Por Manuel Ernesto Rivas, Director Diario Cuarto Poder. “Hacía falta tanta agua para apagar tanto fuego”, la célebre y artera frase pronunciada por Cornelio Saavedra tras conocerse la muerte de Mariano Moreno, mientras se encontraba viajando en una misión que tenía como objetivo conseguir armamento para equipar el naciente ejército patriota, tras la Revolución de Mayo.
Con la muerte de Moreno se intentó acallar las ideas de emancipación y cambios en el orden social que promovía -sin entrar en detalle en su postura centralista-; pero también se acabó con el primer periodista argentino, quien había fundado La Gazeta de Buenos Aires para la difusión de las ideas libertarias, que años más tarde darían frutos con la declaración de la Independencia.
El asesinato de este prócer, aparentemente envenenado con arsénico, no implicó la pérdida de esa semilla ideológica planteada por Moreno, con mucha pasión. Él quería avanzar hacia la emancipación de España, mientras otros, de características más conservadoras, querían mantener la estructura establecida por la corona española.
Como suele ocurrir a lo largo de la historia universal, las ideas de muchos hombres intentaron apagarse, como en el caso de Moreno, en la inmensa masa de agua del Atlántico, que recibió su cuerpo amortajado en una bandera inglesa, por no haber otro paño a disposición.
Es cierto que faltaba aún para que Manuel Belgrano creara la bandera que hoy nos distingue entre el concierto de las naciones del mundo. Pero seguramente no hubiera sido el deseo de este prohombre argentino, impulsor del nacimiento de aquel sentimiento de pertenencia, de aquel orgullo de haber nacido en estas tierras y de pretender construir el destino colectivo de los llamados en ese entonces “criollos”.
Han pasado poco más de 206 años de la muerte de Moreno y el periodismo que él supo fundar, con una mente anticipatoria e iluminada de las necesidades de darle carácter y sentido a la revolución, siempre se encuentra en medio de las presiones de quienes no quieren que la verdad salga a la luz.
A más de dos siglos de aquella primigenia publicación periodística, es común que se trate de etiquetar a los periodistas y medios de comunicación, como si se tratara de una actividad completamente mercantilizada. El poder de turno hace arrodillar a quienes tienen la vocación informativa, a través de los empresarios dueños de medios de comunicación. Y los que no se alinean, sufren las presiones para hacerlos desistir de su actitud.
¡Pobre de aquellos que deciden incursionar en el periodismo de investigación! Todo el aparato estatal y hasta los servicios secretos, se ponen a disposición para espiar, controlar, presionar, amedrentar, comprar y prostituir a los descendientes directos de aquella vocación originaria de Moreno.
La denigración y las campañas de desprestigio están al orden del día, para tratar de frenar aquello que tenga relación con ponerle la lupa a la corrupción.
Es difícil ejercer la labor periodística en estos tiempos, como lo fue en aquellos años del nacimiento de nuestra patria. Aunque hayan pasado 206 años, las cosas no han cambiado demasiado debido al sentimiento y modo de actuar de personajes públicos. De este modo, los “Cornelios Saavedras” se multiplican y quieren apagar ese fuego para el que se necesita tanta agua. No pueden hacerlo como se hizo en aquel momento. Al menos eso es lo que pienso, pero tienen otros mecanismos de los que hace gala su inteligencia puesta al servicio de finalidades negativas.
Desde el Diario Cuarto Poder, hemos elegido el periodismo de investigación. Esa premisa va más allá de quienes tengan que ejercer la labor periodística. Supera los hombres y mujeres, los tiempos y los medios por los cuales la tecnología canalice la información. La investigación es la meta que marca el norte de este medio que nació hace menos de un año en su versión impresa.
Es por ello que, más que nunca, el nombre de Mariano Moreno refulge desde ese abismo profundo del océano Atlántico, porque el fuego no pudo ser apagado, ni siquiera por esa enorme cantidad de agua…