“Todas las mañanas abro la librería y llego quince o veinte minutos antes por la ansiedad de que pase el camión y no me encuentre”. La que habla es Débora Yanover, librera de la emblemática Norte en Avenida Las Heras al 2200. Se refiere al éxito del momento: Sinceramente de Cristina Fernández de Kirchner. Del otro lado del teléfono cuenta lo que han significado estos últimos siete días. “Es casi el único título que vendo en toda la librería, y se vende en el día”, agrega.
No hay demasiados precedentes y, además, parece no tener techo. Según pudo saber este medio, el grupo editorial Penguin Random House —el sello que publica es Sudamericana— acaba de reimprimir 95 mil ejemplares. El número hace abrir bien grandes los ojos a cualquier especialista del mercado literario. Salió al mundo el 25 de abril con una tirada de 20 mil ejemplares, a la cual le siguieron de forma escalonada otra de 20 mil y una tercera de 24 mil. Esto era lo estipulado desde el comienzo. Sin embargo, ante la gran cantidad de pedidos y ventas en las distintas librerías del país —en muchas se agotó en apenas dos horas—, la editorial decidió reimprimir unos 60 mil.
Si eso resultaba novedoso, ahora, con estos 90 mil más, las cosas se ponen ingobernables: 214 mil libros en la calle a sólo siete días del lanzamiento.
Formato clásico, color azul francia y con el título en una manuscrita con la clara intención de emular a los cuadernos Rivadavia, el libro inundó las vidrieras. Sergio Fonzo, librero de R&R en el barrio porteño de Belgrano, asegura que, “a pesar de la situación complicada y de la baja de ventas que tenemos, se notó el ahorro de la gente en la compra de este libro. Gente que de repente hace un regalo o que juntó la plata y lo compró”.
En Hernández, una de las grandes librerías porteños, ocurre algo similar. Ecequiel Leder Kremer, su dueño, cuenta que llevan vendidos “unos 700 ejemplares, más o menos, pero el punto es que nunca nos alcanzó para satisfacer la demanda. NI bien llega se forma un cola en la librería hasta que se termina. Es una cosa insólita e inaudita porque estamos en un momento donde a la gente le cuesta llegar a fin de mes, sin embargo juntan los $599 y lo compran. Hay también quienes compran el libro entre dos o tres, como una compra cooperativa. Hay de todo”.
Y agrega: “Hay una simbología muy fuerte que trasciende al fenómeno literario en sí. Fijate que circula un PDF pero la gente lo quiere tener en papel, quiere el objeto, como si además fuera un signo de época. Hay muchas cosas que se conjugan ahí que hace que sea impresionantemente demandado”.
En el ranking semanal de ventas de Yenny y El Ateneo, Sinceramente arrasó. Se posicionó de inmediato en el primer lugar del “Top 10 General” después de Equilibro de Daniel López Rosetti, Dime, ¿quién es como Dios? La historia de la Diana II de Florencia Bonelli, Recuerdos que mienten un poco del Indio Solari y el libro Y ahora, ¿qué? de Axel Kicillof. Si bien está confirmada la presentación para el 9 de mayo en la Feria del Libro, aún no se sabe si será en la Sala Jorge Luis Borges o en la José Hernández. La pregunta es por el nivel de convocatoria: ¿qué lugar puede albergar la gran cantidad de asistentes? ¿Y las que no logren entrar y queden afuera?
El primer día la librería Norte recibió unos treinta ejemplares, luego fue aumentando y ahora le llegan entre cincuenta y sesenta. Quisiera más, porque la demanda es enorme, pero desde la editorial han decidido recortar. “Cuando queda el último se pelean —cuenta Yanover—. El otro día un señor el otro día que es cliente nuestro, que vive acá a la vuelta, se enojó porque me encargó dos y no se lo reservamos. Es que al principio reservábamos por teléfono pero después dijimos que no porque reservaban todos. Entonces este señor vino y se re enojó. Cuando se va llega justo el camión y le mando un WhatsApp para decirle. Volvió y me pidió disculpas: ‘Perdón, no sé qué me pasó, me puse re machirulo’, nos decía. No tomamos más por teléfonos. El que llega, llega”.
En R&R tampoco reservan. Es una decisión porque, aseguran, sino sería imposible. “En las últimas 48 horas vendimos entre 100 y 150. Es un montón para una librería chica y de barrio como esta”, dice Fonzo. ¿Algún caso similar? Débora Yanover piensa unos segundos y dice: “Robo para la corona de Horacio Verbitsky. Hace mucho, en 1991. Ese se vendía mucho, pero mucho es quince por día. O cuando salió el Nunca Más. Pero con el libro de Cristina es algo diferente. Acá nos preguntábamos: ¿qué se lleva el lector cuando compra este libro? Se lleva un pedazo de Cristina a su casa. Hay una cosa emotiva”. Para Fonzo es como “Harry Potter, la misma dinámica permanente”.
Los libreros agradecen este aire fresco en el desierto de la crisis económica. “Independientemente de los clientes de siempre, con Sinceramente vino gente nueva”, cuenta Fonzo, y Yanover agrega: “Hoy pude pagar las cuentas gracias al libro”. Por su parte, Leber Kremer concluye así: “Lo que nos cambió fueron los números. Es un tubo oxígeno para un paciente que está en terapia intensiva”.