Esta mujer rosarina puede “percibir el sufrimiento en las personas” y, a través de la oración y la imposición de manor, “aliviar sus heridas”.

Un día, mientras caminaba por su Rosario natal, la argentina Leda Bergonzi percibió algo dentro suyo al ver el rostro de un hombre apoyado sobre la ventanilla de un colectivo. Algo en esa imagen la llenó de una tristeza nueva, distinta a cualquier emoción que hubiera sentido antes. Desde entonces, su vida no fue la misma.

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