Por Nicasio Rodríguez* para Diario Cuarto Poder | El enojo generalizado de las bases docentes habla a las claras del desgaste y la falta de representatividad de los gremios que se sientan a la mesa de diálogo. La movilización del lunes es histórica , no sólo por la convocatoria sino por que obliga a una respuesta concreta.
¿De qué nos perdimos los tucumanos?
Esa puede ser una buena pregunta para analizar lo ocurrido el lunes pasado con el inicio del ciclo lectivo 2020.
Por un lado se notó la contundencia y el rechazo concreto de miles de educadores que fueron a la Plaza Independencia -pese a que está vallada- para exteriorizar un descontento que pasó de simple enojo a una verdadera furia colectiva.
Por el otro lado, las expresiones oficiales, encabezadas por el gobernador Juan Manzur y el ministro de Educación, Juan Pablo Lichtmajer, quienes se empeñaban en afirmar que el inicio de clases se estaba dando con normalidad.
Entre justificaciones y descuentos
Cuando los periodistas le hacían notar lo que estaba sucediendo en la plaza, el mandatario se limitó a decir que los docentes que no habían concurrido a las escuelas tendrían que justificar su ausencia.
El titular de la cartera educativa, lejos de su postura aplomada y simpática, fue más allá y advirtió que se iban a descontar los días no trabajados, teniendo en cuenta la vigencia de la conciliación obligatoria.
Con la cabeza de los dirigentes…
En tanto que los representantes del Frente de Gremios Docentes (FGD), David Toledo, de la Agremiación Tucumana de Docentes Provinciales (ATEP); Isabel Ruiz, de la Agremiación del Personal de Enseñanza Media de Tucumán (APEM); y Edgardo Besone, de la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica (AMET), brillaron por su ausencia, tanto en los pasillos gubernamentales como en los medios de comunicación.
Fue Toledo quien vivió parte de la furia de los maestros en un bar ubicado céntrico, en donde mantuvo una discusión con un grupo de docentes a quienes calificó de parásitos de la Educación.
ATEP en el ojo de la tormenta
Lo cierto es que los gritos en la plaza Independencia iban en dirección contraria a la que aplicó el dirigente para defenderse.
Los manifestantes, además de manifestarse frente a la Casa de Gobierno, se desplazaron, tanto a la llamada Secretaría de Educación como a la sede de ATEP, en calle San Lorenzo al 400.
En ambos casos exigieron la renuncia de Lichtmajer y de Toledo, dos de los destinatarios favoritos del descontento.
“No hay soluciones mágicas”
En este conflictivo inicio de clases estaba asegurada la presencia del ministro de Educación de la Nación, Nicolas Trotta, quien no pudo abstraerse de lo que sucedió en la mañana en la plaza Independencia.
El funcionario, quien en horas de la tarde participó del acto oficial de inicio del ciclo lectivo 2020 en la escuela Guillermo Rawson, de Burruyacu, señaló que “debemos reconocer que no hay soluciones mágicas. La provincia está haciendo un enorme esfuerzo y muchas veces, más allá de las posibilidades”.
Necesidad de diálogo
Mientras que, en referencia a la actitud de la Nación para con el sector docente, indicó que “nuestro Gobierno llama en todo momento al diálogo”.
Justamente se especula que el gobierno de Juan Manzur tome contacto con los sectores autoconvocados que protagonizaron esta protesta histórica, a fin de poner paños fríos en la relación con los educadores, en especial con aquella gran franja que no se siente representada por los sindicatos que se sientan en la mesa de diálogo todos los años con el Gobierno de turno.
Una asamblea provincial de autoconvocados
Es más, se prepara una asamblea general de educadores, que se realizaría en “El Piletón” del Parque Avellaneda, en donde cada escuela debe enviar un representante, en paralelo a los delegados que tienen los sindicatos del FGD, y que son llamados despectivamente “la Triple A”, por la letra inicial coincidente de cada una de sus siglas.
La cuestión parece complicarse, en la medida en que en medio de la movilización se hablaba, no sólo de la continuidad de medidas de fuerza, sino también de paros por tiempo indeterminado.
El Gobierno tiene que estar dispuesto a tratar el problema de manera urgente, porque ni siquiera una propuesta superadora podría aplacar los ánimos.
Los educadores necesitan de una medida que beneficie a quienes llevan adelante su carrera docente o que están prestos a jubilarse, lo que implica un incremento en el básico. No les conviene las cifras en negro que negocian los sindicatos.
*Analista político