Si bien algunos van por un viaje, otros tantos se quedan ahí, recostados en alguna esquina del infinito aeropuerto metropolitano, refugiados del frío y de los problemas del mundo exterior. Ellos entran, pero nunca salen: son los pobres que el Estado no cuida.
Meses atrás, se mostró la diaria de aquellas personas sin techo que encontraron en Aeroparque un lugar seguro para comer, asearse y descansar por la noche. A esa realidad ahora se le suma la necesidad de no quedar expuestos ante la inminente llegada del invierno. Y la mayoría se queda todo el día.
?Y la situación volvió a ponerse en evidencia esta semana, cuando una mujer, de quien se presume que está en situación de calle, llegó casi hasta la puerta de la torre de control de la terminal aérea.
En uno de los espacios del segundo piso habilitado para cargar dispositivos hay un asentamiento de personas que, junto a sus camas improvisadas y sus carpas, conviven con los pasajeros que aguardan para embarcar. Las miradas sobre ellos son inevitables, y los murmullos también.
Miguel tiene 57 años y desde hace ocho meses que vive en Aeroparque. Asegura que desde que llegó hasta ahora, la cifra de personas que comen y duermen en el aeropuerto se triplicó: “Cuando yo llegué éramos 40 o 50 personas, ahora calculo que somos cerca de 150”.
El hombre dice que el motivo que lo trajo al aeropuerto fue la imposibilidad de pagar su alquiler. “Yo tuve un subsidio habitacional por diez años, ahora tengo que presentar la factura del amparo. Hay muchas personas que no pueden alquilar y buscan hospitales por ejemplo, porque en Retiro ahora te echan. Acá te podés quedar, tirás un cartón en el piso”, cuenta.
Miguel cobra una pensión por discapacidad y antes realizaba tareas de pintura, pero dice que con eso, de todos modos, no le alcanza para nada: “Me dan 50 mil pesos. Tengo que alquilar pero me sale 60 o 70 mil. Está todo caro”.
Él comenta que estar en el aeropuerto le da seguridad de no exponerse a situaciones violentas en la calle y que, de vez en cuando, reciben asistencia social del Gobierno porteño dentro del lugar.
Solo sale para rebuscársela por comida en los comedores, y para poder bañarse:”Yo a la mañana voy a Morena, al hogar, cerca de Once. Ahí te podés duchar. En los comedores hay cosas… vas a comer, vas a desayunar, pero tenés que hacer una fila como de 150, 200 personas”.
El hombre dice que la llegada de más personas en situación de calle al aeroparque puede deberse no solo al frío, sino también al boca a boca entre quienes buscan un refugio de la noche. Miguel muchas veces los ve cuidando coches afuera.
“Somos una banda, en la noche se llena. Hay muchas más mujeres que antes, pero niños no, porque si vienen se los llevan a los hogares, se los sacan”, finaliza.
Si bien hace unos meses fuentes de Aeropuertos Argentina 2000, que tiene la concesión de Aeroparque, sostenían que había al menos 50 personas viviendo en el lugar, ahora aseguran: “Son 20 personas fijas y entre 80 y 100 más, dependiendo del día. Es probable que a mayor frío, más gente haya”.
“AA2000 tiene obligaciones de asegurar la igualdad, el libre acceso y la no discriminación en el uso de las instalaciones aeroportuarias. Carece de poder de policía en el ámbito aeroportuario, estando vedada la facultad de desalojar a estas personas”, sostienen.
En el interior de la terminal tiene jurisdicción la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Y como se trata de la Ciudad de Buenos Aires, es el Gobierno porteño el que se ocupa de la gente en situación de calle. Esta división de intereses hace que, como otros conflictos en el Newbery, también en este se vuelva complicada la resolución.
Dentro de los locales del free shop, los comerciantes son quienes ven de cerca a las personas que viven adentro del aeropuerto.
Laura atiende en Hard Rock desde hace un año y medio, y asegura que la situación se complejizó mucho en los últimos meses: “Veo mucha más gente desde que empezó el frío, en realidad desde el inicio del otoño. Ayer vimos con mi compañera que uno ya estaba con una carpita armada, un despertador y hasta un caloventor”.
La mujer cuenta que notó el aumento de personas en situación de calle cuando los vio en el patio de comidas. “A veces los ves pidiendo ahí, tanto plata como comida. Lo cierto es que a veces sí genera incomodidad, porque uno quiere tener su espacio, pero a la vez es entendible”, comenta.
Dos puestos más allá, en BA News, Marcela, que trabaja en el local hace tan solo un mes, confiesa que le sorprendió muchísimo la situación porque desconocía por completo la realidad de las personas que están viviendo allí.
“Me sacudió mucho. Hasta llegué a pensar que eran pasajeros que estaban esperando, que habían demorado algún vuelo. Me comentaron que algunos de ellos a lo mejor estaban haciendo algún tipo de tratamiento ambulatorio y por eso venían acá a pasar la noche”, señala la mujer.
Por su parte, Lucas, quien es empleado de Shop Gallery y trabaja en Aeroparque hace más de seis años, advierte que desde la vuelta de la normalidad luego de la pandemia de coronavirus se vio un crecimiento exponencial de casos de gente que duerme en el aeropuerto.
“Veo que hay mucha gente que está cómoda en estas funciones, viviendo así. Por las noches se ve pasar un asistente social que les trae una bandeja de comida a todos. Visto de un lado caritativo suena bien, visto de un lado realista es mantener el problema tapado”, destaca el empleado.
El hombre señala que la situación le genera mucha incomodidad, sobre todo en el horario nocturno. Remarca que a esa hora ya no hay tanto movimiento de pasajeros porque baja el flujo de vuelos, y que por eso es más probable que intenten ingresar a los locales a pedir.
Lucas explica que habló con autoridades para ver si se podía modificar la situación, pero le dijeron que al ser un espacio público las personas pueden permanecer.
“Es irónicamente hasta incorrecto, porque no es un espacio público. Eso sería una plaza. Acá hay empresas privadas y un pasajero está pagando un boleto de avión, y con eso también impuestos. En esos impuestos supuestamente está el cuidado, la protección del pasajero, ¿y qué cuidado le estás dando en estas condiciones?”, cuestiona el hombre.
Luego, agrega: “Volviendo al lado de la gente que vive acá, ¿qué respuesta le estás dando a ellos? Ninguna. La gente sigue estando acá, son cada vez más. Se va a poner muy complicado esto”.
fuente: clarin