El prelado incluyó ese mensaje en el solemne Tedeum del 25 de Mayo, el primero al que asistió Mauricio Macri como presidente de la República.
El cardenal Mario Poli encabezó el tradicional tedeum del 25 de Mayo en la Catedral Metropolitana. Entre los asistentes a la celebración religiosa estuvieron Mauricio Macri, su esposa Juliana Awada; el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, las autoridades del Congreso y gran parte del gabinete de ministros.
Durante la homilía, la máxima autoridad de la Iglesia Católica le pidió a Jesús que ilumine a todos los dirigentes que tienen algún tipo de representación para “descubrir la alegría y la grandeza del que sirve, dejando de lado la mezquina ambición”.
Y solicitó: “Que no nos paralicen las estadísticas, sino más bien que no perdamos la sensibilidad para escuchar y redoblar los esfuerzos y servicios ante el dolor de los más pobres, de las familias que siguen en la humillación de carecer de lo esencial”.
El mensaje de Poli era esperado con gran expectativa luego de una semana en donde hubo críticas desde algunos sectores de la Iglesia por el aumento de la pobreza. La medición que realiza el Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina registró un aumento de las familias con las necesidades básicas insatisfechas durante los primeros meses de gobierno de Cambiemos. Y desde la Pastoral Social alertaron sobre la “fragilidad laboral” del mercado de trabajo luego que el Poder Ejecutivo vetara la ley antidespidos.
El arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires evitó cuestionamientos directos al poder político y realizó un llamado a la unidad de los argentinos: “Señor, danos fortaleza para ordenar nuestra inteligencia y pasión al servicio del bien común; que el genio que muchas veces nos distanció se convierta en ingenio para que todo argentino e inmigrante de buena voluntad tenga techo, tierra y trabajo; lo elemental”.