A menos de 24 horas de que el Gobierno publicase el protocolo para el aborto no punible, la Iglesia salió con dureza a cuestionar esa decisión política. “No sorprende porque el ministro González García es abortista y ya había advertido que no iba a entrar en una discusión por la ley, sino promulgar el Protocolo vía ministerio y obligar a las provincias a que se adhieran. Y así ya se instala el aborto libre en la Argentina”, expresó el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud, monseñor Alberto Bochatey.
Y agregó Bochatey: “La táctica es clarísima y era muy previsible, evitando que se genere todo tipo de discusión y un debate democrático. La ciudadanía no está a favor del aborto en la Argentina, como quedó demostrado democráticamente en el Parlamento, en 2018”.
En este contexto, el titular de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Salud además cuestionó con dureza que la Casa Rosada y puntualmente el ministro González García hubiera autorizado que las adolescentes de entre 13 y 16 años pudieran realizar una interrupción legal del embarazo sin necesidad de presentar la autorización de sus padres. “Esto es peor que la ley que quisieron promulgar en 2018, que lo aceptaba desde los 14 años”, aseguró monseñor Bochatey.
De esta manera, el Gobierno eludirá una confrontación con la Iglesia por el tema del aborto, a pesar de las duras críticas que hizo hoy el presidente de la comisión de Pastoral de la Salud del Episcopado, el obispo Alberto Bochatey, quien consideró que con el protocolo de aborto no punible “se instala el aborto libre en la Argentina”.
Bochatey consideró que la decisión del ministro de Salud, Ginés González García, “no sorprende porque (el funcionario) es abortista” y remarcó que “el protocolo es peor que la ley que quisieron promulgar en 2018”.
Ante este panorama, Fernández decidió poner un freno a la polémica desatada. Según confiaron allegados al jefe del Estado, se pidió tanto a Ginés González García como al resto del gabinete nacional no contestar a la Iglesia en este tema.
Desde la Casa Rosada señalaron que el ministro de Salud había previsto un artículo del protocolo referido a la objeción de conciencia que apuntaba a amortiguar las críticas de algunos sectores conservadores y de la Iglesia. Así fue como González García definió: “Somos respetuosos, pero no puede ser una coartada para que no se cumpla la ley. La ley respeta la objeción pero no puede quedarse sin respuesta institucional”, dijo. No habrá más debate al respecto.
Allegados al ministro de Salud afirmaron que “no hay intención del Gobierno de responder a la Iglesia y generar un debate sobre un tema que es estrictamente de protección de la salud para entrar en un debate religioso”.
También desde la Jefatura de Gabinete aclararon: “La Iglesia sabe que tenemos posiciones diferentes en algunos temas, pero que eso no implica tener malas relaciones”.
En rigor, el Presidente ya dijo a sus allegados, y lo planteará desde el lunes, día en que asumirá el nuevo secretario de Culto, Guillermo Oliveri, que “en adelante se buscará compensar el malestar de la Iglesia con una agenda positiva, enfocada en los temas sociales y en la ayuda para combatir la pobreza”. En una Argentina que tiene un 40% de niveles de pobreza, en la Casa Rosada creen que sería “un grave error” confrontar con la Iglesia, que será un aliado central en la ayuda a los sectores vulnerables.
En este sentido, el Gobierno buscará reforzar el diálogo con el presidente de la Comisión Episcopal, monseñor Oscar Ojeda, y de la Pastoral Social para apuntalar el trabajo conjunto que se espera realizar en la ayuda a los sectores desprotegidos de la Argentina.
En la Casa Rosada apuestan a reforzar el nexo que hay con el presidente de la Comisión de Pastoral Social, monseñor Jorge Lugones, que tiene muy buen vínculo con Oliveri, con el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, y con el líder del Movimiento Evita, Emilio Pérsico. Estos funcionarios de Fernández buscarán así apuntalar la “agenda positiva” en lo que hace al trabajo con los curas villeros en los barrios humildes y en el armado del Consejo contra el Hambre.
Por otra parte, el Presidente no quiere repetir una relación distante con el papa Francisco como la que tuvo Mauricio Macri. Por el contrario, apuesta a establecer puentes de diálogo con el Vaticano, más allá de las diferencias puntuales que puedan existir por el tema del aborto.