Por Luis P. Monti* para Diario Cuarto Poder | Una visión analítica de la actividad periodística a partir de ejemplos puntuales en la particular mirada de Luis P. Monti, ex secretario de Redacción de Diario El Siglo.
Entre mis viejos papeles de este largo tránsito por el periodismo que la vida me puso por delante, por vocación heredada y pasión acumulada, rescaté esta mañana una nota de aquel reconocido escriba de La Nación que a los mas jóvenes nos deslumbraba con su columna “Puerto Libre” hace más de veinte años: Orlando Barone.
Sí…aquel colega que se comió callado esa humillante frase de Beatriz Sarlo: “…conmigo NO Barone…” durante un panel de periodistas militantes (6.7.8) que sin dudas no habrán leído jamás lo que pontificaba Barone con convicciones ya olvidadas.
Guardé la nota como un tesoro, incluso con el propósito de abordar, cuando tuviera oportunidad, algunas pinceladas de las motivadoras clases de ética periodística que Barone vertía en las páginas del diario de los Mitre.
Pero, cómo nos cambia la vida. Miren lo que Barone escribía hace dos décadas y lo advertía de esta manera:
“…los empresarios filantrópicos, los sindicalistas gordos y la ‘maldita’ policía empezó a tragarse al periodismo”.
“…un aire de sospecha amenaza el vínculo del periodismo con la sociedad y pone en riesgo la razón de ser de nuestro oficio”.
“…derraman populismo (algunos periodistas) bravuras fascistas, patrioterismo, untuosa afectación pública y xenofobia. Riñen entre unos y otros como estrellitas histéricas”.
“…Lobbies e intereses van queriendo corromperlos (a los periodistas) presionándolos ante el riesgo del desempleo”.
“…para no quedarse afuera del control remoto, los periodistas van adecuándose al show y gestualizan como un vendedor callejero”.
“…Las noticias viven revolcadas en un mismo lodo todas manoseadas”.
“No es el show el que invade el periodismo. Desgraciadamente es a la inversa”.
“…de los miles de periodistas registrados, la mayoría vive en forma modesta de sus sueldos o contratos. No obtiene cachets extra ni promociona disimuladamente a un candidato, un banquero, o a un lobby colmado de intereses. Pero los que se relamen y a veces se hacen notorios, son quienes engordan sentados a sus mesas. Debe reaccionar el periodismo. Yo arrojo mi modesta piedra. No escondo la mano. (Barone).
Parafraseando a Groucho Marx: “Estos son mis principios. Si no les gustan, tengo otros…”
*Periodista, ex secretario de Redacción Diario El Siglo y cofundador suplemento literario Caballo Verde.