Moreira y Alario marcaron para el Millonario, que está con puntaje ideal en el grupo 3: tres jugados y tres ganados.
A River le sobra personalidad ganadora. No es un secreto: a su habitual calidad futbolera, que enseñan los libros de historia, le agregó una fuerza arrolladora de confianza y mentalidad copera, creadas por Marcelo Gallardo , el conductor. La sentencia va más allá de los cinco títulos internacionales que logró en los últimos tres años: lo lleva en la piel. Los tres triunfos en tres partidos en el Grupo 3, exhiben su destreza y, también, su estirpe. Anoche, en otro clásico partido copero, entre roces y pierna fuerte, con más intensidad física que juego, River venció a Emelec por 2 a 1. El valor del triunfo es mayúsculo, porque perdía desde el primer minuto.
Ayrton Preciado abrió el marcador, con una jugada de colección. Moreira, flojo en la marca, logró el 1-1 y, a diez minutos del final, Alario, el gran goleador, selló el triunfo.
La Copa Libertadores ofrece escenarios que muy pocos torneos brindan alrededor del mundo. Más allá de los vibrantes encuentros y las emociones que se reparten por doquier, a veces manchadas con hechos de violencia como el del miércoles pasado en Uruguay, los equipos deben afrontar un camino sinuoso para llegar a los más alto: intensas expediciones que incluyen largos viajes, cambios drásticos en el clima y terrenos de juego variantes, entre otras situaciones. River lo vivió en su paso por Ecuador: salió el martes último, a las 19, desde Ezeiza hacia Lima, donde el plantel pasó la noche. El miércoles viajó a las 14.50 hasta Guayaquil y terminó ingresando al Hotel Hilton Colon cerca de las 18, casi un día entero después. Algo que parece impensado, por ejemplo, para un cruce de Champions League: Barcelona tardó tan solo una hora y cinco minutos en llegar a Turín para jugar los cuartos de final.
Con la humedad y el agobiante calor -con picos de 31 grados- como dos protagonistas más, el Millonario no pudo hacer el reconocimiento de campo ni entrenarse en el estadio George Capwell debido a las malas condiciones del terreno y los temores a las sucesivas lluvias, por lo que debió conformarse con acercarse a un salón del hotel, ubicado en la ciudadela Kennedy Norte, a siete kilómetros de la cancha, para moverse y hacer algunos ejercicios físicos. El mal estado del campo de juego perjudicó al espectáculo.
Sabiendo que por la postergación del duelo con Atlético Tucumán el fin de semana podrá hacer descansar al plantel, que llegará hoy a las 18.30 a Buenos Aires tras hacer escala en Lima, y que además el próximo partido recién será en 10 días, el entrenador Marcelo Gallardo se jugó todas sus fichas en Ecuador: repitió la formación que había elegido para enfrentar a Sarmiento, con la reaparición de Leonardo Ponzio tras su ausencia ante Tigre. Y le salió de maravillas. Ya no hay dudas de cuál será el equipo que afronte los partidos cruciales. El once inicial parece salir de memoria; atrás quedaron las especulaciones sobre posibles cambios, luego de un 2016 con algunas licencias.
Pero la rotación, en algún punto, se volverá una necesidad por la cantidad de partidos que incluirá siete duelos en 21 días. Todo comenzará el domingo 7 de mayo ante Temperley en el Monumental y luego seguirá con Emelec el miércoles 10 como local, Boca el domingo 14 en la Bombonera, Melgar en Arequipa el jueves 18, Gimnasia en La Plata el domingo 21, Deportivo Independiente Medellín de local el jueves 25 -último partido de la fase de grupos de la Libertadores- y Rosario Central en Arroyito el domingo 28. Abril lo termina a lo grande. Sostenido, además, por los guantes de Augusto Batalla: otro acierto del Muñeco.
Fuente. La Nación