Atravesó la cuarentena con problemas de salud porque es “bastante fatalista” cuenta la actriz en esta charla. Además en exclusiva con Teleshow, habla de la situación de Pol-Ka, opina de política y reflexiona sobre su adicción a las drogas: “Agradezco haber tocado fondo con mi mamá bardeándome y no con la muerte, un hospital o la cárcel”.

Dice que ya está resignada con la cuarentena, pero que al principio no le resultó nada fácil. “Soy bastante fatalista. Entré en shock, me agarró culebrilla y me salieron unos bultos en las tetas”, cuenta Sofía Gala, quien de a poco pudo ir haciéndose a la idea del encierro.

Desde su casa, en donde pasa el aislamiento junto a sus dos hijos –Helena y Dante– la heredera de Moria Casán cuenta que lo que más extraña es la posibilidad de elegir. “Podés salir a caminar, pero no te podés sentar en una plaza. Ir al cine. Extraño tener más el control sobre mi vida”, reflexiona.

En tiempos de pandemia, la artista se sumó a un proyecto a tono con la época: una nueva propuesta de radioteatro. El ciclo Vuelve está al aire desde el 20 de junio por AM 750, los sábados a las 23 horas, con diferentes unitarios en cada oportunidad. Gala participa de En cualquier momento, junto a Emiliano Carrazone, que se emite hoy. También son parte del proyecto Luis MachínNacha Guevara, Violeta Urtizberea y Malena Pichot, entre otros actores.

—¿Cómo está la maternidad en cuarentena?

—Es duro, es lo que más me pone en la realidad en la que estamos viviendo: ver a mis hijos encerrados, que no puedan salir, hacer la escuela por Internet. Nos llevamos muy bien, vivimos los tres solos, más allá de que mi compañero viene y está con nosotros. Todo esto lo vamos a poder racionalizar más adelante y entender qué fue lo que pasó. Ahora lo estamos atravesando.

—¿Cómo te pegó en la economía?

—Como a todos: pésimo. Tenía varios trabajos para este año y se aplazaron, se cancelaron; no se sabe. Estaba terminando dos series que se suspendieron hasta próximo aviso, y por empezar una obra de teatro. Dentro de mi lugar de comodidad, de casa y de techo, no me puedo quejar; pero me quejo igual. No seamos hipócritas: siempre hay gente que está peor. Sin embargo, todo lo que era mi vida se acabó. ¿Por qué no me voy a quejar? ¿Por qué no puedo decir que no la estoy pasando bien? Entendiendo que estoy en una buena situación en comparación a un montón de gente, es un momento difícil para todos.

—La comunidad artística, en general, la está pasando pésimo: actores, técnicos, directores. Inclusive se vive una situación muy complicada en Polka.

—En Polka nos quedaba una semana para terminar el Tigre Verón, y por supuesto, se suspendió todo. Es un momento de incertidumbre: no sé si (Polka) va a cerrar, si va a abrir otra, qué va a pasar. La última vez que hablé, en abril, me dijeron que el intento es que el Tigre Verón siga, pero ya no tengo más contrato; tendríamos que empezar todo de nuevo. Había arreglado una plata y cobré hasta donde trabajé. Yo estaba con unas especies de bolos porque menos de dos meses no te hacen contrato, creo que el mínimo es de tres. Había arreglado una plata en total. Cobré hasta donde trabajé, no cobré toda la plata. Es muy triste para todos, incluso para los directivos, supongo. Polka era una productora enorme que le daba trabajo a muchas familias. Para el actor no hay un futuro inmediato de nada. Los teatros, las grabaciones, ¿cómo se sigue con todo esto? Está bastante complicado.

—Desde lo político, ¿te gusta cómo nos están liderando en esta crisis?

—El Gobierno tiene el diario del lunes: nos llegó después que al mundo y no hay una alternativa mucho más clara que quedarnos adentro. En los lugares en los que se están abriendo las cuarentenas está habiendo rebrotes. Se hizo lo que se tiene que hacer, pero en esta situación de crisis no sé qué es lo mejor.

—Juanita Viale dijo que volvería a votar a Mauricio Macri. ¿Te sorprendió?

—No la escuché. No podemos volver más ahí, ni a ese tipo de política. Más allá de Macri, no le hace bien al pueblo. No somos un país rico, la mayoría de la gente es de clase media, media baja. Es una política que no piensa en la mayoría, me parece un poco peligroso. Juana tiene su manera de pensar, su estilo de vida y su calidad de vida. Es muy difícil juzgar y hablar de los demás, menos una persona como ella, que puede ser de la clase social que sea, pero es una mina que labura. No me sorprende, cada uno que piense y diga lo que quiera. Juana es una piba de clase acomodada y la mayoría de la gente en su lugar piensa así. Tampoco vamos a decir: “¡Oh, qué raro!”.

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—Hace poco entrevisté a tu mamá y vi mucho material de tu infancia. ¿Qué te pasa a vos cuando te ves en fotos de chiquita?

—Me enternece, pasó tanto tiempo que me enternece. Me encanta que la vean mis hijos. Hay cosas de sobreexposición que no me gustan. Las cosas que hice con mi mamá, que trabajamos, me encantan. De algún modo, son mis primeros pasos en mi profesión. Hay fotos que tenía la edad de Dante, de Helena.

—Si tu mamá quisiera llevar a trabajar a Helena con ella, ¿la dejarías?

Es peligroso exponer a un niño a lo mediático. Cuando sos chico no tenés la conciencia de lo inmenso que es ser famoso. No es solamente ir a la tele y actuar: es que te conozca todo el mundo. Lo que en un punto me pasó a mí. Una cosa es querer actuar y otra cosa, todo lo que conlleva. Todos queremos actuar cuando somos chiquitos, es parte de un juego lúdico. Me gustaría que tanto Helena como Dante crezcan y puedan realmente decidir por ellos mismos, con todos los factores en los que hay que pensar para elegir una profesión. Yo sufrí mucho el lado B de la fama. Hoy por hoy actuar es lo que me hace feliz, lo que me da de comer, pero me perseguían en dos autos cuando se estaba muriendo mi papá. Lo tuvieron que sacar del velorio porque se metían a fotografiar a mi viejo muerto. No me lo olvido más. En un montón de situaciones que eran mías, íntimas y privadas, tuve que salir a contestar porque alguien decidió meterse. No quiero que mis hijos pasen eso, y si lo pasan, quiero que lo elijan.

—¿Qué harías distinto hoy si pudieras maniobrar sobre ese recorrido?

—Cuando sos chico, ¿qué vas a hacer distinto? Me agarró de sorpresa la fama. No ser consciente de que a ese canal de televisión al que iba, no era la tía Susana (Giménez), era que te veían y te conocían millones de personas. Es hermoso el cariño de la gente, pero soy la hija y sobrina de todo el paísTodo el mundo me vio crecer, cambiar y cree que tiene derecho a opinar. Eso me parece duro. Me hubiera gustado poder elegir mi profesión y, a partir de ahí, que se me conozca. Tampoco me arrepiento de nada: soy lo que soy gracias a todo lo que me pasó, bueno y malo. La fama por la fama no me interesa. No me gusta el famoso por famoso.

—¿En algún momento te importó el cómo te veían los demás?

—Cuando mi mamá salió a hacerme una intervención pública por mi problema con las drogas, he tenido que escuchar a un montón de gente no solo opinando, porque de última una opinión la puede tener cualquiera… pero hay gente que es muy guacha y dice cualquier cosa. Cuando estás en una situación vulnerable, pesa que alguien que no conocés diga: “Esta falopera, ojalá que se muera”. ¡Dicen barbaridades! En miles de situaciones me ha pasado. No me afecta el qué dirán, pero sí la sobreexposición y que esté todo el mundo opinando sobre algo que no elegí mostrar.

—¿Te pidió disculpas tu mamá por eso?

—Sí, lo pudimos… También entendí, cuando salí de mi enfermedad, por lo que estaba pasando ella. Estaba muy asustada, yo estaba en una situación bastante borde. No me parece que sea la manera, a mí me lastimó muchísimo, pero yo también estaba haciendo cosas que no eran la manera. Con el tiempo y ya estando en otro lugar, pude curar mi enojo o alivianar porque entendí que uno hace lo que puede en esas situaciones. Ella hizo lo que pudo, lo que le salió. Mi mamá es una mujer mediática, sintió eso. En su momento, me afectó mucho. Imaginate que adicción es lo no dicho, o sea, empecé a consumir muchísimo más. Pero a los tres, cuatro meses de eso, entré en rehabilitación. Son tocadas de fondo. Agradezco que haya sido mi mamá bardeándome y no la muerte, un hospital o la cárcel. En ese momento no lo vi, pero con el tiempo sí, y tuve la fuerza y la voluntad de salir adelante, más allá de eso.

—Debe haber sido un aprendizaje enorme poder salir.

—Enorme. Estoy muy agradecida de haber atravesado eso, más allá de que significó mucho sufrimiento para mí y para mi familia. Me enseñó a crecer, aprendí qué es lo que ya no quiero. La pasás bien los primeros tres años y después es una tortura terrible; te lastimás y empezás a perder voluntad. Tengo amigos muertos y enfermos por las drogas, gente que quiero. En los grupos conocés personas que pudieron salir como vos y personas que no, que están perdidas. Me siento una afortunada de hoy poder contarla, estar bien de la cabeza y que no se me hayan quemado las neuronas.

—¿Ya es más fácil o sigue costando?

—La suerte que tuve, supongo que viéndolo a la larga es una suerte, es que me empecé a drogar para pasarla bien, (mientras) muchas personas lo hacen para anestesiar. Ahí me parece que es mucho más difícil de salir. Ahora, ¿qué te puedo decir? Odio la coca, odio lo que representa, lo que hace en las personas. Uno no se tiene que hacer el canchero nunca ni creer que ya zafó, uno es un adicto y lo va a ser toda la vida. Tenés ese tipo de compulsión, pero me siento súper lejos.

—¿Estás preparada como mamá para cuando lleguen estas charlas con Helena y con Dante?

—Sí, por supuesto. En mi casa nunca hubo tabúes, estoy dispuesta a hablar siempre. Helena ha venido conmigo a reuniones de NA (Narcóticos Anónimos) porque en ese momento no tenía con quién dejarla y ha sido parte de mi recuperación. Hay que hablar. Soy una persona que cree fervientemente que los tabúes son los que hacen que todo sea más difícil.

—En medio de la cuarentena aparecieron un montón de expresiones artísticas que se adaptan a este contexto. En tu caso, estás haciendo radioteatro. ¿El arte salva?

Salva y se adapta. El arte es una necesidad básica, como comer, tomar agua o cagar. Es muy importante la expresión artística, no solo para el actor sino para todos. La sociedad necesita algo con lo que dejar de pensar.

 

 

fuente: infobae

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