Por Manuel Rivas* / Política / Opinión. El intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro, se erigió en el “gran perdedor” de las elecciones provinciales luego de que el conteo en la Junta Electoral -aun no oficializado- le dio el triunfo a Rossana Chahla en Capital.
Una derrota catastrófica
Las elecciones del 11 de junio pasado dejaron triunfadores y derrotados. Entre los últimos, el más destacado fue el intendente de San Miguel de Tucumán y candidato a vicegobernador, Germán Alfaro, quien perdió las elecciones provinciales y su bastión municipal.
La derrota de la fórmula de Juntos por el Cambio (JxC) que integraba con el actual diputado nacional y ex intendente de Concepción, Roberto Sánchez, sufrió una catastrófica derrota, que no pudo ser atenuada ni siquiera con la suspensión de las elecciones en mayo.
Algunos analistas políticos, entre los que me incluyo, señalaron que la suspensión de las elecciones del 14 de mayo sólo le servía a los intereses del centralismo porteño, pero que en realidad sólo alargaba la agonía de los principales candidatos de JxC en Tucumán.
La pérdida del bastión municipal
Alfaro debía asegurar la continuidad de su influencia en el municipio capitalino para no perder poder. Para ello, como no confía en nadie más, eligió de candidata a su mujer, la senadora nacional Beatriz Ávila, quien no estaba muy convencida.
Ávila ya había repetido en varias oportunidades, antes de que se anunciara la candidatura, que estaba cómoda en el Senado y que no sería candidata. Finalmente, se impuso el criterio de su marido, quien consideró que podría retener la Intendencia.
Finalmente, la candidata del oficialismo provincial, Rossana Chahla, se constituyó en la referente que encabezó la recuperación del bastión municipal, porque en esta oportunidad, al contrario de lo que ocurrió con Mario Leito, no hubo “fuego amigo”.
El lenguaje corporal y las denuncias
Mientras que el lenguaje corporal de los candidatos a la Gobernación decía una cosa, las expresiones formuladas en torno a una posible manipulación de los resultados, se sucedieron tal cual había advertido en columnas anteriores de Diario Cuarto Poder.
El lenguaje gestual de los candidatos de JxC reflejaba a gritos la derrota que habían sufrido y aún faltaba la oficialización de lo más temido: la pérdida definitiva del municipio de San Miguel de Tucumán a manos de Rossana Chahla.
Después vino la sobreactuación de ir al lugar del escrutinio en un conocido hotel de esta ciudad, las expresiones acusatorias que intentaron manchar, como sea, la voluntad de la mayoría de los vecinos de la Capital de optar por un cambio de signo en el Gobierno municipal.
Los grandes ganadores
Primero, el gobernador electo, Osvaldo Jaldo, porque la fórmula que integró le dio una soberana paliza electoral a la oposición, que no logró poner en riesgo la victoria. Jaldo ya probó su capacidad para conducir el Ejecutivo y su predisposición a la unidad.
Segundo, el actual gobernador, Juan Manzur, quien, a pesar de dejar su lugar en el binomio, ante la decisión de la Corte Suprema de la Nación, no perdió su posicionamiento a nivel nacional y pudo erigirse en el jefe de campaña.
Y finalmente, Rossana Chahla, quien encabezó la recuperación de un municipio capitalino, el único que no pudo retener el espacio de Juntos por el Cambio. Ahora el desafío es la gestión y una fuerte autocrítica en las filas de la oposición.
*Fundador y director de Diario Cuarto Poder. Profesor en Letras e Historia, periodista y escritor.