El organismo internacional desaconsejó su consumo porque no ayudan a bajar de peso y aumentan el riesgo de diabetes tipo 2. Cuáles son los endulzantes que no recomiendan usar y por qué.
En una nueva directriz publicada ayer, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconsejó el consumo de edulcorantes. La recomendación se basa en los hallazgos de una revisión sistemática de la evidencia disponible que sugiere que el uso de edulcorantes sin azúcar (NSS por sus siglas en inglés) “no confiere ningún beneficio a largo plazo en la reducción de la grasa corporal en adultos o niños”, según el organismo.
Asimismo, los resultados de la revisión también sugieren que “puede haber posibles efectos indeseables por el uso a largo plazo de los edulcorantes sin azúcar, como un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos”.
Según hizo saber el organismo internacional, la sugerencia se aplica a todas las personas, excepto a las personas con diabetes preexistente, e “incluye todos los edulcorantes no nutritivos sintéticos y naturales o modificados que no están clasificados como azúcares que se encuentran en alimentos y bebidas manufacturados, o que se venden solos para agregarlos a alimentos y bebidas por parte de los consumidores”.
En este sentido, los productos específicos que desaconsejó la OMS son acesulfamo K, aspartamo, advantamo, ciclamatos, neotamo, sacarina, sucralosa, stevia y derivados de stevia.
Para el director de nutrición y seguridad de los alimentos de la agencia global, Francesco Branca, “la gente necesita considerar otras maneras de reducir el consumo de azúcares libres, como consumir alimentos que naturalmente contienen azúcares, como las frutas o alimentos y bebidas que no sean dulces”.
¿Cuál es el argumento detrás de la recomendación?
Consultada por Infobae sobre la reciente directriz de la OMS, la licenciada en Nutrición Romina Pereiro (MN 7722) señaló que si bien los edulcorantes no calóricos (ENC) “no sirven de manera aislada” para el tratamiento del exceso de peso, “el efecto se aprecia sólo cuando se usan en reemplazo de productos azucarados. Es el menor consumo de azúcar el que lleva a disminuir la ingesta calórica y no el consumo de ENC per se”.
Y tras destacar que “estudios con alto nivel de evidencia (ensayos clínicos aleatorizados a corto plazo) han demostrado que el reemplazo de azúcares por ENC lleva a una disminución de peso de alrededor de un kilo en adultos”, la especialista miembro titular de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) e integrante del Grupo de Trabajo de Obesidad agregó: “Estudios con menor nivel de evidencia (estudios de cohortes, a largo plazo) no han evidenciado una mejora en el peso corporal y mostraron una asociación entre el consumo de ENC algunas enfermedades crónicas no transmisibles. Estos estudios, debido a su diseño, no pueden mostrar una relación causa-efecto”.
Pereiro amplió: “Considerando que la misma OMS emitió una recomendación fuerte sobre la necesidad de disminuir el consumo de azúcares libres a menos del 10% de las calorías totales y que los ENC son una herramienta útil para reemplazar azúcares en aquellas personas que optan por consumir productos dulces, el uso de ENC como reemplazo de azúcares en el corto plazo podría seguir siendo una herramienta útil para el manejo del peso corporal, mientras se busca el objetivo final: que los pacientes puedan disminuir de a poco su predilección por los sabores dulces”.
“Hace tiempo que se viene hablando de no reemplazar el consumo de azúcar por edulcorante sino reducir el consumo de azúcar”, comenzó a explicar la licenciada en Nutrición Laura Romano (MN 5992).
“Y la causa es lo que explica esta directriz de la OMS, y está relacionada con el umbral dulce, que es la cantidad de dulce que una persona necesita para sentir el dulzor -señaló-. Cuando se tiene el umbral alto, se necesita cada vez más dulce para sentir el sabor dulce, y cuando se tiene el umbral bajo, con pocas cantidades de algo dulce, sienten el dulzor”.
¿Se deben erradicar los edulcorantes de la dieta?
“De a poco”. En esa última frase de Pereiro parece estar la clave. Se sabe que los cambios de hábitos, para que sean eficaces y sostenibles en el tiempo, deben darse de manera gradual.
En ese sentido, para la licenciada en Nutrición Ana Chezzi (MN 2245), “si una persona está acostumbrada a consumir edulcorante y necesita comer algo dulce, en principio, el objetivo sería que reduzca las cantidades y si, por ejemplo, le ponía cuatro sobres de edulcorante al café con leche, baje a dos”.
“De un día para otro es muy difícil de lograr, la desintoxicación tiene que ser progresiva”, aconsejó.
Sobre el motivo por el que ella no elije y no aconseja a sus pacientes el consumo de edulcorantes, Chezzi sostuvo: “Siempre es preferible el azúcar, que es un producto natural, que es conocido por el organismo, el cuerpo sabe cómo digerirlo y cómo usarlo (se va a almacenar en forma de glucosa y se va a gastar en la actividad física). El edulcorante en cambio es un químico desarrollado de manera artificial, que el cuerpo no reconoce como natural”.
Y si bien reconoció que “ayudan bastante en el comienzo en un plan de adelgazamiento, para por ejemplo, reemplazar la gaseosa regular por light en una persona que toda su vida tomó gaseosa”, destacó que “lo ideal es, después de a poco intentar acostumbrar al paladar a un menor consumo de dulce”.
Para Romano, “como el edulcorante es más potente que el azúcar y en general lo usan personas con sobrepeso u obesidad para reemplazar el azúcar, la primera contra es que lo usan de forma desmedida, y en el fondo, lo que esas personas están haciendo es aumentar su umbral dulce”.
Entonces lo que se ‘ahorran’ en calorías seguramente lo compensan por otro lado”, enfatizó.
“Además, cada vez hay más evidencia de que los endulzantes artificiales destruyen la microbiota y pueden generar en algunas personas una respuesta glucémica similar a la que ocurre cuando se consume azúcar en exceso”, explicó.
Según Romano, “para las personas que consumen edulcorantes en exceso el consejo es hacer una ‘limpieza’ del paladar reduciendo de a poco las cantidades hasta adaptarse al sabor menos dulce”.