Lucas Miranda Romano, (21), detenido desde el fin de semana por ser el autor del disparo que acabó con la vida de su padre, Ramón Antonio Miranda Romano (40), fue formalmente imputado por homicidio culposo y seguirá el proceso en libertad cumpliendo con medidas de coerción de menor intensidad, al menos durante los próximos seis meses.
El hecho se desencadenó el 16 de octubre alrededor de las 2.30 en la casa de un familiar, ubicado en la localidad 7 de Abril, Burruyacu. Según expuso el auxiliar fiscal Guillermo Di Lella en una audiencia realizada el martes, esa noche Lucas estaba junto a sus tíos, Santiago y Sergio Miranda Romano, ingiriendo bebidas alcohólicas, cuando afloraron rencillas de vieja data que tenían entre los tres, situación que se descontroló y empezaron a discutir.
El resto de los familiares trató de parar la pelea, pero al ver que no era posible, llamaron a la Policía. Luego de la 0.30 los efectivos se presentaron en el inmueble y trasladaron a la dependencia policial a Sergio. Una vez que se retiraron los oficiales, Lucas, en un estado de exaltación, se dirigió hacia su casa, que quedaba a pocos metros de distancia, en busca de una escopeta de calibre 16.
Su padre, Ramón, fue detrás de él para calmarlo, quiso sacarle el arma y se produjo un forcejeo entre ambos. Fue entonces cuando la escopeta que tenía Lucas se accionó de manera accidental y efectuó un disparo que impactó en la clavícula derecha de Ramón, causándole lesiones pulmonares que le provocaron un shock hipovolémico y la muerte instantánea.
Luego del incidente, Lucas se dirigió nuevamente a la casa de sus familiares; a los minutos se presentaron los oficiales que horas antes habían mediado en la pelea entre el joven y sus tíos y procedieron a su aprehensión.
Luego de explicar el hecho, el representante de la Fiscalía de Homicidios I, a cargo de Ignacio López Bustos, le imputó a Lucas el delito de homicidio culposo. Para argumentar su acusación, Di Lella expuso las evidencias que habían recolectado hasta el momento, entre las que se encontraban los informes de Criminalística que decían que en la escena del crimen se recolectaron dos vainas servidas.
Además mencionó los testimonios tomados a los familiares de ambos y citó la declaración de una tía de Lucas en la que decía que “no es una persona violenta con sus familiares en ningún sentido; simplemente que sí bebía alcohol pero no tenía ningún tipo de conflicto con su padre”.
Finalmente, el auxiliar fiscal solicitó que Lucas sea sometido a medidas de coerción de menor intensidad, entre las que se encuentran la promesa de someterse al procedimiento, no obstaculizar la investigación, fijar y mantener un domicilio y presentarse en sede policial periódicamente, todo ello por el plazo de seis meses. El abogado defensor, Bernardo Lemme, no presentó oposición a ninguno de los requerimientos realizados por la Fiscalía, ya que entendía que estaban en una etapa incipiente de la investigación.
Justo cuando el juez Guido Buldurini estaba por exponer su resolución, se conectó Florencia Miranda Romano, la hermana del hombre fallecido y tía del imputado. El juez le explicó detalladamente lo que había sucedido en la audiencia y le consultó si quería manifestar algo al respecto. Lo primero que preguntó la mujer fue si su sobrino quedaría en libertad y dónde había conseguido un abogado.
Buldurini le indicó que una vez que terminara el zoom Lucas quedaría libre pero tendría que cumplir medidas de baja intensidad; le dijo que el abogado que lo representaba pertenecía a la defensoría oficial y le preguntó si eso le generaba miedo. Ante esta consulta, Florencia dijo que no: “quiero que venga a despedirse de su padre”.
Después de la exposición de la mujer, Buldurini anotició a las partes que accedería al pedido de la fiscalía. “Mi decisión al respecto está limitada por el pedido que hace el Ministerio Público Fiscal. Entiendo que hay elementos suficientes para hacer lugar a lo solicitado y que las medidas y el plazo lucen proporcionales al hecho por el cual la persona está siendo imputada”, concluyó.