El equipo de Marcelo Gallardo va por el bicampeonato y el club brasileño quiere levantar el trofeo después de 38 años.
“La Gloria Eterna”, promete el cartel que usa la Conmebol para potenciar la primera final única de la Copa Libertadores de América en sus 60 años.
No exagera. Fútbol, marketing y algo más. En Lima, la sede que reemplazó a la Santiago original, se respira algo importante. Es imposible caminar por alguna calle de Miraflores o San Isidro sin ver camisetas de River o Flamengo. La organización calcula que llegaron 18 mil hinchas del equipo argentino y 30 mil del brasileño.
No hay exageración. River busca un bicampeonato que eternizará aún más a Marcelo Gallardo (especialmente) y a sus jugadores. Flamengo quiere recordar cuánto pesa esa Copa que no levanta desde hace 38 años (en los que tampoco jugó una final), cuando Zico, Junior y otros amigos lograron la única Libertadores de su historia.
Será la Gloria Eterna para alguno de los dos en el partido que comenzará este sábado a las 15, las 17 de la Argentina.
Y el marco será impactante, como corresponde: el estadio Monumental de Universitario tiene una capacidad para unas 65 mil personas. Habrá un operativo de seguridad de 10.000 efectivos policiales, además de drones y helicópteros.
El campeón, además de la gloria y el pasaje al próximo Mundial de Clubes de Qatar, mejorará sus arcas con 12 millones de dólares frescos (el subcampeón se llevará 6), llegando a un total de 19 millones.
Todo esto sería el marco. Vayamos a los cuadros. River y Flamengo. La experiencia del campeón contra la ansiedad del retador. River aparece más tranquilo, intenso en su deseo, pero con menos urgencia. La mayor presión la tiene Flamengo, podríamos pensar.
Marcelo Gallardo sigue aumentando su prestigio. Foto: Marcelo Carroll
Además, el equipo carioca de los 40 millones de hinchas llega con un presente contundente y un poderío económico casi obsceno en el marco del fútbol sudamericano. En poco tiempo repatrió de Europa a Rafinha, Filipe Luis, Gerson, Gabriel Barbosa y Bruno Henrique (estos dos con un paso previo por Santos).
Transita un momento de eficacia temible: 25 partidos invicto, casi campeón del Brasileirao. Es el equipo de moda. En esta Copa, el Mengao tiene más goles a favor (22 a 15), más remates al arco (70 a 57) y más precisión en los pases (82,70% contra 77,40%), con respecto al de Núñez.
Su imagen es más vistosa, pero la prepotencia de su juego y sus números termina cuando ve a River. Allí aparece el respeto. Jugadores y periodistas brasileños destacan la experiencia del campeón en ejercicio y su oficio en partidos decisivos.
Tal vez River pueda temer el estado de gracia en el que flotan Gabigol y Bruno Henrique, pero Flamengo teme chocar contra un especialista que logre desarticularlo. Miedo y deseo siempre viajan juntos antes de un gran acontecimiento.
El banderazo de los hinchas de River. Foto: Marcelo Carroll
¿Qué intentarán hacer los técnicos? Los dos son ofensivos, les gusta el protagonismo y son obsesivos con las tácticas. El portugués Jorge Jesús llegó a mitad de año y le cambió la mentalidad a Flamengo: logró una mayor aplicación de sus jugadores en lo defensivo y en el orden.
La clave seguramente estará en los espacios. River y Flamengo son letales cuando sus delanteros aparecen en el vacío, mucho más que con la pelota al pie. Borré y Suárez, por un lado; Gabriel Barbosa y Bruno Henrique, por el otro.
La pregunta es dónde intentará presionar River, pero está claro que la idea de Gallardo es cortar y profundizar rápidamente. Flamengo tiene buen pie en todas sus líneas, aunque no está acostumbrado a la presión alta y suele desplegar enseguida a sus laterales (Rafinha y Filipe Luis), mientras retrocede a William Arau para la salida. Allí puede estar el negocio de River. En robar y sorprender desarmada a la defensa carioca.
Otra de las claves es ganar el medio, donde Flamengo junta a los zurdos Everton Ribeiro y Gerson con los diestros William Arau y el uruguayo Giorgian de Arrascaeta. A River ya lo conocemos y repetirá el equipo de sus últimas galas. Flamengo goza de mucho capital en esa zona para alimentar a los terribles Gabigol y Bruno Henrique, a los que no conviene ofrecerles ninguna ventaja.
El buen clima en el entrenamiento de River. Foto: Marcelo Carroll
No hay que olvidar la presencia de Su Majestad el VAR. Tampoco que existe la posibilidad de alargue y penales, en caso de empate en los noventa. En ese caso, podría mostrar su impresionante currículum Diego Alves. Jugando para Valencia, atajó 24 de los 50 que le tiraron, entre ellos a Messi, Cristiano Ronaldo y Griezmann.
Tal vez sea un detalle sin peso a la hora de encontrar al campeón. Cada previa de un gran partido nos llena de preguntas y luego nos sorprende con las respuestas.
Esta vez las tendrán River y Flamengo. No hay excusas. Nos tienen que regalar una final imperdible.