Hackers envían un correo electrónico con la contraseña de esa cuenta. Amenazan con difundir fotos de la víctima mirando pornografía si no les depositan casi 3 mil dólares.
En las últimas semanas ha explotado una novedosa forma de delito tecnológico que tiene más que preocupados a los usuarios de distintos servicios de correo electrónico.
Se lo conoce como “sextorsión” y tiene como protagonistas a hackers que amenazan víctimas al azar, con la revelación de fotos, videos o información sobre su intimidad, que se obtuvieron después de un supuesto hackeo. A cambio, pueden pedir dinero y hasta favores sexuales.
“Lo primero que hay que decir es que se trata de un modus operandi novedoso, que no tenía antecedentes, ya que a la supuesta víctima le llega un mail, en cuyo asunto, aparece su contraseña, lo que lo condiciona y paraliza”, analiza Lucas Paus, especialista en seguridad informática de Eset. Paus hace foco en el factor psicológico “porque significa que un desconocido tiene tu identidad digital nada menos. Perderla o dejar de manejarla ejerce una sensación de derrumbe y peligro que produce una inmanejable paranoia”.
Sin embargo Paus descomprime la situación llevando cierta tranquilidad a los extorsionados, ya que de acuerdo al estudio de casos puntuales “los ciberdelincuentes no tienen imágenes de nadie, sino que consiguieron las contraseñas a partir de la fuga de información, años atrás, de grandes empresas como Adobe, Bitly, Linkedin, Myspace y Tumblr, de las que terminaron robando información valiosa, como usuarios, contraseñas, fechas de nacimiento que luego fueron publicadas en distintos sitios de Internet. La sextorsión es la consecuencia de esas filtraciones”.
Más de veinte personas -una en Argentina- han pagado los 2.900 dólares ante la posible humillación. “Quien paga es un poco naif y semi-instruido en la materia, ya que algo conoce sobre los delitos en el universo digital. En cambio, quien desconoce absolutamente de qué se trata esto y qué es un hacker, borra el mail y listo, a otra cosa. Es paradójico, pero tener un mínimo de conocimiento es contraproducente”, reflexiona Paus, quien insta al usuario a cambiar las contraseñas regularmente y evitar la comodidad de repetir la de siempre. “Uno corre el riesgo de perderlo todo, no es broma”.
fuente: clarín