El cuerpo del cura Oscar Juárez, de 67 años, fue encontrado con un tiro en la espalda.
Conmoción y tristeza. La Policía abrió una investigación para esclarecer las causas de la muerte del párroco de San Martín de Porres, iglesia ubicada en calle Castro Barros al 100, en esta capital. El cura fue hallado sin vida este miércoles, y no se descarta que se haya tratado de un homicidio, según informaron fuentes judiciales.
De acuerdo a lo manifestado por la Policía, alrededor de las 10, el encargado de realizar la limpieza en el templo encontró a una persona tirada en un dormitorio del lugar, sin vida. Al acercarse vio que se trataba del sacerdote y que presentaba indicios que habría sido víctima de un homicidio.
La muerte del sacerdote ocurrió durante la madrugada y habría sido asesinado con un arma de fuego tras un posible intento de robo.
En estos momentos se están desplegando todas las áreas investigativas para esclarecer las causas de la muerte. El sacerdote fue identificado como Oscar Juárez, de 67 años de edad.
Antes de estar al frente de San Martín de Porres, Juárez había estado como párroco en la ciudad Alderetes. “Era muy querido por todos”, contó una vecina de la zona.
El arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez, totalmente conmocionado, se encuentra en el templo para interiorizarse sobre lo sucedido.
El caso Viroche, un antecedente
El 5 de octubre de 2016 fue hallado muerto al cura Juan Viroche, y las investigaciones realizadas por el fiscal Diego López Ávila determinaron que se trató de un suicidio. En un principio se había informado que se habría tratado de un homicidio.
Las falsas versiones abundaron desde las primeras horas posteriores a la muerte del cura. El mismo 5 de octubre de 2016, horas después de que Viroche fuera encontrado sin vida en la parroquia Nuestra Señora del Valle de La Florida, el fiscal general federal Gustavo Gómez hizo declaraciones explosivas a la prensa. Sin estar en Tucumán y sin tener injerencia en la causa, que era manejada por la Justicia provincial en la piel de López Ávila, aseguró que el sacerdote había sido asesinado por narcos.
Una semana después llegó a Tucumán el legislador porteño Gustavo Vera. Este se anunció como enviado del Papa Francisco y consiguió que lo recibieran en la Casa de Gobierno y en Tribunales. El mensaje que traía era el mismo que había dado Gómez días atrás: que todo se trató de un crimen mafioso. Pero sus declaraciones perdieron peso cuando, tras el escándalo que desató su visita, el Vaticano negó que haya sido enviado por el Pontífice.
Pero la polémica más grande surgió de la línea sentimental que comenzó a investigar López Ávila. Tanto la Iglesia como los allegados al cura se molestaron ante la versión de que el sacerdote había estado en pareja con distintas mujeres y que una de estas aseguraba estar embarazada. Sin embargo, un tiempo después y tras realizar varias pericias, el fiscal llegó a la conclusión de que una de estas mujeres habría sido la autora de las amenazas que recibía el padre Juan en su teléfono celular.