Los eventos sin autorización del Ministerio de Cultura de la Nación se suceden, porque la Asociación Amigos del Museo Casa de la Independencia no los pudo cancelar porque ya estaban pagados. Tampoco hay control en el destino de los recursos que generan, tanto las reuniones como la venta de entradas. Para no generar reclamos de vecinos, acotaron los horarios hasta poco más de la medianoche.
Casi como si se tratara de Cenicienta, los festejos y eventos que se realizan en el tercer patio de la Casa Histórica, que antes se extendían hasta las 3 o 4 de la madrugada, ahora exceden unos minutos de la medianoche. Sucede que, luego del pedido de informes por parte del Ministerio de Cultura de la Nación, a cargo de Pablo Avelluto, sobre los eventos que contrataban ese espacio histórico, se continuaron realizando a lo largo de la semana pasada pero sin excederse largamente en los horarios a fin de no reactivar las quejas de los vecinos.
Cabe recordar que las autoridades nacionales se habían hecho eco de la publicación, en carácter de exclusiva, de la situación por parte del Diario Cuarto Poder, a quien enviaron un comunicado oficial en el que señalaban que el evento realizado el 21 de setiembre pasado, en ocasión del 43° Congreso Argentino de Anestesiología no contaba con la correspondiente autorización. Es más, el comunicado recordaba que el mecanismo de autorización consistía en la presentación de una nota, con treinta días de anticipación, dirigida al Museo Casa Histórica de la Independencia quien elevará el pedido a la Dirección Nacional de Museos, para su evaluación y autorización por escrito.
Sin embargo, la postura de las autoridades nacionales fue obviada por la Asociación Amigos del Museo Casa de la Independencia, porque los eventos ya se encontraban acordados y, sus respectivos organizadores querían concretarlos tal cual estaba previsto. En consecuencia, en la semana que pasó se realizaron entre 5 ó 6 eventos en el tercer patio del histórico monumento.
Uno de ellos fue justamente la reunión del Congreso de Veterinarios, que tuvo lugar en la provincia y tenía como sede del lunch a la Casa Histórica. Las quejas vecinales volvieron a aparecer, ante el despliegue de mozos, comida y audio, pero a poco más de la medianoche ya no había ningún comensal. El apuro por sacar a todos los presentes, impidió que se retiraran los gacebos colocados para la ocasión.
Se espera que durante esta semana también se realicen otros eventos que ya estaban pactados para todo el mes de octubre, por lo que se descarta que los organizadores hayan podido cumplimentar el trámite de presentación de nota con 30 días de anticipación, lo que transforma al propio ministro de Cultura, en una autoridad pintada para aquellos que disponen del uso del Museo nacional más importante de la historia de los argentinos.
Recursos que se generan
La falta de controles a la realización de estos eventos, presupone que también no se pueden controlar los recursos que se generan, tanto en la organización de eventos como en el propio cobro de las entradas que pagan los turistas para ingresar a la Casa Histórica o “La Casita de Tucumán”, como gustan llamarla los habitantes cercanos al puerto de Buenos Aires.
Una jornada bien concurrida al museo tucumano puede generar entre 20 mil y 25 mil pesos en recaudación. Sin embargo, desde la cartera de Cultura nacional no se envían veedores o no se ordenan auditorías para determinar el normal funcionamiento.
Seria importante que Pablo Avelluto diera instrucciones precisas al respecto, porque se trata del patrimonio de todos los argentinos. Saber el destino de esos recursos que se generan, traerá tranquilidad y transparencia.
La actual directora del Museo Casa Histórica, Patricia Fernández Murga, cumplió con el pedido de informe emanado desde el Ministerio de Cultura, pero no puede estar ajena a la continuidad de los eventos. Tampoco su colaboradora Dilma Toconás, que es quien da a conocer a los empleados los cronogramas de realización de las reuniones en el tercer patio, en donde se encuentran los dos relieves realizados por la escultora Lola Mora, también autora de la estatua de la “Libertad” ubicada en plaza Independencia.
Por lo pronto, ya están comunicadas las reuniones que le corresponden a todo el mes de octubre, aunque no se informó si estos eventos cuentan o no con el aval de la Dirección Nacional de Museos, dependiente de la cartera de Cultura de la Nación.
Es difícil suponer que las comunicaciones demoren tanto, como en la época colonial, en la que los congresales que participaron en la declaración de la Independencia demoraron meses en llegar a nuestra provincia. De lo contrario, habrá que revisar la historia.
Los apellidos que se repiten en la “Asociación de Amigos”
El comunicado oficial emitido por el Ministerio de Cultura de la Nación, sostiene que los eventos son coordinados por la Asociación Amigos del Museo Casa de la Independencia. El parte sostiene además que la reunión del 21 de Setiembre, que generó airadas quejas de los vecinos, no fue autorizada por la Dirección Nacional de Museos. En el presente, la mencionada Asociación es presidida por Martínez Zavalía, pero tiene entre sus integrantes y colaboradores hay apellidos que se repiten, como los de las hermanas de la directora del museo, Constanza y Marta Fernández Murga. Además trabajan allí también los hijos de ésta última, Gonzalo, Facundo y Rocío García, mientras que se sumó a ellos la nuera de Marta Fernández Murga.
Sin entrar a discernir o juzgar si es conveniente la presencia de tantos parientes relacionados a la Dirección del Museo, habría que analizar cómo es el sistema de selección de quienes ingresan a prestar servicios en tan importante lugar, además de determinar la participación de las autoridades nacionales en dichas incorporaciones y la valoración de su trabajo.