Por Manuel Rivas* de Diario Cuarto Poder / Tiempo de definiciones. El tiempo previo a estas Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) ha sido más virulento que la propia pandemia en cuanto al elevado tono de las disputas políticas.
Más que una “mega encuesta”
Desde hace muchos años, y a causa de las listas de unidad, las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) se habían transformado en una especie de “mega encuesta” que marcaba el rumbo de las elecciones siguientes.
Pero en esta oportunidad, las PASO definirán las internas de dos espacios de gran importancia: el oficialismo provincial y Juntos por el Cambio. Los primeros divididos en dos facciones y los segundos en tres espacios bien definidos.
Por supuesto que también se medirán las fuerzas entre los distintos espacios, pero los candidatos que resulten vencedores quizás puedan tener una buena perspectiva de cara a las elecciones provinciales de 2023, o quizás no.
La pulseada oficialista
El distanciamiento entre el gobernador, Juan Manzur, y el vicegobernador, Osvaldo Jaldo, se visualiza claramente en los espacios en los que ambos aparecen como referentes y que marcan una disputa que tiene a 2023 como fecha clave.
Desde la elección del Defensor del Pueblo, el “manzurismo” parece haber perdido toda posibilidad de reforma constitucional y, por ende, la cláusula de “reelección indefinida” con la que tanto soñó el “alperovichismo”.
El “jaldismo” no sólo se mostró contrario a esa posibilidad, sino que además marcó diferencias en varias áreas de gestión, como Educación y Seguridad, entre otros aspectos, que aglutinan, a uno y otro lado, a los seguidores de cada uno.
Un tono virulento
Los diversos mensajes, declaraciones, alocuciones y hasta aquellas “chicanas” que suelen presentarse en la dialéctica política, se enmarcaron en un enrarecido clima de confrontación y agresión, que pudo beneficiar más a uno que a otro.
En ese sentido, considero que los ataques recibidos desde el inicio por parte de Jaldo, no sólo lo habilitaron a contestar en el mismo tenor, sino que también lo fortalecieron. Ese énfasis en atacarlo lo subió al ring y le dio “músculo”.
En voz baja, dirigentes cercanos al mandatario provincial -quien no tiene la posibilidad de reelegirse- admitieron que se trató de un error importante en la campaña. Tarde reaccionaron en apuntarle a otros candidatos.
La chicana del turismo para pretextar multitudes
Supo un intendente “manzurista”, con ansias de gobernador, señalar que colectivos de otras zonas de la provincia eran los que llevaban a los seguidores de Jaldo y compañía, pero esos pretextos no se reiteraron luego en la campaña.
El “jaldismo” continuó llevando multitudes a sus actos y cosechando seguidores desencantados de la actual gestión. El cierre de campaña se dio con más de 40 mil referentes en Banda del Río Salí, un verdadero bastión.
En el “manzurismo” habían apostado por la campaña contra el covid, pero no parece ser el único problema que les interesa a los tucumanos. Lo positivo que pudiera tener la figura de Rossana Chahla contrasta con lo negativo de un eterno becado: Pablo Yedlin.
Territorio sí, territorio no
La clave parece radicar en el manejo del territorio. En ese sentido, en el “manzurismo”, la única precandidata a senadora que podría afirmar que tiene territorio es Sandra Mendoza, esposa del actual intendente de Famaillá, José “mellizo” Orellana.
La otra podría ser la precandidata a diputada, Elia Fernández, esposa de Sergio “burra” Mansilla. ¿El resto? Bien, gracias. Lo contrario ocurre por el lado del “jaldismo”, en donde Juan Antonio Ruiz Olivares y Graciela Gutiérrez son fuertes en el Oeste y Este.
Para diputados encabeza el propio Osvaldo Jaldo, le sigue Gladys Medina (fuerte en el Este) y Roque Tobías Álvarez (referente del Oeste). Todos ellos, en mayor o menor medida, manejan territorio y tienen seguidores.
De lado las encuestas
Luego de dar a conocer varias encuestas, ambos espacios dejaron de lado el énfasis en ellas. La pelea será más pareja que lo que se vaticinaba desde Casa de Gobierno y en la Legislatura sostienen que habrá triunfo del Vicegobernador.
Sea cual fuere el resultado, las variantes posibles presentan un escenario más favorable para Jaldo, teniendo en cuenta que no habrá margen para reforma constitucional y que lo parejo de la contienda no hace más que proyectar al tranqueño al 2023.
Lo importante luego del domingo será garantizar la gobernabilidad y lograr una sana convivencia que potencie los resultados de cara a las legislativas nacionales, que en este caso son una bisagra muy importante en lo provincial.
Los del cambio divididos
Por su parte, la oposición, más allá de que pregonaron que las candidaturas no eran importantes, se juegan más que la conducción del espacio y la proyección de quienes pueden ser potenciales candidatos para el 2023.
El posicionamiento del intendente capitalino, Germán Alfaro, junto a su esposa Beatriz Ávila, y con la bendición de Patricia Bullrich y diversos referentes nacionales de peso de ese espacio, profundizó las divisiones.
En las otras dos opciones asoman los binomios conformados por José Cano y Silvia Elías, y Mariano Campero y Roberto Sánchez, quienes criticaron duramente a Alfaro, pero también se dieron con “munición gruesa”.
Los testimoniales y las estructuras
Las críticas se centraron en lo “testimonial” de algunas de las candidaturas, en especial apuntadas contra los intendentes que tiene cambiemos en la provincia: Germán Alfaro (Capital), Mariano Campero (Yerba Buena) y Roberto Sánchez (Concepción).
También al manejo de grandes recursos y estructuras, además de la mezcla en las numerosas publicidades de la gestión y la campaña electoral. Entre las acusaciones, se dijo que cada cartel público tenía un costo aproximado de 150 mil pesos.
Quienes se presentaron como los hermanitos pobres en el escenario opositor fueron José Cano y Silvia Elías, además de subrayar que ellos iban por la continuidad legislativa en el Congreso de la Nación.
El que gana se lleva todo
Uno de los curiosos acuerdos realizados en Juntos por el Cambio, fue que la lista que se imponga el próximo domingo 12 de Septiembre será la que representará al espacio en las legislativas nacionales. Allí se juega conducción y proyección.
El liderazgo será importante en las filas del ex macrismo tucumano, porque quien lleve las riendas de este amplio sector de la oposición, se proyectará como potencial candidato a disputar con el oficialismo el “Sillón de Lucas Córdoba”.
La clave en este espacio será la profundidad de las heridas y el tamaño de los rencores que quedarán después de las PASO. Ante un oficialismo con fractura, la oposición no acertó a lograr la tan declamada unidad.
El resto, a superar el piso
El resto de los opositores tendrá la misión de superar el piso del 1.5% que se establece en las PASO para ganarse el derecho de participar en las legislativas nacionales ya en calidad de candidatos, tanto a senadores como diputados.
La mayoría de los precandidatos no tendría inconvenientes en superar ese objetivo. Los discursos de estos espacios estuvieron orientados a sacar ventaja, tanto de la interna en el oficialismo provincial como de los enfrentamientos en Juntos por el Cambio.
Algunos hasta se postularon como autopercibidos receptores del “voto castigo”. Ninguno de ellos repara en la gran cantidad de indecisos, que todos juntos podrían formar un propio espacio para estas elecciones. Llegaron los tiempos de definiciones.
*Director de Diario Cuarto Poder, profesor de Letras e Historia, periodista y escritor.