El dinero de la corrupción K se dirigían a la calle Uruguay 1306. Hubo unas 70 entregas en esa dirección entre 2008 y 2011.
La ruta de las coimas que investiga el juez Claudio Bonadio junto al fiscal Carlos Stornelli abarca una década, durante la cual Oscar Centeno -el ex chofer de Roberto Baratta ahora convertido en imputado colaborador- dejó registro de los kilómetros recorridos -sólo el primer año realizó 748 viajes- y los puntos fijos de recaudación y entrega del dinero. En las anotaciones una dirección se reitera: Uruguay 1306, el departamento de Néstor y Cristina Kirchner en Recoleta. Según la información que se desprende de los cuadernos manuscritos y la imputación de la Justicia contra los 36 acusados, sólo entre 2008 y 2011 en ese domicilio Baratta entregó al menos 60 millones de dólares.
El sistema de recaudación de coimas que se destapó con la información volcada en ocho cuadernos escritos por Centeno y que el periodista Diego Cabot entregó a la Justicia, fue “comandado por Néstor y Cristina Kirchner”. Así, lo indica la imputación que la propia ex presidenta escuchará el 13 de agosto cuando declare en el marco de este expediente, que ya cuenta con 17 detenidos entre ex funcionarios y empresarios de la construcción y del sector energético que recibieron obras durante la anterior gestión.
Al momento de formular las acusaciones, se habló de un “mecanismo aplicado” que se desentrañó con la “bitácora del delito”, es decir, con los cuadernos escritos por el ex chofer que ya integra el programa de imputado colaborador. Las órdenes, consta en la causa de más de quince cuerpos, provenían “de Néstor Kirchner” con quien Baratta se reunía asiduamente en la Quinta de Olivos “para recibir órdenes sobre la recaudación del día”, se explica en varios de los ocho manuscritos.
La estructura -indicó el fiscal-, contó con el aporte indispensable de los empresarios, nueve de ellos detenidos. Eran los responsables de realizar “pagos en un sinnúmero de oportunidades entre 2008 y 2015” principalmente a Baratta.
De forma metódica, el cobro se iniciaba cerca del mediodía. Roberto Baratta era el principal recaudador junto a sus dos laderos: Nelson Lazarte y Hernán Gómez. En bolsos, cajas, valijas, mochilas, bolsas negras y de papel madera, se trasladaba el dinero que los empresarios entregaban en coquetos hoteles, en sedes de las firmas, en estacionamientos y subsuelos.
El ex mano derecha de Julio De Vido, era el responsable de entregar ese dinero casi a diario. Lo hacía cerca de las 20 y 20:50 a Daniel Muñóz, entonces secretario privado de Néstor Kirchner. El chofer que todo lo volcaba en sus cuadernos, lo llevaba siempre al mismo lugar: Uruguay 1306, el departamento en Recoleta de los ex presidentes.
Según la imputación al momento de referirse a “quiénes recibían los fondos ilegales”, Stornelli consignó en primer lugar a los Kirchner quienes tuvieron entre reuniones y “entregas directas”, más de quince encuentros con Baratta donde “intermedió el dinero y la especificación de instrucciones”, según indicaron fuentes judiciales.
Los números son aún mayores. Entre 2008 y 2011, hubo más de 70 entregas de dinero sólo en en el departamento de Recoleta donde reside en la actualidad, Cristina Kirchner. Utilizando diferentes vehículos, el receptor de los fondos siempre fue Daniel Muñóz y, en la mayoría de los casos, ingresaba sólo él a la propiedad.
El recorrido que meticulosamente registró Centeno desde el ministerio de Planificación o el departamento de Baratta al departamento de los Kirchner, representó una rendición de “la recaudación de cada día y a veces semanal” -explicó en sus cuadernos-, de 60.369.200 dólares.
Se desprende de la imputación realizada por el fiscal, de “sumas conjeturales” realizadas en la investigación, como también de las anotaciones realizadas por Centeno en los cuadernos. Una referencia: sólo entre el 15 de abril de 2009 y el 13 de mayo de 2010, Baratta llevó al departamento de los ex mandatarios 34.952.600 dólares.
Desde la Justicia indicaron que el cálculo total de dinero que se involucra en esta red de coimas, “podría superar los 200 millones de dólares, ya que hay muchas entregas de dinero no están consignadas con cifras sino con peso y medidas”.
fuente: clarín