Muchos récords deportivos podrían quebrarse en los próximos días, durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Pero a juzgar por la enorme cantidad de preservativos que se ha distribuido en la Cidade Maravilhosa, habría que crear medallas para la intensa actividad sexual que se espera.
El Ministerio de Salud de Brasil decidió enviar a Río la cifra récord de 9 millones de profilácticos, 450.000 de ellos concentrados apenas en la Villa de los Atletas, donde unos 10.500 deportistas de todo el mundo se hospedan. La cifra llevó a la prensa brasileña a resaltar que serían unos 42 condones por cada atleta para los 17 días que duran las competencias, pero hay que tener en cuenta que allí también se alojan sus oficiales técnicos, con lo que el número de residentes sube a unos 18.000.
Igual, nunca antes se habían repartido tantos preservativos ni en la ciudad ni en una villa olímpica. Para tener una idea, durante el último Carnaval se distribuyeron en todo Brasil 5 millones de condones, un millón de ellos tan sólo en Río. La provisión de profilácticos para los atletas comenzó en los Juegos de Seúl en 1988, con unos tímidos 8500 condones para 8391 deportistas que participaron; luego, en Barcelona 1992, en medio del temor global por el crecimiento de las infecciones de VIH-sida, se aumentó a 90.000; y en Londres 2012 se repartieron la hasta entonces cifra récord de 150.000 para 10.768 atletas. Ahora, aunque el número de deportistas se mantuvo más o menos igual, la cantidad de preservativos se triplicó.
¿Acaso se cree que en Río, con su tradicional imagen de ciudad sensual, se tiene más sexo? ¿O el temor al virus del zika intervino en la decisión?
“No sé si los cariocas tienen una vida sexual más activa, y no creo que los brasileños tengamos más o menos sexo que otras nacionalidades, lo que sucede es que aquí hablamos de forma muy abierta y directa de las cuestiones sexuales. La recomendación para todo el mundo es la misma, sin mensurar si es mucho o poco el sexo que se tiene: si va a tener una relación sexual casual con alguien, use preservativo”, señaló a LA NACION la doctora Adele Benzaken, directora del Departamento de Enfermedades de Transmisión Sexual, VIH-sida y Hepatitis Virales del Ministerio de Salud.
“Nuestra preocupación es por todas las enfermedades de transmisión sexual: gonorrea, clamidia, VIH, sífilis y ahora también por el riesgo de zika, ya que hay evidencia científica de que puede ser contagiado por vía sexual”, agregó Benzaken al referirse al nuevo virus, si bien resaltó que Brasil sufre una epidemia de sífilis en estos momentos por la falta de penicilina que había.
En la Villa de los Atletas, en Barra de Tijuca, muy cerca del Parque Olímpico, se instalaron 41 máquinas expendedoras de preservativos, que también pueden pedirse en la farmacia de la policlínica interna del complejo; hay 350.000 “camisinhas” masculinas, 100.000 femeninas y 175.000 saches de lubricante íntimo.
“No hay informes oficiales sobre el sexo en la villa olímpica, pero los atletas son personas jóvenes, bonitas, en excelente estado físico y el sexo es algo natural que ocurre cuando hay muchas personas juntas, sobre todo si son de diferentes culturas y países, lo que las vuelve más atractivas a los ojos del otro”, apuntó la funcionaria.
Extraoficialmente, lo que se escucha en los pasillos de la villa es que sí hay mucho sexo entre los atletas, y que a veces se suda más en actividades íntimas que durante las performances de las competencias deportivas.
“Llegué a ver personas teniendo sexo al aire libre; en el paso, entre los edificios, en cualquier lugar. Distraíamos a los agentes de seguridad con nuestras medallas y llevábamos personas para los departamentos”, contó sin tapujos la jugadora de fútbol estadounidense Hope Solo después de los últimos Juegos de Londres.
En la capital británica, la lujuria parece que era tan grande que las aplicaciones de celulares para hallar compañeros sexuales de Tinder (hétero y homosexual) y Grindr (gay) sufrieron fallas en sus servidores por la cantidad de usuarios en la villa.
En Río, por ahora, las hormonas parecen estar controladas. Pero eso no le impidió al competidor de kayak de Canadá Michael Tayler empezar a “coleccionar” condones gratuitos, como reveló a este diario uno de sus compañeros de equipo.
“¡Hay que estar siempre preparado! -respondió Tayler- Igualmente, lo que pasa en la villa, se queda en la villa; no hay que estar hablando de lo que se hace a puertas cerradas”.
Veterano de varias competencias olímpicas, el entrenador del conjunto de natación de Dinamarca, Stefan Hansen, confirmó que el sexo es una de las actividades más comunes en la Villa de los Atletas, pero recordó que también son deportistas profesionales que se han preparado toda su vida para este momento y saben muy bien sus prioridades.
“Claro que hay mucho sexo en la villa, pero sólo en el período después de las competencias; no antes cuando todo el mundo está entrenando y super concentrado en sus performances. Una vez que ya competiste ahí sí se da rienda suelta a los deseos”, dijo Hansen.
Los atletas argentinos consultados que ya han estado en otros Juegos no quisieron hablar del tema abiertamente, pero sus sonrisas cómplices confirmaron que la villa se puede volver un “sexódromo”, como la definió uno de los deportistas que requirió el anonimato.
Para la gerenta de la farmacia de la policlínica en el interior de la villa, Catia Gonçalves, la seducción es parte de los atractivos para los atletas internacionales que viven allí. “Lo importante es que estemos preparados para que la actividad sexual no afecte ni su salud ni su rendimiento. Además de los preservativos también tenemos píldora del día después, para que las mujeres puedan asegurarse de que no quedarán embarazadas. Por ahora nadie vino a pedirlas”, aseguró.
Fuente: La Nación