Hubo más de 200 vuelos ilícitos en el primer cuatrimestre, tres veces más que el mismo período de 2016.
Fue el radar de la localidad formoseña de Las Lomitas el que detectó que un avioneta volaba a unos 70 kilómetros de la ciudad santiagueña de Monte Quemado sin plan de vuelo, por lo que fue declarada como “tránsito irregular”. Así, comenzó a ser perseguida por dos aviones Pampa de la Fuerza Aérea hasta que se escapó hacia Bolivia. Se presume que era uno de los más de 200 de vuelos ilegales sospechados de transportar drogas que fueron detectados en lo que va del año en la frontera Norte del país.
Justamente, la frontera Norte es la principal entrada de ingreso de estupefacientes que provienen de Bolivia y Paraguay.
Y según datos del Ministerio de Seguridad de la Nación, “en el primer cuatrimestre de 2017 se detectaron más de 200 vuelos sospechosos, tres veces más que en el mismo período del año pasado“.
La información se conoció luego de que ayer se precisara que el martes dos aviones Pampa interceptaron a una avioneta de matrícula boliviana que había ingresado ilegalmente a la Argentina.
La avioneta fue detectada por el radar ubicado en Las Lomita, Formosa, cuando estaba a 70 kilómetros al este de Monte Quemado, en Santiago del Estero. “Seis minutos más tarde, y luego de que se comprobara que el piloto en cuestión no contaba con plan de vuelo, fue declarado como un vuelo de Tránsito Aéreo Irregular y se activó el protocolo correspondiente para interceptarlo”, explicaron desde el Ministerio de Seguridad.
De inmediato, los aviones Pampa despegaron con la orden de seguir al vuelo sospechoso, acompañarlo en su trayecto e informarle que estaba en infracción para hacerlo aterrizar. Los pilotos de la aeronave desobedecieron las órdenes y cruzaron la frontera con destino a Bolivia, aunque se pudo tomar la matrícula de la nave, de quien se tomaron fotografías y videos y la identidad de su propietario.
Se trata de un Cessna 210, monomotor de color blanco con franjas azules que, por sus características tiene bajo consumo y desarrolla una gran velocidad, con una autonomía de vuelo de seis horas. Es un modelo fabricado en la década del 70, que mayormente tiene entre sus principales compradores a los países vecinos de Bolivia y Paraguay y, en este caso fue comprado a Estados Unidos en 2015 por un ciudadano boliviano.