraron una importante suma de dinero, una pistola 11.25 y balas. Ella negó esa versión y señaló que se dedicaba al préstamo de dinero en pequeños montos. “No teníamos ni idea de que esta tipa podía tener algo que ver. Lo único que sabemos es que no es la primera vez que tiene problemas con la Policía y que presta plata a los más necesitados”, comentó una vecina que se identificó como Gloria. Fuentes policiales confirmaron que la sospechosa tenía un vínculo con un reconocido abogado penalista.
Pasada la 1, un matrimonio domiciliado en Amadeo Jacques al 1.200 encontró a un niño solo en medio de la calle y con cara de miedo. Se aferraba a una espada de plástico que tenía en sus manos y que no era un juguete que había sacado de su casa.
“Esta gente, preocupada por el pequeño, lo llevó a su casa, le convidó yogur y comenzaron a hablar con él para ver si le contaba qué hacía en ese lugar”, dijo Clara, una vecina.
“Al poco tiempo, cuando comenzó a correr la voz entre los habitantes de la cuadra, una mujer vino y mostró que ese era el chiquito que estaban buscando. Inmediatamente se llamó a la Policía para denunciar lo que había sucedido”, destacó la mujer.
“Alex” fue trasladado hasta la seccional 11ª, donde llegó el padre y lo identificó. En medio de tantas dudas, se conocieron dos certezas: era imposible que el menor se haya traslado hasta ese lugar solo y que los secuestradores, al enterarse de que lo estaban buscando, decidieron abandonarlo allí. Alguien podría haberles pasado la información de los allanamientos que se realizaban para tratar de ubicarlo.
La noticia de la aparición del niño no se había terminado de confirmar y los policías realizaban un segundo allanamiento, en este caso, en una casa de Juan B. Terán al 1.200, lugar de residencia de la supuesta pareja de la primera arrestada.
En ese lugar, encontraron una espada de juguete idéntica a la que tenía “Alex” en su poder, según confirmaron fuentes policiales y judiciales.
Además, el niño apareció a menos de seis cuadras de ese domicilio. Finalmente, la madre y la hermana del acusado le habrían informado que el implicado había llegado con otro joven con un menor a la vivienda. El tercer sospechoso habría dicho que el chico era un sobrino.
La pareja detenida esperaba ser enjuiciada por una serie de robos cometidos en al menos un country de Yerba Buena. Estuvo varios meses tras las rejas, pero recuperaron la libertad al haber permanecido más de dos años sin ser enjuiciados.
Los investigadores, después de sumar testimonios, identificaron a un tercer sospechoso. Se presentaron en un domicilio de Honduras al 1.200 y lo detuvieron. Él, según confiaron fuentes judiciales, podría haber sido el encargado de cuidar al pequeño hasta que sus supuestos cómplices cobraran el rescate y lo liberaran.
Mientras esperaban la orden judicial, un allegado al sospechoso atacó con un hierro caliente al policía que lo custodiaba para que el acusado pudiera escapar. Un uniformado sufrió quemaduras en uno de sus brazos. El desconocido escapó aprovechando que el policía se quedó cuidando al arrestado.
Al parecer, el tercer aprehendido habría asegurado que él sólo se había dedicado a cuidar al pequeño por pedido de los otros detenidos. Habría dicho que por esa tarea le ofrecieron pagar $500, aunque los pesquisas creen que es una estrategia para no quedar imputado en la causa.
fuente: lagaceta