Un nuevo escándalo sacude a la gestión de Mariano Campero en Yerba Buena. La adquisición de doce camiones recolectores de residuos se transformó en una nueva polémica, por las irregularidades del proceso licitatorio, la diferencia en entre el costo inicial y el final y el tamaño de la caja compactadora.

“¿Qué le hace una mancha más al mecánico?”, reza una expresión popular que pinta de cuerpo entero la gestión del intendente de Yerba Buena, Mariano Campero, quien se ha visto envuelto en un nuevo escándalo en los últimos días: esta vez relacionados a la compra de camiones recolectores de residuos. Parece que Campero quiere emular al dirigente camionero Hugo Moyano, pero para seguir los pasos del sindicalista le falta mucho. Por ejemplo, Moyano comenzó cumpliendo el rol de “lechuza”, que es aquel que acompaña al chofer y se mantiene despierto en la noche para evitar que el conductor caiga en un sueño profundo y le quite la vista a la ruta. Campero se subió a un camión recolector, pero ninguno de sus funcionarios quiere oficiar de “lechuza”, porque saben que el destino del vehículo será el de chocar, como viene ocurriendo con el gobierno de la “Ciudad Jardín”. Tampoco nadie quiere estampar la firma en la documentación de la llegada de cuatro camiones recolectores que se compraron a la firma Rolcar SA, cuyo gerente y amigo personal del intendente es Luciano Mazzeo. La causa de ello es que, además de la polémica que encierra la licitación y adjudicación de la compra de doce camiones, en donde las cifras iniciales resultaron ser menores que las finales y cuyo proceso licitatorio derivó en una presentación judicial contra Campero y varios de sus funcionarios, hay un incumplimiento en lo que hace a la capacidad de la caja compactadora de residuos, que en vez de ser de 17 metros cúbicos es de 15.

Cifras que no se parecen
En cuanto a las cifras finales, que llegaron a los 38 millones de pesos, no corresponden a las fijadas en el decreto 248 elevado por el Departamento Ejecutivo y avalado por el Concejo Deliberante -cuya conformación también fue objetada ante la Justicia sin que hasta el momento se haya expedido- que da cuenta de la exacta cifra de 25.256.000 pesos.
La diferencia fue puesta de relieve por el concejal Benjamín Zelaya, quien la reflejó en su cuenta de Twitter, además de hacerse eco de algunas publicaciones de portales informativos que daban cuenta de un escándalo que ya había sido advertido por ediles que vienen solicitando, en vano, informes sobre la gestión del intendente Campero, que sigue sumando críticas y no da respuesta a ninguno de sus actos de Gobierno. Idéntica actitud tienen sus funcionarios y los concejales que le responden dentro del órgano legislativo municipal, en donde su principal espadachín, paradójicamente es el edil “ultraalperovichista” Héctor “Pilón” Aguirre.

La presentación judicial
En lo que hace a las irregularidades denunciadas ante la Justicia, formulada por la abogada Mariana Vergara, se refiere a los supuestos delitos de defraudación en contra de la administración pública; incumplimiento de los deberes de funcionario público; abuso de autoridad y falsedad ideológica, además de los que pudieran surgir como consecuencia de la investigación.
Los funcionarios de Campero no ganan para susto, porque son arrastrados a situaciones por demás incómodas, que tienen su ámbito de definición en la Justicia provincial. Si continúan las desprolijidades será una de las gestiones con más denuncias en el espacio de Cambiemos en la provincia.
Lo cierto es que los camiones, ya ploteados con el logo de la Municipalidad de Yerba Buena, no fueron recibidos por las autoridades debido al inconveniente de tamaño de la caja compactadora. La decisión de Campero de estatizar el servicio de recolección de residuos sólidos urbanos (RSU), le trae más dolores de cabeza que soluciones, pero todos ellos por su propia impericia y desprolijidad.
Quizás tenga que pasar una temporada larga al lado de Hugo Moyano, para aprender cómo la cercanía a Macri lo convirtió en un empresario de la recolección de residuos, aunque hoy no se lleven tan bien como hace varios años.

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