¿Puede una goleada ser angustiante? ¿Puede un 4-1 dejar a los hinchas del equipo ganador con el corazón en la mano? ¿Puede un equipo que sufrió tres goles en los primeros diez minutos quedar a un pasito de conseguir el objetivo? Todo esto y mucho más ocurrió en la heroica clasificación de San Lorenzo.
Ni el hincha del Ciclón más optimista hubiese imaginado un comienzo como el que se vivió en la noche fresca del Nuevo Gasómetro. Un arranque demoledor, un primer cuarto de hora fenomenal para hacer fácil lo difícil. Para despejar las especulaciones y dar vuelta el 0-2 del partido de ida como si nada.
Aprovechando los errores infantiles de la defensa de Banfield. Y sacandole jugo a cada ataque. De arranque fue Matías Caruzzo el que metió un cabezazo ajustado (ante la pasividad de Prósperi que ni saltó) y puso el 1-0. Enseguida apareció Nicolás Blandi para coronar una hermosa jugada colectiva, en la que entraron área tocando en pared como suele verse en los compactos del Barcelona. Y el tercer grito, otra vez del goleador, llegó tras un horror de Hilario Navarro, que no pudo controlar un córner sencillo desde la izquierda y le sirvió el 3-0 a Blandi.
Increíble pero real. El equipo de Aguirre revertía antes de lo imaginado el 2-0 que Banfield atesoraba desde el choque de ida y se le escurrió en poco más de 10 minutos. El equipo de Julio Falcioni, un director técnico que suele jactarse de armar formaciones sólidas en defensa y difícil de penetrar, lucía perdido. Apenas alguna pincelada de Walter Erviti maquillaba tamaño desconcierto.
Con la ventaja, San Lorenzo bajó el ritmo. Algo lógico después de un arranque a puro vértigo. Y allí se tuvo que animar un poco más el Taladro, que primero lo tuvo con un tiro libre de Sperdutti que dio en el travesaño y después llegó al descuento con una buena proyección de Soto, que capturó la pelota en el área y definió seco, contra el palo. El 3-1 le alcanzaba al equipo visitante y cambiaba el pasaje a octavos de final.
Pero en el final de la primera parte otra vez creció el Ciclón y llegó al cuarto. De la mano de su conductor, Néstor Ortigoza, que la empaló para Cauteruccio y rompió el bloque defensivo de Banfield. El delantero completó la obra con una chilena letal. Otro golazo. Otra vez San Lorenzo se aferraba a la clasificación.
En el segundo tiempo, con viento a favor, Banfield fue superior y arrinconó a San Lorenzo. Sin muchas ideas, con Erviti como manija y la necesidad de ir en busca de un gol más, el equipo de Falcioni tuvo un par de chances de llevarse el premio grande. En la primera, Sperdutti llegó con lo justo, la punteó y la pelota dio en el palo.
Y sobre el final, a dos minutos del cierre, Emmanuel Mas le cometió un penal infantil a Brian Sarmiento. Era la gran chance para el Taladro. Pero Santiago Silva falló. Cerró los ojos, le dio con alma y vida a la derecha del arquero, que voló bien y tapó el remate.
Fue el broche de oro para un partido emocionante de principio a fin. Para una clasificación heroica de San Lorenzo, que goleó y casi se queda con las manos vacías.
En octavos de final, el equipo de Aguirre espera por el ganador del choque entre La Guaira y Emelec, que definen este miércoles en Ecuador tras el 4-2 conseguido por los venezolanos en el choque de ida.