El París Saint-Germain pagó 222 millones de euros por el brasileño. Ya empezó a recuperar la inversión.
Los vértigos de la pretemporada no se le perciben en la cara. Neymar sonríe con naturalidad, como si no hubiera pasado el último mes entre viajes en avión, reuniones, discotecas, entrenamientos, partidos bien jugados, rumores, decisiones, quejas ajenas, tapas de diarios y portales por los rincones del mundo. Está en el centro de la escena en sentido literal; y también más amplio. Ofrece sus primeras palabras como jugador del París Saint-Germain, en el Auditorio del Parque de los Príncipes:
“Estoy muy feliz de unirme al PSG. Luego de mi llegada a Europa, este club se convirtió en uno de los más competitivos y de los más ambiciosos. El reto más grande, y el que me motivó a unirme a mis nuevos compañeros, es ayudar al club a ganar los títulos que los aficionados sueñan. La ambición del PSG me sedujo, así como la pasión y la energía que lo rodea”. No lo especificó, pero estaba claro: él, como todos los hinchas del nuevo rico de Europa, quieren ganar la Champions League por primera vez desde su fundación en 1970.
En las horas previas, tras el pago de los 222 millones de euros de la cláusula de rescisión, el club de la capital francesa hizo oficial el arribo. Desde entonces, París se convirtió en NeymarLand. Había gente amontonada para espiar los primeros ratitos del crack brasileño en la ciudad y en el club. Los alrededores del Parque de los Príncipes, donde Neymar posó por primera vez con la camiseta azul, parecían la antesala de un recital de una megaestrella del rock o del pop. En la tienda oficial del club, se veían colas largas y anchas de gente ansiosa en nombre de comprar la casaca más deseada. La que usará el equipo en la Ligue 1 y en la Champions cuesta 155 euros. Hay una versión más económica a 100 euros. Entre ambas, ya vendió más de diez mil camisetas en un día. Todas tienen el número diez, ese que gentilmente le cedió Javier Pastore, quien ahora utilizará la número 27.
Desde la irrupción de la Qatar Sports Investments, en 2011, el PSG ganó 16 títulos, incluida la reciente Supercopa de Francia. Todos en el ámbito local. La familia qatarí, también impulsora del Mundial de 2022, quiere dar el salto a Europa, en el gran escenario de la Champions. En las últimas temporadas tropezó en las fases de nocaut. En la edición pasada, sufrió una derrota que durará para siempre: el 1-6 en el Camp Nou, tras vencer 4-0 de local. El verdugo aquella vez fue Neymar, figura del Barcelona en los tramos decisivos de aquella serie. Ahora, será la bandera del PSG.
Esa búsqueda de expansión por parte del PSG es un retrato del fútbol mundial. También con dinero del mundo árabe (de la familia emiratí del jeque Mansour bin Zayed bin Sultan Al Nahyan), el Manchester City se sentó a la mesa de los grandes del fútbol inglés. Los chinos arribaron en Milan y en Inter: el Derby della Madonnina lo juegan ahora futbolistas contratados desde Oriente. En el nuevo escenario, parece, sólo hay lugar para las megacorporaciones del fútbol a control remoto.
En cualquier caso, lo más valioso está por suceder: ahora, frente al Amiens, el PSG debutará en la Liga de Francia. Neymar no podrá jugar por un detalle burocrático (no llegó la autorización de la Liga de España). Igual, él estará en el Parque de los Príncipes. Se conoce la próxima escena: escuchará una ovación ante las miradas del planeta.