Una situación derivada de las escasas inversiones. La contaminación en Tucumán tiene diversas causas, pero la más fuerte ha sido la falta de interés de los industriales por realizar fuertes inversiones para el tratamiento de los residuos que genera la producción de azúcar y alcohol para cumplir con el cupo de bioetanol en las naftas.
Desde el gobierno central se ha impulsado el aumento del cupo, para garantizar una mayor productividad y, por ende, rentabilidad de las destilerías, sin embargo poco se hizo para que este crecimiento no perjudicara el equilibrio ambiental. Más que los funcionarios nacionales, tanto de la gestión anterior como de la actual, la que hizo más fue la Justicia, que comenzó a investigar, procesar y llevar a juicio a los responsables de las industrias tucumanas.
De este modo, desde hace cinco años aproximadamente, la mortandad de peces en el dique El Frontal de Termas de Río Hondo, dejó de ser noticia. Pero ello no fue producto de una iniciativa libre y asociada al cuidado del medioambiente y la aplicación de los principios del Desarrollo Sustentable, sino de las causas que se generaron debido a la negligencia de arrojar sin tratamiento alguno los desechos como la vinaza, la cachaza y las cenizas, que le quitan el oxígeno al agua y con ello la posibilidad de vida de las especies que habitan en ella.
Otra de ellas fue la condescendencia con la que siempre fueron tratados los industriales que no se apegan al cuidado ambiental por parte de la Secretaría de Medioambiente de la provincia, que se encuentra desde hace años en manos del “alperovichista” Alfredo Montalván. El funcionario fue citado por diversas cuestiones desde la Cámara Legislativa, para brindar explicaciones en los períodos en los que gobernaba José Alperovich, sin que haya acudido a dar ningún informe.
Montalván parece vocero de los industriales al expresar recientemente en un medio de comunicación escrito de la provincia: “empresas tucumanas presentaron proyectos para generar energía con biomasa y vinaza. Es el caso de Los Balcanes con el grupo Genneia, que ganaron una licitación de Renovar 2, que es un plan de energías renovables de la Nación, y en tres años estarían generando energía a partir de bagazo con vinaza concentrada. Esa energía irá a la red. Otro ejemplo: la empresa Santa Bárbara, del grupo Colombres, ha presentado un proyecto para sacar un crédito. Con ello comprarán tecnología de India para cambiar las calderas: así podrán usar bagazo con vinaza concentrada para generar vapor en la destilería. El final del túnel está muy cerca en cuanto a tecnología”.
Resulta que ahora el problema está en el fenómeno de “inversión térmica”, cuando debiera ocurrir un sinceramiento entre los industriales y el área ambiental, en torno a la falta de soluciones de fondo, en las últimas décadas. Los industriales siempre están preocupados por el auxilio del Gobierno cuando las condiciones climáticas afectan la producción de caña de azúcar o cuando se toman medidas desfavorables. En esos momentos aparecen los subsidios o los créditos blandos, para un sector que debiera devolver un poco de las grandes ganancias en tecnología que minimice los efectos de la contaminación ambiental.
Para ello no hace falta recurrir a lejanas tierras sino al material humano e intelectual que se genera en las casas de altos estudios de la provincia. El fenómeno de la contaminación y sus efectos es conocido por especialistas y hay proyectos de limpieza de efluentes que no han sido probados masivamente. Estos malos olores que han percibido miles de tucumanos pueden ser un pretexto para alcanzar esa solución.
Por lo pronto, las causas judiciales siguen siendo el principal acicate para que asomen, aunque sea lenta y tímidamente, algunas propuestas, aunque no todas puedan tener los resultados deseados.
La industria de los broches puede crecer a la sombra de la azucarera y alcoholera, teniendo en cuenta, por ejemplo, que para obtener un litro de alcohol se generan 13 litros de vinaza, un número que puede orientarnos a la superstición, pero que en realidad nos lleva a los malos olores que cada vez se hacen más insoportables.