Para el juez Ariel Lijo, el ex vicepresidente y dos de sus colaboradores se quedaron con dinero del Estado.
El juez federal Ariel Lijo procesó a Amado Boudou, a su ex secretario privado Héctor Romano y a su ex Jefe de Asesores en el ministerio de Economía Guido Forcieri por el delito de peculado, es decir por haberse quedado con dinero público.
Según Lijo, Boudou, Romano y Forcieri “defraudaron a la administración pública mediante la presentación de de declaraciones juradas con datos falsos y comprobantes de pago apócrifos y se quedaron con dinero del Estado nacional”. La maniobra consistió en insertar datos falsos en las declaraciones juradas de rendición de gastos correspondiente a un viaje realizado por Boudou a Francia cuando era ministro de Economía.
Entre el 17 y el 21 de febrero de 2011, el ex vicepresidente viajó a París para participar de un encuentro de ministros y presidentes de bancos centrales del G-20. Meses después del viaje, el 12 de abril de 2011, presentó la rendición de gastos eventuales de aquel periplo francés.
Por disposiciones internas del Ministerio de Economía, la máxima autoridad que encabeza una comitiva es la que recibe el dinero y tiene la obligación de rendirlo. Por eso está involucrado Boudou, quien en su indagatoria señaló que él no se ocupaba de las rendiciones de viáticos.
Quién sí se ocupaba era “Cachi” Romano que era su secretario privado. Se analizaron dos presentaciones en una causa en la que aún hay varias investigaciones similares en curso. En aquella rendición presentaron una factura por alojamiento en el Hotel Bel Ami por la suma de 9.395 euros. Lijo preguntó a las autoridades del hotel por la factura: no la reconocieron como propia, dijeron que era falsa. Desde el hotel informaron que tanto el número de las factura como el huésped (“Ministerio de Economía argentino”) y las fechas de estadía no concordaban con la información registrada en el sistema informático de la compañía.
La factura en cuestión lleva el número 83.167 y se emitió por el alojamiento desde el 17 al 21 de febrero de 2011. Pero el falsificador no prestó atención a un pequeño detalle y fechó la factura el 21 de febrero de 2010, un año antes de que se realizara el viaje. Incluso antes que se abriera el expediente para rendir los viáticos.
En esa misma rendición, Boudou-Romano presentaron una factura del intérprete Eduardo E. Kahane que había trabajado con la delegación argentina, que necesitaba a alguien que tradujera del francés al español y viceversa.
El monto rendido fue de 3.300 euros, pero cuando desde la Justicia argentina le consultaron al intérprete, admitió haber cobrado 1.900 euros y aportó sus recibos como prueba. La diferencia entre lo gastado y lo rendido es de 1.400 euros. Otro pequeño detalle: la factura rendida en Argentina estaba escrita en español, pero el intérprete del idioma francés emitía sus facturas en francés. Es decir que el falsificador se salteó un dato importante: el idioma original del traductor.
Antes de que llegara Boudou a Francia, viajó hacia París y se alojó en el mismo hotel Guido Forcieri, quien por entonces era el jefe de Gabinete de Asesores del ministerio de Economía. En su rendición de viáticos, Forcieri presentó la factura por alojamiento en el mismo Hotel Bel Ami por la suma de 6.943,23 euros.
Pero los investigadores hallaron un pequeño detalle (otro más) que los hizo sospechar: Forcieri había presentado una factura con el mismo número –83.167– que la que luego presentaron Boudou-Romano. Es decir que, según se determinó en la investigación, presentaron dos veces la falsificación de la misma factura para cobrar dos partidas diferentes de viáticos.
Forcieri rindió sus viáticos el 28 de febrero y dijo haber gastado por hotel 6.943,23 euros. Unas semanas después Boudou-Romano presentaron la misma factura pero por 9.365 euros.
Desde el Hotel Bel Ami también negaron haber extendido la factura presentada por Forcieri, en cambio informó que el ex funcionario se había alojado allí en otras ocasiones y se le habían emitido facturas con numeración diferente y valores distintos. Esa factura (por 883 euros) que el hotel admitió haber emitido a nombre de Forcieri por alojamiento en aquellos días de febrero de 2011 nunca fue presentada en la rendición de viáticos. La explicación de Forcieri en su indagatoria –en la que negó los hechos– es que esa última factura la pagó con sus propios fondos porque esa parte del viaje fue realizada sin estar en misión oficial.
Uno de los argumentos ensayados por la defensa de Romano se basó en que probablemente tanto el hotel como el intérprete evadían impuestos y entregaban facturas cuestionables. En su resolución Lijo sostuvo que “lo llamativo es que aquellos no poseen ningún tipo de relación entre sí, ni siquiera el país donde desarrollan habitualmente su actividad. Se trataría entonces de una serie de desafortunadas coincidencias que los llevaron a contratar con distintas personas que practican la evasión tributaria en distintos países. Un argumento que, a partir de las pruebas recolectadas, resulta por lo menos endeble, ya que la verdadera concurrencia se da en que fueron ellos quienes compartieron el tiempo de alojamiento en París y luego presentaron facturas con idéntica numeración que el hotel denuncia no haber expedido y luego un intérprete realiza una afirmación idéntica”.
Entre ambas facturas -la del hotel y la del intérprete- Boudou-Romano se quedaron con algo más de diez mil euros. Se le imputa a Forcieri los más de 6.000 euros de la factura. El perjuicio de la maniobra calculado hasta ahora es de algo más de 17.000 euros. Por eso el embargo dictado en la causa es de un millón de pesos.
Boudou fue procesado con prisión preventiva debido a que puede interferir en investigaciones conexas en las que está acusado por asociación ilícita y lavado de dinero por la que fue detenido por Lijo.
Fuente: Infobae