Nota de Tapa | La novena derrota electoral de Cambiemos en igual cantidad de comicios, transforma a Mauricio Macri y su política nacional en una verdadera ancla para los referentes tucumanos Silvia Elías de Pérez y Germán Alfaro.
Nueve de nueve
Son las derrotas electorales que acumula el macrismo en igual cantidad de comicios, ya sea en Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), o elecciones provinciales.
El último resultado en La Pampa, en donde el peronista el peronista Sergio ZIliotti se alzó con la victoria y en donde el “macrismo” perdió la intendente de Santa Rosa a manos de La Cámpora, le significó esta novena y dura derrota.
La influencia de la errática política económica nacional incide, aunque muchos lo quieran negar, en el malhumor de muchas jurisdicciones electorales del país.
La dura realidad nacional
Los candidatos locales no se pudieron abstraer de la dura realidad nacional que golpea y condiciona la vida de los habitantes del interior de manera dramática.
Tucumán no es la excepción en este contexto y, a medida que se avecina su turno electoral los temores se acrecientan en los candidatos tucumanos, en especial en aquellos que quedaron como una especie de conductores de un cada vez más débil representante de la abollada coalición nacional.
Ese papel le toca representar a la candidata a gobernadora Silvia Elías de Pérez y al postulante a reelegirse como intendente capitalino, Germán Alfaro.
Una candidatura mal parida
Así se podría calificar, sin rodeos ni equívocos, a la génesis de la candidatura a gobernadora de la senadora nacional, Silvia Elías de Pérez.
La mujer partió en medio de un pelotón de candidatos, en donde José Cano sobresalía por su condición de eterno conductor de la oposición en la provincia.
En esta ocasión, el diputado nacional también quería encabezar la fórmula, pero le jugaron en contra los escándalos como el Plan CoreANO y el hecho de vivir en la casa de un empresario del bioetanol.
La jugada de Elías de Pérez
Ambos casos le sirvieron a Elías de Pérez para tejer en Buenos Aires la idea de que ella era la mejor candidata y a la que “menos manos” podía sacarle el oficialismo provincial en la campaña.
Los otros adversarios, Domingo Amaya y Alfonso Prat Gay, no representaban demasiados problemas porque su posicionamiento era difícil.
El ex intendente capitalino, devenido en funcionario nacional, no aprovechó en su momento para armar estructura propia y posibilitó el crecimiento de Alfaro.
En tanto que Prat Gay demostró desconocimiento de la provincia a la que aspiraba a gobernar.
Ni las encuestas salvaron a Cano
Pese a que las encuestas le daban, en teoría, buenos números a Cano, la decisión de Buenos Aires fue lapidaria y posicionó en el primer lugar a la senadora.
Lo malo es que su candidatura no se construyó ni en el consenso de sus pares locales de Cambiemos, ni en las internas partidarias, ya que el PRO, la Unión Cívica Radical (UCR) e incluso el Socialismo, se encuentran intervenidos en la provincia.
O sea que se dejaron de lado los mecanismos democráticos para posibilitar las candidaturas a dedo que tanto se criticaron en algún momento desde Cambiemos.
Sin poder despegarse
Justamente ese origen de la candidatura de Elías de Pérez y del resto de los referentes de ese espacio, hizo que ninguno se pudiera despegar de la gestión nacional.
Es más, en el minuto cero de saberse candidata, la senadora dijo que iba a tratar de que viniera el Presidente Macri a dar una mano en la campaña.
Macri es un ancla pesada
Pero a los pocos minutos se percató de que Macri era un ancla pesada con la que no podrían lidiar.
Ahora, con la novena derrota al hilo. Esa ancla se hace más pesada y el fantasma de la derrota cada vez es menos espíritu y es más cuerpo.
Al punto que la Gobernación ya se la dan a Manzur, y la intendencia capitalina podría quedar en manos de Leito.
De la sal del desierto a estar “pegadísimo”
Cuando Germán Alfaro, hábil político, leyó que la cercanía con Mauricio Macri le piantaba los votos, ensayó aquello de que la Nación enviaba sal cuando estaban en el desierto.
Pero en el momento lo acomodaron en la palmera y le dijeron que tenía que dejar los dos pies en el plato.
Es por ello que, desde ese momento, no volvió a criticar al gobierno nacional y ahora hasta lo incluye en sus spots de campaña al señalar supuestos fondos que la Nación le remite a la provincia, obviando la información que da cuenta de que es la jurisdicción que menos recursos recibió desde el poder central.
Alfaro tiene que morir de pie. ¿Será que le debe muchos favores a Macri? Lo cierto es que, a medida que avanza esta corta campaña electoral, las adhesiones a quienes están en la vereda de enfrente de las políticas nacionales se siguen multiplicando.
De esa cosecha se aprovecha el candidato a intendente por el oficialismo provincial, Mario Leito. Alfaro se empantanó en sus propios anuncios de gobernador para 2023. No pensó antes en 2019.