Pese a que sus familiares y su defensor aseguran que no es el autor, existe un antecedente que complicaría la situación procesal de Máximo Abraham, el principal sospechoso de haber acabado con la vida de los policías Sergio Páez González y Cristian Peralta.
En mayo pasado también se enfrentó con dos uniformados cuando lo detuvieron en un control de rutina para revisar el auto en el que se movilizaba.
En esa oportunidad, según confiaron fuentes judiciales, intentó agredir físicamente a los efectivos policiales que lograron reducirlo. Tal como indican las leyes, el sospechoso fue aprehendido y puesto a disposición de la Justicia.
Después de haber quedado imputado por atentado y resistencia a la autoridad, recuperó la libertad, ya que se trata de un delito excarcelable. La causa ya había sido elevada a juicio por la fiscalía III.
Nueve meses después de ese incidente Abraham habría vivido una situación similar. Páez y Peralta trataron de identificarlo cuando se encontraba con una mujer trans en el interior del parque 9 de Julio.
En esta oportunidad, no se resistió. Según las primeras averiguaciones, el sospechoso disparó contra los efectivos hiriendo mortalmente a Peralta y disparando cinco veces a Páez González.
En octubre Abraham, según confirmaron fuentes judiciales, en el interior del Ovni, el hotel alojamiento de propiedad de su familia, disparó dos veces a un joven, que pudo vivir para contarla. La Justicia ordenó un allanamiento en el lugar y sumó indicios para ordenar su detención el mismo día en el que se produjo el hecho.
Nunca quedó en claro que había ocurrido allí. La víctima, identificada como Walter Oscar Figueroa, dijo que era amigo de su agresor y que después de una discusión menor, le disparó con su arma sin razón alguna.
Los pesquisas no creyeron mucho en esa versión. Sospecharon en realidad que el herido podría haber sido un transa y por algún problema Abraham lo hirió. Meses después de ese hecho, Figueroa falleció por las heridas que había recibido en otro ataque que fue vinculado a una cuestión de drogas
La fiscala Adriana Reinoso Cuello investiga qué habría motivado la reacción del sospechoso. Se cree que Abraham temió que los policías podían averiguar que se encontraba prófugo. En realidad, no es sencillo conseguir esa información, ya que los hombres del servicio 911 no cuentan con ningún elemento para comprobar si el sospechoso cuenta con antecedentes. Para ello, necesitan comunicarse a la base. Dar los datos del hombre y esperar que desde otra oficina de la fuerza les informe cuál es su situación puede tardar varias horas y hasta días.
El testigo clave habría dicho que Abraham podría haber reconocido a Páez González, el uniformado que más tiempo venía custodiando esa zona de la ciudad en los móviles del 911. Si bien es cierto que el sospechoso es oriundo de La Ciudadela, su actual novia residiría en Villa 9 de Julio, lugar que también era custodiado por ese efectivo.
Pero en las últimas horas surgieron otras pistas. Si bien es cierto que saben que el joven tendría problemas de adicción, podría estar vinculado al tráfico de drogas. Siguiendo esta línea, no descartarían que la camioneta podría haber estado cargada con alguna mercadería que sería ilegal y que habría reaccionado así para evitar que se la descubrieran.
Pese a que proviene de una familia que tuvo problemas con la Justicia por proxenetismo, los investigadores prácticamente descartaron que haya formado parte de una organización que se dedicaba a regentear a las mujeres trans que ejercen la prostitución en el parque 9 de Julio.
fuente: La Gaceta