Por Pablo Batalla* para Diario Cuarto Poder | Panqueques eran los de antes. Esa frase se podría aplicar a aquellos riquísimos panqueques que solía prepararme mi abuela con su receta secreta y que aún tengo grabados en mis papilas gustativas.
De la experiencia cotidiana a la política
Esas sensaciones siguen vivas en mi, transcurridos muchos años de mi vida y de la desaparición física de ese querido ser que supo mimarme en cumplimiento de su rol.
Sin embargo, como dice nuestro columnista estrella, Don Eduardo, este espacio está reservado para el análisis de los hechos políticos que suceden en esta comarca.
Y uno de los hechos políticos, sin duda, lo representan las declaraciones formuladas por la candidata a gobernadora del frente “Vamos Tucumán”, Silvia Elías de Pérez, quien declaró a través de las redes sociales su amor por Perón y Evita.
Un amor repentino
¿De dónde surge este repentino afecto? Ella misma le otorga esa responsabilidad a Alfredo Toscano, en los tiempos en que estaban juntos en la Legislatura provincial.
Pero sucede que, en aquellos tiempos, la actual senadora denunciaba a diestra y siniestra a cuanto peronista se le ponía enfrente, incluso a su actual compañero de espacio, Domingo Amaya, de cuyas acusaciones tuvo que desistir.
Lo hizo al confirmarse que integraría, junto a Germán Alfaro, la pata peronista del espacio de Cambiemos en nuestra provincia. Allí seguramente no había tanto amor por Perón y menos por Evita.
Silencio ante los insultos de Romano Norri
Tampoco cuando su correligionario Agustín Romano Norri se atrevió a tratar a Evita de prostituta y a burlarse de su deceso a manos del cáncer. Fue un hecho posterior a esa convivencia legislativa con Toscano.
Pero Elías de Pérez, al igual que muchos de los máximos referentes de Cambiemos en la provincia, no movieron un dedo para defender a esa persona ahora proclamada como destinataria de un amor que, a todas luces, parece oportunista.
De este modo, la coyuntura electoral, le genera la necesidad a la eternamente sonriente candidata a gobernadora, de darse un baño de peronismo, para captar la adhesión de esa porción del electorado.
Levantar la mano de Germán Alfaro
Y hasta se anima a levantarle la mano en un acto político al propio intendente Germán Alfaro, quien se quedó con el cargo que ella anhelaba en las pasadas elecciones provinciales. Ella quería ser la primera intendente mujer.
No iba a ser la primera, porque ya lo había sido la profesora Marta de Ezcurra, recientemente fallecida; pero sí podría ser la primera en serlo en elecciones directas, porque la historiadora lo había hecho interinamente.
El intercambio de figuritas entre los armadores de aquel momento, la dejaron con las manos vacías y con un rencor hacia Alfaro que ahora tiene que traducir en amor, porque necesita del caudal de votos capitalinos.
Los números no la favorecen
Hasta el momento los números no la favorecen, pese a que ya presentó a su compañero de fórmula, José Manuel Paz, un productor del campo que supo perder ante el investigado intendente tafinisto Jorge Yapura Astorga en 2015.
Si el amor por Perón y Evita fuera sincero, la senadora no debería haber tenido inconveniente alguno en colocar a su lado en la fórmula a alguien con profundas raíces en el justicialismo, como la diputada nacional Beatriz Ávila.
Pero ese amor, es sólo una declaración para el público, o para un sector de la popular. La platea, los del PRO y los radicales que se olvidaron de sus orígenes y el verdadero rol se taparon los oídos ante estas expresiones y ensayaron algunas críticas.
Su verdadero amor es por Macri
Mientras tanto, la eternamente sonriente candidata muestra su dentadura ante el tucumano que se le acerca, quizás ya con un fuerte dolor de mandíbula, para tratar de ocultar su verdadero amor por Mauricio Macri.
Después de todo él y Marcos Peña son los artífices de que ella sea la candidata a la Gobernación tucumana. Sin embargo, el manual de vuelo indica que se tiene que despegar de la gestión nacional si quiere tener alguna chance.
Es por ello que no podrá cumplir con uno de los anuncios realizados una vez conocida su candidatura, la de traer al Presidente para que ayude en la campaña.
*Lic. en Comunicación Social.